Teniendo como última referencia su presentación durante el festival Mutek del 2017, el regreso de Telefon Tel Aviv a la ciudad emocionó a más de una persona. Su accesibilidad fue suficiente como para atraer a un público indeciso de a qué concierto o festival acudir, gracias a un calendario repleto de eventos bastante llamativos pero cuyo primer requerimiento es hacer una inversión para asistir.
De no haber notificado previamente sobre los horarios de las presentaciones, la espera dentro del Foro Normandie habría sido bastante larga. Telefon Tel Aviv comenzó su set a las 2:00 a.m., un horario difícil para un proyecto no enfocado al dance. Al contrario, la búsqueda sonora de Telefon llama al rompimiento de estas ideas, intentando hacer de su expresión algo más profundo a través de medios electrónicos.
Era imposible evitar comparaciones con la manifestación audiovisual aplastante de su show en Mutek. Normandie ofrece una calidad bastante limitada para ciertos proyectos, y aunque se muestra interés por mejorar este aspecto con cada concierto, termina siendo insuficiente cuando un show de estas magnitudes termina reduciéndose a algo olvidable por carencias de producción.
No es culpa del foro estar adecuado para presentaciones en las que el público no necesariamente dirige su atención al escenario. Sin duda la reputación del lugar permite visitas de proyectos que en otro foro no podrían suceder. Pero a Telefon Tel Aviv, a le quedó chico.
Tampoco es que Joshua Eustis haga un uso excesivo del escenario. Casi escondido en la penumbra, apoyado por una escenografía sencilla de luces tubulares, Eustis soltó poco a poco su arsenal sonoro oscuro, apoyado principalmente en piezas cercanas al ambient protagonizadas por texturas sonoras complejas, liberando a lo largo de la presentación poderosos beats que hacían retumbar las paredes del lugar sin provocar reacciones enérgicas, confundiendo a gran parte del público quienes esperaban el fin del intro para que empezara la fiesta y el baile.
Fue bastante obvio que mucha gente llegó al Normandie por su reputación de ser un foro de fiestas salvajes construidas alrededor de la electrónica bailable, y fue notoria la fuerza del estereotipo recurrente entre las masas de creer que la música electrónica siempre será bailable. La introspección y las sensaciones desatadas por un proyecto como Telefon Tel Aviv se quiebran cuando el constante cuchicheo de la audiencia impera sobre los sonidos ensordecedores emergiendo de las bocinas.
Diversos detalles negativos afectaron lo que pudo haber sido un concierto deslumbrante. Quienes iban conociendo el repertorio de Telefon obviamente disfrutaron enormemente de la presentación. Eustis dejó satisfechos a sus seguidores al soltar canciones de todo su repertorio. Las primeras filas disfrutaron enormemente, mostrando gran disposición a estar en el lugar por Telefon Tel Aviv. La división entre audiencias era notoria, pero los ánimos de quienes estaban al frente nunca bajaron, y era en esta sección donde más se veían cabezas moviéndose al ritmo de los diversos elementos sonoros que nos envolvieron durante el concierto.
Finalmente, son estas personas quienes logran que los músicos volteen a ver al público mexicano y decidan repetir la experiencia cuantas veces sea posible. Ojalá las cosas se hayan visto distintas desde arriba del escenario y nos permita contar con la presencia de Telefon Tel Aviv en nuestro país nuevamente.