Poco antes del lanzamiento de Sunbather (2013), las mentes detrás de Deafheaven vivían en una camioneta compartida a la cual estacionaban en las calles de San Francisco, California. El vocalista George Clarke y el guitarrista Kerry McCoy se habían conocido poco antes, mientras estudiaban la preparatoria, uniéndose por un amor a la música de todos los géneros y a las drogas. Durante meses ahorraron todo el dinero que no gastaban en dealers para rentar un estudio cercano y grabar su segundo álbum de estudio, el cual terminó por definir a la década en el metal, dejando una huella en el género que nunca va a ser borrada.
Ellos llegaron con una mezcla de sonoridades extravagante con los guturales opresivos del black-metal, siempre en su centro, pero lleno de adornos que derivan de guitarras repletas de feedback, con influencias evidentes del shoegaze más atmosférico; paisajes instrumentales limpios, largos y a constante up-tempo que derivan del post-rock más sofisticado; melodías a piano que presentan los tintes melancólicos de la música romance; y además, detalles a modo de coros góspel, arpegios del rock alternativo y hasta sintetizadores synth-pop.
Una mezcla cercana a lo que ya habían experimentado agrupaciones de principios del siglo, como Alcest o Wolves in the Throne Room, pero con un ajuste que fue muy importante para otorgar de un nuevo sentimiento y de un nuevo público a la mezcla: Un discurso basado en el romance y alejado de los convencionalismos masculinos del público metalero. Una postura que se ve mejor representada en la carátula de Sunbather (2013) con sus letras minimalistas color hueso sobre un rosado brillante.
Es un material lleno de ambivalencias, de momentos obscuros regidos por gritos guturales, densas guitarras y baterías que no se quedan quietas con un fondo en donde siempre está presente un fino arpegio de guitarra, una secuencia preciosa de notas en piano o unos coros angelicales que cuando salen a la luz entregan momentos melódicos llenos de paz. Es la luz contenida dentro del completo desastre, es llegar a tu casa tras tener que introducirte en un túnel lleno de obscuridad y suciedad, es buscar lo más hermoso de la vida dentro de la imperfección del mundo.
Cuando salió a la venta este material, la Internet explotó en sus diversos foros. La comunidad que hace del metal su principal fuente de consumo musical repudió a la agrupación, acusándolos de haberse apropiado de un género escandinavo cuyo principal propósito había sido la evangelización con respecto al odinismo, rebajándolo a una expresión mundana con detalles que muestran la fragilidad emocional de sus compositores. Por otro lado, la crítica especializada y el público de la música alternativa abrazó a Sunbather (2013) como el inicio de una nueva era no solo para el metal, si no también para la música popular.
Pitchfork se inclinó en halagos al trabajo compositivo del material, llegando a llamarlo una obra repleta de genialidad, pronto se convirtió en la nueva banda consentida de la plataforma. Poco después, el sistema que recopila críticas Metacritic, declaró que había sido el material mejor criticado del año, con un impresionante 92% de aclamación, siendo el único álbum de metal que logra tal hazaña, manteniéndose hasta hoy en día como el séptimo disco mejor calificado en la historia del portal.
No era para menos, la música sí resultaba refrescante, pero lo mejor que tenía el material era la brillantes e intensidad con la cual se narraba una historia de soledad repleta de drogas y de sentimientos suicidas. Pese a todo, lo que comunica Deafheaven siempre se ha sentido romántico. Los relatos de George Clarke terminan con una líneas de amor a una pasada amada, al mundo o a la vida y cuando las melodías de Kevin McCoy salen a la luz de entre tanto grito y violencia sonora, se muestran varios de los paisajes más hermosos que se han compuesto en la presente década.
Por otro lado, las líricas compuestas por Clarke son sinceras y reveladoras. Sunbather (2013) trata sobre las ilusiones de poder salir de un estado de pobreza y obtener, al escalar socialmente con su trabajo en la música, el respeto y amor que le falta a su vida. Todo bajo un lente intelectual que hace uso de figuras religiosas, libros clásicos y mitos que todos tenemos interiorizados.