Por un largo tiempo por venir se continuará diseccionando el legado, influencia y significado de Kobe Bryant. Una reacción necesaria a un acontecer tan violento e impredecible como su trágica muerte, la de su hija de apenas 13 años y siete personas más en un accidente de helicóptero.
La resonancia de esta figura en la cultura popular es más que aparente considerando sus menciones fuera de un mundo deportivo que lo reconoce como uno de los “mejores de todos los tiempos”. Su representación especialmente marcada en el mundo de la música e incluso Hollywood, siendo que también era personaje determinante en la resurrección de Los Ángeles como mecca del bigger than life.
El desmenuzar esta enorme y complicada vida, también necesariamente involucra aceptar que por más triunfos que Bryant logró, las críticas a su personalidad, en ocasiones conflictiva, y la acusación de agresión sexual de 2003 no pueden ser ignoradas.
Partiendo desde lo básico, la vida de Kobe Bryant es inherente al deporte. Un joven prodigio nacido en Philadelphia, hijo de Joe Bryant también jugador profesional de la NBA. Un talento tan evidente, que incluso saltaría sobre la formación atlética del “college” americano directamente a la NBA en 1996.
El joven de apenas de 18 años comenzaría una carrera profesional en una liga viviendo los últimos auges de su reciente y no antes visto éxito global. La petición inmediata a Bryant, sería de volverse cara de la liga.
Posterior al éxito espectacular de Michael Jordan, quién había posicionado al deporte en la visibilidad global, la NBA se encontró con un proceso de transición. El puente de Jordan, Bryant y Lebron James fue crucial en la vigencia cultural de esta liga.
Kobe se entregó a la liga como el prometedor futuro legado de Los Angeles Lakers, tras los años de gloria de Magic Johnson, y sobre todas las cosas, cargando con un carisma y dominio atlético que lo haría figura al igual de atractiva que Jordan. Un revelo improbable e indispensable.
El juego de “Black Mamba”: instinto competitivo, ética de trabajo protagonista, gracia de movimientos no antes vista y un expertise en lograr tiros complicados. Dieciocho veces All-Star de la NBA, cinco veces campeón del mundo, Most Valuable Player en 2008, ganador de dos medallas de oro con el equipo olímpico de basketball de los Estados Unidos en 2008 y 2012. La gloria regresó a los Lakers, el cautivante artistry del deporte siempre presente y el negocio de la NBA mejor que nunca.
En la cima del mundo, Bryant exhibió mesura alejando su hogar del corazón de Los Ángeles buscando concentrarse en su profesión. Llegó el mito del autodesignado apodo Black Mamba, referencia a Kill Bill y la mamba snake. Un instinto asesino y determinación superior.
Bryant diría “La mentalidad de Mamba se trata de centrarse en el proceso y confiar en el trabajo duro cuando más importa” […] “Es el mantra definitivo para el espíritu competitivo”. Más grande que la vida, la leyenda y marca de Kobe Bryant.
Trás bambalinas las historias del atleta abundan. Entre enormes elogios a su sentido siempre motivador, pero también importantes observaciones sobre su constante distanciamiento de compañeros de equipo, necedad en exigencias y su famosa “renuncia” en el juego de postemporada entre los Phoenix Suns y Los Angeles Lakers.
Comentadores expertos como Chris Broussard y Colin Cowherd, justamente este ímpetu competitivo, el detonante de la excelencia de Bryant, también como su mismo gran problema. Los últimos años de Kobe en la liga son la mejor evidencia de una estrella aislada en personalidad. Claro también contextualizados por importantes lesiones y una mala administración en los Lakers.
https://youtu.be/1r7LUySCPq4
Fuera del deporte, la vida de Bryant es representada por un verdadero interés por los negocios, un tema complicado para las superestrellas deportivas, un exitoso historial colaborativo y la dura acusación por agresión social.
Comenzando por lo polarizante y sin interés por hacer declaraciones de algo que permanece como alegación, esta acusación sería determinante en la reputación de Bryant y difícil de ignorar.
Al respecto Bryant declaró “Aunque realmente creo que este encuentro entre nosotros fue consensuado, ahora reconozco que ella no vio y no ve este incidente de la misma manera que yo. Después de meses de revisar el descubrimiento, escuchar a su abogado e incluso su testimonio en persona, ahora entiendo cómo siente que no dio su consentimiento para este encuentro”.
Terminando por lo fácil, el éxito de Bryant con su Oscar por Mejor Cortometraje Animado en Dear Basketball (2017) es una extensión de su juego “artístico” y seriedad como negociante. Además de mantener el mito vivo por medio de característicos ejercicios como “The Black Mamba” de Robert Rodriguez y Nike.
Librado del rol de jugador, Kobe lentamente ofrecería su perspectiva a una nueva generación de atletas, como embajador de la NBA y constante consultor de su cultura. El mamba de los última década, más alegre, familiar y retroalimentativo.
Solo un día después de ser superado por Lebron James en el all-time scoring list, seguido por elogios de ambas partes, la tragedia aconteció. El fin violento de Bryant, más grande que la vida misma, se siente más duro considerando lo familiar.
Colin Cowherd recalcó en su reacción del lunes, un acontecer sin explicación no debe ser explicado. La disección del mito de mamba, la complicada vida personal y el súbito corte de una vida pública parece arriesgado solucionar.