El día de hoy, las tensiones frente a la propuesta de una ley de extradición a China para ciudadanos de Hong Kong, ha alzado un nuevo escalón con protestantes entrando a un edificio legislativo a la fuerza.
Cientos de protestantes entraron a este edificio donde vandalizaron las paredes con graffiti y alzaron la vieja bandera colonial de Gran Bretaña (antes autoridad en Hong Kong). La entrada al edificio sorprendió a muchos, dada la aparente desaparición de policía contingente, que días antes había respondido a los manifestantes con violencia.
¿Pero de dónde viene todo esto? Hong Kong, operando como un una región semiautónoma de China, con grandes contrastes en política y una identidad social completamente independiente, percibe en la ley propuesta, una vulnerabilidad a su autonomía, directamente causada por el gobierno chino.
La crisis llega con el antecedente de un homicidio el día 8 de Febrero del 2019. Esto cuando la pareja de ciudadanos hongkoneses, Chan Tong Kai y Poon Hiu-Wing, viajaron a Taiwán de vacaciones, en donde Chan asesinaría a Poon y posteriormente regresaría a Hong Kong.
El hecho pondría en tela de juicio a una serie de problemáticas legales dentro de la jurisprudencia de estos países, quienes mientras buscan una nueva legislación, en la perspectiva civil vulneran de manera directa la integridad de esta nación. Una que históricamente ha luchado por alejarse del cualquier tipo de intromisión china.
La realidad de la legislación, traería consigo una serie de consecuencias como lo son sentencias criminales más duras a residentes de Hong Kong, las cuales serían ampliamente regularizadas por China.
El resultado inmediato a la propuesta, fue una serie de protestas que con una congregación estimada en más de un millón de personas, se consolidó como la más grande en 5 años. Esto permitió que la moción fuera atrasada, pero no retirada por parte del gobierno.
Mientras que al momento, las tensiones han escalado, se espera que haya una serie más de votos referente a la ley. Actualmente las demostraciones civiles, buscan reunirse alrededor fuera de edificios del consejo legislativo para ejercer presión directa al hecho.
La agravación más reciente, no solo está en el asalto a un edificio legislativo, pero en la respuesta tanto de China, como de la policía de Hong Kong. Aunado a esto, la narrativa llevada a cabo del lado de los demostradores a resultado en políticas conflictivas, esto con lo que parece ser una introducción al bagaje cultural que Hong Kong tiene en relación a Gran Bretaña.
Hace un par de días, Geng Shuang, el portavoz del ministerio de exteriores chino diría “Gran Bretaña no tiene la llamada responsabilidad de Hong Kong. Los asuntos de Hong Kong son puramente un asunto interno para China. Ningún país extranjero tiene derecho a interferir “.
Carrie Lam, jefa ejecutiva de Hong Kong, daría un discurso, en medio del aniversario 22 del regreso de Hong Kong a China, tratando de calmar las tensiones. Esto, aceptando la realidad de las protestas como muestra precisa el sentimiento de la sociedad civil, y la esperanza que se llegue a un acuerdo abierto y acomodante.