El pasado 26 de abril en The Orpheum Theatre, en Los Angeles, California, The National hizo una de las fechas especiales de una pequeña pero precisa gira, presentando I Am Easy to Find (2019), el octavo álbum de estudio de la banda norteamericana que se lanza hoy, 17 de mayo, a través del sello 4AD.
El álbum llega después del rotundo éxito de Sleep Well Beast (2017), pero no se parece en nada a dicho predecesor en la manera de ser concebido y desarrollado en el proceso creativo. Lo interesante del ejercicio es que la obra se desarrolló a la par de un cortometraje de 24 minutos, dirigido por Mike Mills, director de cine, amigo personal de la banda, conocido sobre todo por 20th Century Women (nominado al Oscar en 2016) y Beginners.
Pero el disco no se trata de un soundtrack a la película corta que protagoniza Alicia Vikander (Tomb Raider), ni el trabajo audiovisual fue creado para ilustrar la pieza conceptual sonora que involucró a más de 70 músicos y varias mujeres invitadas a darle una fuerza especial a la producción. Más bien es un ejercicio creativo muy original, en donde todo se hizo en conjunto, junto pero separado, con una intención artística que se auto alimentó de inspiración entre ambas partes y que incluso le dio el crédito al cineasta, de co-productor del álbum.
Dicha fecha, en Los Ángeles, fue la última de un micro tour que incluyó otras ciudades como París, Nueva York, Londres y Toronto. Un show íntimo llamado “A Special Evening With The National”, con una puesta en escena que arrancó la velada con una sesión de preguntas y respuestas con el director, la protagonista y la banda.
El cortometraje va de la historia de la vida entera de una mujer promedio norteamericana, que no sufre necesariamente algo que la marque o que determine la historia, sino más bien captura las alegrías, tristezas, ganancias y pérdidas de un ser humano que en esencia sigue siendo el mismo al paso de los años. La manufactura es sencilla y la fotografía en blanco y negro, recordándonos por momentos incluso a Roma de Alfonso Cuarón, no solamente en la estética sino en la normalidad y realismo en pantalla de sus personajes.
La banda le dio las pistas de algunos tracks al director, otorgándole plena libertad creativa y a su vez, las canciones que no aparecen en el corto, hacen referencias y toman fragmentos de lo que se ve en la película. Ninguna depende 100% de la otra; sin embargo son proyectos gemelos, de diferente bolsa.
El show en vivo fue muy distinto a un concierto regular de The National. Por momentos muy melancólico y contemplativo, el recital de los originarios de Cincinnati, incluía un diseño de iluminación de leds que enmarca el ensamble, con varios músicos invitados, entre los que destacaba Leslie Feist.
Curiosamente el álbum es el de mayor duración de la agrupación, con 63 minutos, pero el más distinto en sonido. Un The National “rebajado”, quizás de soundtrack, pero también débil y extraño en el acabado final. Las participaciones grabadas incluyen a Lisa Hannigan, Sharon Van Etten, Mina Tindle, Kate Stables y el Brooklyn Youth Choir, entre otros, son sin duda una buena idea, pero nos hacen extrañar la particular voz de Matt Berninger, que le dá siempre una identidad contundente al proyecto.
El lanzamiento también incluye dos audiocomentarios: uno del director Mike Mills y el otro de Berninger con su siempre mencionada esposa, Carin Besser, quien fue escritora de ficción para The New York Times. Como película, la pieza deja mucho que desear en términos cinematográficos y de manufactura. Como disco, es evidente que no es la banda que conocemos. Pero como pieza en conjunto, es un gran logro para el arte.