Tras poco menos de una década de perfeccionar su sonido y discurso, IDLES lanzó Joy As An Act Of Resistance (2018) como uno de los materiales más aclamados de la década. Enfocados en cuestionar sus propios privilegios, el quinteto de Brixtol entregó en su segundo álbum a un material repleto de himnos dirigidos a resolver las mayores complejidades políticas que atraviesa Inglaterra y el mundo en el presente. Todo con líneas directas, sobre un noise-punk violento que golpea tan fuerte como su mensaje a favor del amor y la aceptación con los otros y con uno mismo.
Ellos se formaron en el 2009 como un proyecto de post-punk con un sonido similar al que ya habían explorado agrupaciones como Interpol en el pasado, convirtiéndose con el paso del tiempo en una de las agrupaciones más intensas de la actualidad, con líneas de guitarra expresivas y un ritmo cardiaco en cada una de sus canciones. Sin embargo, ese es posiblemente su cambio menos relevante, puesto que con la madurez musical de la banda, también llegó la madurez lírica de su vocalista Joe Talbot, quien ahora rige como una de las voces contestatarias más importantes que nos ha dado la industria musical inglesa en toda su historia.
Del amor que se le tiene que dar a los migrantes en ‘Danny Nedelko’ a la aceptación de la vulnerabilidad en el clásico instantáneo contra la masculinidad tóxica ‘Samaritans’, la agrupación se distingue del resto por cargar una bandera que busca favorecer a las luchas sociales, a favor de la evolución del pensamiento retrógrada que nos ha arrastrado a los gobiernos de ultra-derecha que gobiernan ahora mismo en los principales países del mundo. Hasta ahora, su mensaje ha funcionado, pues sus dos materiales de estudio siguen siendo punto de referencia para los estudios alrededor de feminismo.
Además, se muestra como el protagonista de una colección de proyectos punk que han tomado las listas de éxitos del Reino Unido a lo largo del último par de años con un mensaje similar, una reacción directa al Brextit con proyectos como Fountains D.C, Shame, e incluso el cantante de grime Slowhtai. Ellos no hubieran existido ni conseguido el éxito que hoy presumen si no hubiera sido por Joy As An Act Of Resistance (2018).
En su momento, algunos medios musicales lo coronaron como el mejor álbum del 2018, llamando a IDLES como “la única banda que importa” y a su material como “el álbum más relevante de la década en Inglaterra”, de acuerdo a The Guardian y Drowned In Sound respectivamente. Ellos no estaban equivocados, al igual que el resto de las reseñas que colocaron a este quinteto de treinteañeros en lo más alto de la industria musical europea, sus líneas llenas de catarsis solo han incrementado su relevancia a lo largo de este año y medio, con el ingreso de Boris Johnson a la silla del Primer Ministro y con el odio que dirigen los gobiernos occidentales a los migrantes de todo el mundo.
IDLES es esa banda que vieron más de veinte mil personas sobre el segundo escenario más importante del Festival Glastonbury, con el guitarrista entre el público, usando solo unos boxers, dirigiendo gritos violentos tras finalizar la interpretación de la carta a favor del respeto a las familias migrantes de ‘Naddy Nedelko’, mientras el vocalista lloraba en el escenario por la emoción, siendo después alcanzado por su esposa y su hijo en brazos. Un abrazo que compartieron frente al festival más importante del mundo, con todas las cámaras encima, que dice: está bien llorar, está bien ser frágil mientras digas lo que creas y luches por el bien social más grande. Ese momento se viralizó, quedó como la postal más importante del evento y se dirige a convertirse en una anécdota histórica para la música popular.
Es justo ese mensaje el que más ha resonado con su audiencia, específicamente varonil, puesto que IDLES se levantó como el primer proyecto musical que llega al mainstream en integrar aquellas críticas feministas al hombre dentro de su discurso. No se trata de una colección de canciones que hablan sobre la mujer o que señalen a los hombres como los culpables de todo lo malo, pero sí es un material en el cual sus creadores se enfrentan a cuestionar sus propios privilegios, atacando los elementos del machismo que hieren al propio hombre.
La lucha verdaderamente feminista de parte de los hombres se puede puede resumir a la perfección en la genial ‘Samaritans’, una pieza en la cual Joe Talbot toma la personalidad de dos personas completamente distintas. Una es la del patriarcado, aquel maestro que te obliga a retener tus emociones, en la introducción de la pieza con una serie de líneas que ejemplifican las reglas que un hombre tiene que seguir bajo esta ideología. El propio vocalista las responde declarando que “la máscara de la masculinidad me está consumiendo, pero soy un niño verdadero que quiere llorar, me amo a mí mismo y quiero intentarlo”, dándose pie a romper con los esquemas patriarcales para lograr su propia expresión. Al finalizar la pieza, el vocalista toma prestada una frase de Katy Perry y la convierte a su opuesto en el grito “I KISSED A BOY AND I LIKED IT”, rompiendo con el morbo sexual heteronormativo hacia el lesbianismo y encontrando catarsis en la aceptación a la homosexualidad masculina.
Esto último es algo de lo que hace a IDLES tan especial, puesto que sus canciones están repletas a guiños a la cultura popular que les precede, con frases tóxicas tomadas de intérpretes que van desde Nancy Sinatra a Kurt Cobain para transformarlas en elementos que le agregan un gran poder a su visión del mundo. Finalmente, la agrupación está luchando por un espacio más justo, incluso para ellos mismos. Joy As An Act Of Resistance (2018) es el ejemplo a seguir que necesitábamos con urgencia en esta década.