La renuncia del príncipe Harry y Meghan Markle, duque y duquesa de Sussex, como parte de la realeza británica, llegó como una noticia inesperada y enredada. Aunque su reflexión meditada y la supuesta búsqueda de una vida lejana a la pública queda clara, su consequencia y significado queda aún obscuro.
“Tenemos la intención de dar un paso atrás como miembros de la familia real y trabajar para ser financieramente independientes, mientras continuamos apoyando plenamente a Su Majestad, la Reina. Es con su aliento, particularmente en los últimos años, que nos sentimos preparados para hacer este cambio. Ahora planeamos equilibrar nuestro tiempo entre el Reino Unido y América del Norte, continuando honrando nuestro deber hacia La Reina, la Commonwealth y nuestros patrocinios” declaró la pareja en su anuncio oficial.
En este comunicado los dos puntos claves están en la búsqueda de la independencia financiera y su reubicación a Canadá. Estos argumentos justificados como decisiones por parte un “equilibrio geográfico”, a partir de la vida de Markle, además de la apertura de una entidad caritativa.
La primera lectura de esta noticia fue descrita como una consecuencia directa a la constante y agresiva relación entre la pareja real y la prensa británica. Una enmarcada por las identidades de una realeza sin camino claro en lo contemporáneo, donde Markle y Harry representaron una anomalía generacional en su vida como miembros de la familia real, además de una clara búsqueda por la privacidad.
Los precedentes a este análisis son más que claros con demandas a The Mail on Sunday de parte de Markle y comentarios del príncipe Harry sobre la constante presión que vivieron “Esta propaganda implacable tiene un costo humano, específicamente cuando es deliberadamente falsa y maliciosa, y aunque hemos seguido adelante, no puedo comenzar a describir lo doloroso que ha sido”
En respuesta la Reina Isabel II fue mesurada y con aspiración a un compromiso “Respetamos y entendemos su deseo de vivir una vida más independiente como familia sin dejar de ser una parte valiosa de la nuestra” además de reactivar la decisión de la joven pareja por “no depender de fondos públicos” declaró mientras también abogó por un periodo de transición.
Este periodo de transición traería la discusión sobre los distintos acercamientos a esta desprendimiento de la familia real, además de a qué propiedades y privilegios Harry y Markle renuncian, y en su caso si alguno aún es legalmente debido.
Aquí es donde mucho del análisis se ha enfocado en la alegada percepción real del individualismo en la realeza como una castigado, además de una aparente indignación al no ser consultados previamente en la decisión.
En este sentido, la legalidad marcada por la realeza aún se torna más extraño. Algo mejor ejemplificado por las realizaciones respecto a la custodia que la reina podría apelar sobre l Archie, el hijo de la pareja.
“La legislación fue aprobada durante el reinado de George I. Era conocida como la Gran Opinión para la Prerrogativa de la Familia Real y se refería al control del rey sobre la educación, la crianza y el matrimonio de sus nietos. Lo hizo porque tenía una relación muy mala con su hijo, el futuro rey Jorge II, por lo que se aprobó esta ley que significaba que el rey era el guardián de sus nietos” explicó la experta Marlene Koenig.
Dentro del tema financiero, la especulación abunda. Para David McClure, experto en finanzas reales, la segunda lectura es simplemente “No tiene precedentes. Estamos entrando en un territorio totalmente nuevo en este asunto “.
Al momento, la estructura de la realeza británica no permite a ningún miembro otro tipo de ingresos, incluso ser beneficiarios de trabajo de caridad. Algo que en realidad no sucede con distintos ejemplos de miembros reales lucrando por medio de su participación mediática o incluso ejercer labores profesionales.
En el caso del futuro de Harry y Markle, para McClure fuera del financiamiento público al que renunció la pareja, hay mucho dinero familiar y fiduciario, además de sus conexiones personales que sostendrán su patrimonio.
Por parte de la familia real, incluso se espera que los viajes oficiales, residencias como Frogmore Cottage y la seguridad sigan siendo gastos considerados de parte de la realeza para Harry y Markle. Aquí es donde el tema de su renuncia en pro de “independencia financiera” se torna en un tema de discusión legal y pragmática. Incluso se espera que Canadá pudiera ofrecer seguridad gubernamental a los antiguos duque y duquesa.
Respecto a la indagación sobre sus una nueva labor profesional, McClure resalta que cualquier especulación actual que sugiere el negocio a través del “acceso” a sus figuras es lejano a la realidad considerando la problemática de la pareja con la vida pública además de la posible percepción negativa de la familia real.
De esta manera la posibilidad más realista podría estar en que la pareja encuentre su futuro en el precedente de su trabajo filantrópico mientras define su “target” como descrito por McClure.