Este año, la oferta de la Semana del Arte en la Ciudad de México ha vivido una expansión inaudita, logrando establecerse con mayor firmeza como un periodo de eventos necesarios para la vida cultural de la ciudad. La desaprobación pública de muchas expresiones independientes y mayormente experimentales han provocado que sean relegadas e incluso vistas como gestos inferiores, convirtiendo en una necesidad imprescindible que haya más espacios dedicados a su promoción.
La Feria de la Acción tiene su primera edición en estos días, del 4 al 9 de febrero, tratándose de un intento por desenmascarar una de las facetas más importantes de una obra artística: el proceso de creación, normalmente eclipsado por el trabajo terminado. Durante los días que durará la feria, ésta servirá como un recinto no sólo de encuentro entre galerías y artistas de distintas disciplinas exponiendo su trabajo, ya que la labor detrás de cada obra será el punto focal de esta feria, donde el papel de los asistentes toma una relevancia mayor a sólo ser espectador, muchas piezas necesitando la interacción del público para su funcionamiento o activación.
El primer conocimiento de las piezas siempre es bastante peculiar, y ser parte del comienzo en la construcción tanto física como conceptual de las mismas instaura una curiosidad casi obligada por observar las mutaciones que cada obra tenga a lo largo de estos días. Así, la inauguración ocurre el último día de la feria, junto con otras actividades paralelas, que incluyen performance y una muestra enfocada al arte y diseño editorial. La búsqueda de resultados dependientes de la interacción entre artistas, público y espacio sin duda implementan frescura en la forma de percibir el arte.
Un concepto innovador que rompe con lo habitual, ayudando a erradicar el pensamiento común que encasilla a las expresiones artísticas actuales como algo fácil y poco profundizado, de manufacturas inmediatas excusadas bajo conceptos artísticos rebuscados e irreales. La necesidad de acercar el arte al público y no lo opuesto también ha provocado que germinen proyectos en puntos alejados del centro de la ciudad, un punto celebrado por la feria al tener como sede la Ex Fábrica de Harina, que se ha ido convirtiendo en un lugar importante para la germinación de proyectos independientes en distintos ámbitos.