Baby Llama King Of Drama es una marca de ropa que dedica su tiempo a una función muy particular: destruir logos de bandas musicales consagradas, integrándoles elementos de proyectos que cambian su significado por completo.
En una era en la cual algunos intérpretes se han convertido en figuras casi religiosas para los círculos sociales que basan su identidad en la música que escuchan, esta propuesta mexicana modifica sus elementos más significativos en un discurso que pide por una mayor apertura en el consumo cultural relacionando marcas como Black Flag, Sex Pistols, Nirvana, Oasis, Iron Maiden, y Bad Brains, entre otros, con Bad Bunny, J Balvin, Ozuna, Daddy Yankee, Selena, El General, Celia Cruz, y más.
El proyecto fue idea de Camilo Alonso, un diseñador que tuvo ganas de “molestar a los rockeros ortodoxos”. De acuerdo a él, mientras estudiaba la preparatoria sentía que el reggaetón debía de ser un gusto culposo, razón por la cual “llevaba playeras de Rancid o de Joy Division, pero en mis audífonos iba escuchando a Don Omar”. Fue varios años después que se dio cuenta de lo genial que resultaría el tener parches parecidos a los de las bandas de metal, pero sobre Arcangel o Farruko.
Los símbolos musicales están intrínsecamente relacionados con la identidad de quien los escucha, por eso es que colocar a dos proyectos que pertenecen al interés de sociedades distintas se puede considerar en un acto contra-cultural que obliga al ejercicio del diálogo y de la relación del uno con el otro. Para Camilo, es importante cuestionarse en dónde está la contracultura de los símbolos que utiliza, porque hoy en día es sencillo “encontrarse playeras de Sex Pistols en Sara o Bershka y ahí nadie hace pedo, sus logos terminan siendo solo una marca”.
Además de las playeras y los stickers, con cada compra, Baby Llama King Of Drama regala uno de dos manifiestos, textos de un par de cuartillas en los cuales explica el por qué hacen una amalgama cultural tan chocante.
En el primero afirman que “el rock y todos sus subgéneros pertenecían a algo llamado contracultura porque eran parte de una respuesta inmediata a la sociedad y sus estatutos implantados, a veces resistencia consciente a veces inconsciente”, cosa que se expande, exponiendo que dentro de estos decretos a burlar “estaban los símbolos y logos”. De hecho, si se busca un poco del origen del logo de Nirvana, una versión dice que este mismo era una mofa al arte de Guns n Roses.
Hoy en día, ex-integrantes de bandas icónicas como Black Flag se demandan por ver quien se queda los derechos del logotipo y nombre, mientras Metallica pone su logo en productos solo para aumentar el costo y se resisten a aceptar que con Cliff Burton murió el proyecto. Para una gran cantidad de bandas, el símbolo ya no significa ni al trabajo realizado dentro de su carrera, ni a la ideología con la cual se fundó su proyecto.