#WARPPresenta: Entrevista con OMD, los peligros de la revolución biotecnológica

// Por: Oscar Adame

mié 26 julio, 2017

Lejos quedaron los grandes sintetizadores análogos, los cartuchos de cinta y las melodías pegajosas de aquellos que empezaron a generar “la música del futuro” en los años ochenta, una década indispensable para el desarrollo de la electrónica.

De entre todos aquellos grupos se le reconoce a OMD por ser el más intelectual; aquel que más arriesgó, que más experimentó y que más influyó en las siguientes generaciones. Una banda que pasó la primera década del nuevo milenio olvidada aunque sus alumnos, gente como Radiohead, James Murphy, The XX, Steven Wilson y NIN, mantuvieron intactas sus enseñanzas.

Es por todo ello que platicamos con Andy McCluskey, líder y fundador del proyecto que el próximo mes de septiembre lanzará The Punishment of Luxury, tercera placa de estudio desde su re-formación en el 2010. Éste será disco que mostrará que su sonido sigue vigente, pues en realidad nunca se ha ido.

Día de Muertos y Kraftwerk

Has declarado que ‘The Punishment of Luxury’ trata sobre los problemas comunicativos de esta era…

Trata respecto a la tristeza y vacío que siente la gente debido a no poder alcanzar una idea irreal de realización a través del consumo. Es esencialmente porque hemos sido manipulados por décadas por publicistas y gente del mercado que dicen que no puedes estar completo hasta que tengas “X” cosa.

Todo eso es una mierda y por eso quisimos hacer esta llamada, con nuestro disco, para decir que todo es una mentira y que debemos regresar a lo básico.

Creí que se referían a problemas comunicativos derivados de las redes sociales…

No, pero también veo problemas fuertes dentro de las mismas. Desafortunadamente mucha personas creen que es más importante tener muchos contactos en Facebook que buenos amigos en la vida real y pareciera que la gente está más preocupada por ganar “likes” que por experimentar un amor real.

¿Alguna vez te has sentido ansioso por tener likes?

Lo puedo ver en gente que es muy cercana a mí, como mis hijos, que gastan mucho tiempo en ello. Yo personalmente no uso redes sociales, tal vez eso me convierte en un tipo de dinosaurio, pero no me importa [risas].

Muchos críticos colocan a ‘Genetic Engineering’ de Dazzle Ships (1983) como un antecedente a ‘Fitter Happier’ de Radiohead; una opinión muy popular es que es una replica. Tomando en cuenta que OK Computer cumple 20 años, tiene sentido hablar sobre ello.

He escuchado y leído respecto a que Dazzle Ships fue una influencia gigantesca para OK Computer, pero yo más bien creo que Thom Yorke y Radiohead siempre han estado interesados en expresar sus pensamientos y sentimientos fuera de los clichés del rock. Supongo que tenían cosas similares en su cabeza cuando compusieron ‘Fitter Happier’.

¿Qué pasaba por tu cabeza cuando compusiste ‘Genetic Engineering’?

En ese entonces estaba muy preocupado respecto a qué iba a pasar y cómo estaríamos en 30 años si la ingeniería genética avanzaba tan rápido. Antes sólo se usaba en comida y animales, pero ahora estamos en  un proceso en el cual nos perfeccionarnos a nosotros mismos , lo que es un tema de discusión muy fuerte.

¿Has leído alguna vez Un Mundo Feliz de Aldous Huxley?

Sí, por supuesto. En este momento, estamos parados en una situación similar. Ahora se puede modificar el código de ADN y podemos seleccionar la forma en cómo se verán nuestros hijos y sus capacidades físicas y mentales.

Es peligroso porque creará barreras sociales aun más fuertes. La gente que no pueda pagar por éstas modificaciones se quedará con sus capacidades comunes, no perfeccionadas, y por lo mismo no podrá competir por un lugar en la sociedad.

Las máquinas tendrán billones de personas que no tendrán ningún uso frente a los pocas ricos que pagarán por las modificaciones y que controlarán el mundo.

Se nota que también leíste a Fukuyama.

De hecho, El Fin del Hombre.

Fukuyama critica mucho en aquel libro a la neuromedicina, sobretodo a las pastillas que alteran nuestro comportamiento natural en pro de combatir la depresión o ansiedad. Si pudieras diseñar una pastilla para cualquier cosa, ignorando todos los problemas morales de los que habla el autor, ¿para qué serviría aquella pastilla?

El peor miedo, el peor sufrimiento, con el que la gente en sociedades occidentales carga viene de sus propias mentes. Nos hemos convertido en entes increíblemente ansiosos y estresados debido a que somos muy ricos y no tenemos una religión.

Nunca tenemos que pensar en el hambre, no tenemos que pensar en la guerra que llega y que destruye todo por lo que has trabajado, no tenemos que preocuparnos de que nuestro hijo muera por una enfermedad irremediable. Eso sí pasa en otras sociedades, pero como nosotros sí tenemos el tiempo para preocuparnos, nos enfermamos internamente. No nos sentimos suertudos, nos sentimos infelices sin ninguna razón. Yo haría una pastilla para que la gente abra sus ojos y vea lo mucho que tiene.

Cuando OMD se reunió, en el 2010, declaraste que la banda era el proyecto olvidado de los años 80. Tomando en cuenta que ya han podido estar de gira alrededor del mundo y lanzar tres discos, con una buena recepción tanto comercial como crítica, ¿sigues pensando lo mismo?

Lo creía en el momento, todas las bandas de los ochenta que eran recordadas eran aquellos proyectos pop románticos y coloridos como Duran Duran o Culture Club. Creo que cuando dejamos de tocar fuimos olvidados, pero ahora es muy bueno ver que la gente se está acordando de nosotros y que nos busca.

Como una persona primordial para la popularización de la música electrónica, creo que sería muy interesante el saber sobre tu primer acercamiento. ¿Recuerdas cuándo fue la primera vez que escuchaste un sintetizador?

El momento más importante de mi vida llegó a mis 16 años, en verano de 1975, cuando escuché la canción ‘Tongebirge’ de Kraftwerk. Los vi por primera vez en el Liverpool Empire Teatre, el 6 de Septiembre de 1976, lo recuerdo muy bien porque fue el primer día del resto de mi vida.

Los vi y dije: “Mierda, es tan diferente, es tan interesante. Yo quiero hacer algo como eso”.

Ahora eres un muy buen amigo de varios miembros de Kraftwerk ¿cierto?

Sí, soy muy buen amigo de Hütter, Flür y de Bartos. La primera vez que conocimos a toda la banda fue en 1982 en un pequeño club alemán en el cual tocamos. Estaba tocando y de repente volteé y los vi parados, viéndonos, en el balcón; me puse taaan nervioso, fue como si Dios viniera a vernos tocar… una locura jajaja.

Todo el trabajo artístico y visual del video y del sencillo para ‘So In Love’ está lleno de referencias al Día de Muertos…

Siempre me he sentido fascinado por el Día de Muertos por el festival, las imágenes y el concepto religioso alrededor de la fiesta.

Decidimos hacer algo interesante con ‘So In Love’ al tratar de trabajar alrededor del imaginario de la fiesta para el video musical. Todavía tengo calaveras de azúcar, papel picado, esqueletos y demás adornando mi casa.

¿Has visitado alguna vez a México durante la festividad?

No, nunca, y me encantaría ir. Sigo fascinado por ello, adoro una canción llamada ‘Santa Muerte’ un tema mexicano compuesto alrededor del culto. Me fascinan los cultos religiosos aunque no crea en ellos.

Entiendo la fascinación, pareces estar muy interesado en temas sociales y la religión es una parte muy importante

Sí, desde que recuerdo he estado interesado en todo. Cuando era un niño pequeño mi padre solía decirme ‘el señorito ¿qué?’ porque lo inundaba de preguntas.

Siempre he tenido una gran curiosidad y es comprensible, la vida en lo suburbios de Londres es muy aburrida y  desde pequeño me decidí a buscar cosas mucho más interesantes. Cuando no las encuentro, escribo canciones al respecto.