#WARPPresenta: Entrevista con David Lovering, el mago detrás de Pixies

// Por: Oscar Adame

jue 11 julio, 2019

Cuando Pixies se separó en 1993, el proyecto aun se encontraba como una curiosidad de las radios universitarias. Fuente de la enemistad entre el vocalista Black Francis y la bajista Kim Deal, el rompimiento dejó al mundo con cuatro álbumes de estudio que se diferenciaron del resto gracias a su visión libre, evidenciada de forma literal en sus líricas influenciadas en el surrealismo español, cargando con un romanticismo único e ironía. 

Por otro lado, su música era única hasta ese momento. Contrario a los artistas que les precedieron, la banda decidió crear piezas que crean tensión en sus versos, lentos, que guían con paciencia al momento catártico que son sus caóticos coros up-tempo, repletos de gritos y guitarras llenas de efectos. Este cambio en la estructura de la canción pop tradicional hizo que previo a su regreso, en el 2004, su trabajo creciera exponencialmente en su influencia y popularidad, llevando a la banda a ser considerada como una leyenda precursora de cualquier género alternativo que les haya sucedido.

Pese a que las guitarras expresivas de Joey Santiago y el pulsante bajo de Kim Deal siempre se mantuvieron en el primer plano de sus canciones, acompañando a la voz de Francis, la verdadera base de estos cambios que fueron descritos como ‘bipolares’ deviene del mago David Lovering, quien ha fungido como el baterista de Pixies desde su fundación y que en sus tiempos libres se desempeña como el acto principal en una serie de actos de magia. 

Hablamos con él sobre una de las pocas canciones en las cuales se le acredita como único autor dentro de la discografía de la banda ‘Make Believe’, pieza creada gracias a su obsesión con la cantante pop Debbie Gibson. También nos relató los mayores cambios en la historia de Pixies y del seguir representando a la juventud, aun teniendo un proyecto con más de 30 años de carrera. 

Un amor juvenil

He leído que compusiste una canción titulada ‘Make Believe’, basándote en tu obsesión por la cantante Debbie Gibson. ¿Sigues obsesionado con ella?

Jajaja. Oh no, creo que me voy a derretir. Creo que he crecido un poco desde mi obsesión con ella. Ha pasado tanto tiempo, que ya había olvidado mi largo y pasional amor por Debbie. 

¿Cómo fue tu crush con esta cantante en tus años juveniles? Me gustaría saber más de esto porque me siento muy identificado, yo estoy obsesionado con Avril Lavigne. 

Lo entiendo jaja. En el pasado, cuando ella era popular, creo que nos veíamos como la banda joven que podía reírse de algo como eso. Cuando Charles llegó, me dijo que quería que yo la cantara porque tenía la idea de que trataba sobre Debbie Gibson. Eso es en lo que se transformó, en una canción sobre mi fascinación por ella. 

¿Sabes si ella ha escuchado esta canción o nah?

Ohh, Debbie Gibson la escuchó. Lo hizo. Oh por Dios. Creo que fue cinco o seis años después de su publicación, cuando recibí una carta escrita a mano de su parte. Ella dijo que la había escuchado. Era como una carta de amor de broma. Fue muy divertido, disfruté mucho tenerla jaja. 

También he escuchado que eres un mago profesional. ¿Ves alguna correlación entre aquella profesión y el estar en una banda como Pixies?

Bueno, es interesante. Una conexión es que si tuviera tarjetas de negocios que dijeran ‘musician’, podría intercambiar la ‘u’ por una ‘a’ y la ‘s’ por una ‘g’ y diría ‘magician’, en caso de que Pixies volviera a desintegrarse. Es difícil, cuando haces magia creas un arte que es maravilloso, algo que creo que también se crea cuando vas a un show y tocas la batería. Eso es lo más que veo como una conexión entre ambas. 

Desde que regresaron, se han caracterizado por ser muy serios sobre el escenario y creo que es algo que les agrega mucho y de lo cual sé que son conscientes. Incluso despidieron a una bajista porque se lanzó a hacer crowd-surfing y “los Pixies no hacen eso”. 

Creo que por el momento en el que estamos y por lo que se ha convertido nuestro show a lo largo de los años, somos una banda que se priva a solo trabajar en hacer bien la música. Eso es todo. No estamos ahí para hablar o jugar con la audiencia. Así que ya sabemos cuál canción será la primera que tocaremos noventa minutos antes de subir al escenario. Tenemos un setlist con todas las piezas, las vamos tachando, una a una hasta el fin. Eso es lo que hacemos y es lo que hemos hecho desde hace tiempo.

Nos hemos hecho muy buenos en ello, mantenemos una gran tensión entre canciones y muchas de las veces sabemos justo cuáles son las selecciones correctas. Eso es un reto y hacer interesante a cada concierto que damos porque cada vez que nos paramos sobre un escenario las canciones son distintas. Tenemos un catálogo de entre 60 y 70 canciones, de las cuales podemos elegir fácilmente 50 para elegir y tocar. Así que eso cambia y lo que quiero que la audiencia entienda Oscar es que no somos antisociales ni mamones, esto es lo que hacemos, solo tocamos música. Eso es todo. Es a lo que nos aferramos. 

Creo que tras tocar por treinta años, nos hemos convertido en músicos muy capaces. Lo hemos hecho por tanto tiempo que creemos que sabemos del arte espacial y todo lo que necesitamos. Ese claro que no es el caso jajaja, pero sentimos que podemos hacerlo. El show que hemos creado nos permite que suceda lo que suceda, podemos manejarlo. Eso solo se obtiene tras años de tocar. Es difícil llegar a una idea fuera de la caja y creo que podemos hacerlo. 

Creo que una de las cosas que relacionan a los Pixies con México es su influencia en el surrealismo español. Ustedes han hecho canciones que son en español y me gustaría saber en qué pensaste al haberte integrado a esta banda, cuando Black Francis llegó y les presentó estas canciones, en un idioma extraño.

Claro. Creo que tan solo al escuchar la música sin haberme dado cuenta de que las líricas estaban en español, la primera vez que me las presentó mi reacción fue de -woooah, ¿qué es esto?-. Porque venía de escuchar muchas cosas alternativas new-wave, eran cosas muy distintas. Me llamó mucho la atención por ello, pero ahora creo que es un lugar común al estar en una banda. En ese tiempo era tan distinto, era algo que sabía que me gustaba y que me podía representar. Fue distinto y muy bueno. 

Acaban de estrenar el primer episodio de su podcast Part Is Prologue y el comunicado de prensa dice que trata sobre “el camino de Pixies, pero centrado a su música actual”. ¿Cuál crees que sea la mayor diferencia entre los Pixies de los años 80 y los Pixies de 2019?

Ohh wow. Definitivamente somos más profesionales respecto a la forma en cómo tocamos y presentamos nuestro show. Somos mucho más, no es que sea algo que no hayamos sido en el pasado, pero hemos llegado a un punto en el cual apreciamos que nos hayan dado una segunda oportunidad y queremos ser los mejores en lo que podemos. Somos mayores y tenemos más ideas de lo qué estamos haciendo. Las diferencias es que somos mayores y tocamos mejor. 

Si tuvieras que describir tu próximo álbum, ¿cómo lo harías? 

Cougar Disco jajajaja. Cuando estábamos jugando en el estudio nos encontramos con muchos instrumentos y nos forzamos a ser una banda que puede ser muy joven, así que nos dijimos que teníamos que hacer una canción ‘Cougar Disco’. Conseguí muchos sintetizadores, de donde salieron algunas líneas de bajo. Dijimos -veremos, uno nunca sabe-, y sucedió. Creemos que podemos interpretar cualquier género, pero aun no sabemos a qué sonaría.

No diría que es experimental. Es difícil, creo que para mí lo creamos de la misma manera en cómo se han creado los otros álbumes de Pixies. No puedo decir que Trompe le Monde (1991) suena a Come On Pilgrim (1997), o que Head carrier (2016) suena a Dolittle (1989). Todos son distintos y tienen un sello único, en este traté de hacer otro tipo de canciones. No creo que sea un cambio de dirección loco, más bien representa a la banda en lo que es ahora.

¿Cómo se ha sentido para ti el crecer con tus álbumes? He platicado con muchos músicos que me han dicho que lanzar un álbum es como dar luz a un bebé. ¿Estás orgulloso de ellos?

Es difícil decir. Es una pregunta muy difícil, pero creo que para mí los álbumes cambian bastante cuando los vuelves a escuchar. En mi caso, hay cosas sutiles en los tambores que me hacen pensar que pude haber hecho algunas cosas un poco mejor. Es difícil, todas las canciones, incluso las de los años ochenta y noventa, siguen funcionando muy bien con las personas.

Es algo mágico lo que han hecho las canciones, algo que no entiendo ahora mismo. Pero las canciones mejoran de forma sutil cuando las tocamos, lo hacemos y la gente lo disfruta mucho. Eso es lo que importa. Todo bien con nuestros pequeños bebés. 

Leí una entrevista con el sujeto que produjo su tour de regreso a Inglaterra. Él decía que estuvo muy impresionado por la respuesta de la gente porque previo a su primera separación, su máxima audiencia había sido de 2 mil personas y cuando regresaron, lo común era que tocaran en arenas de 20 mil. ¿Fue una sorpresa para ti el recibir esta atención siendo que nunca la habían obtenido en su pasado?

Es interesante. El éxito al estar en una banda como esta, solo lo sientes cuando ves que el tamaños de los escenarios se incrementan. Yo amo a los más pequeños por la intimidad. Sí fue muy revelador respecto al cómo nuestro legado había crecido en nuestra ausencia, tocamos Coachella en 2004 y vimos que había gente de todo el mundo que no había nacido siquiera cuando lanzamos nuestros primeros álbumes. Esa para mí fue una situación muy surreal.

La última vez que vinieron a México, tocaron como el acto principal de un festival que celebra el gobierno por la juventud. ¿Qué se siente seguir representando a la juventud en un país como México siendo que tienen una trayectoria tan larga?

Claro, me siento muy afortunado. México es el país número uno de escuchas de Pixies de acuerdo a los números demográficos o algo por el estilo y tocar en un concierto como ese fue una locura. La belleza de la Catedral, la gran cantidad de gente, nunca había tenido un show como ese. Fue hermoso y me siento muy afortunado que nuestra música pueda crear esa unión. Había abuelos con sus hijos de 13 o 15 años. A nuestros shows van los padres, los abuelos y los niños con mucho gusto. Eso es asombroso. 

¿Crees que si no hubieran obtenido esta respuesta cuando se reunieron a principios del siglo, Pixies hubiera continuado hasta ahora? 

Eso es interesante. Yo tiendo a prensar en el qué hubiera pasado si no nos hubiéramos separado en 1993. No sé qué hubiera pasado, pero creo que fuimos muy afortunados de crecer tanto en nuestra propia ausencia. No tenía conocimiento de ello hasta que tocamos. De todas formas, igual me siento afortunado de que nos hayamos separado. No te estaría hablando en este momento, Oscar, si no lo hubiéramos hecho. Me da gusto que las cosas hayan resultado como lo hicieron.