E L V I se lee en una antigua guitarra de madera que recibe a los visitantes en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York, Estados Unidos. Es la guitarra de El Rey, Elvis Presley, a quien le encantaba posar con el instrumento. Quebrando la cadera, torciendo las piernas y levantando los brazos, creando así al primer icono global del rock.
Play It Loud es más que una exhibición de guitarras, es la primera vez que uno de los museos más importantes del mundo revisa el fenómeno de la música rock y su influencia en la sociedad y la cultura.
A sus 75 años, Jimmy Page sigue siendo irresistible. Lo confirmé al entrar a un salón del que penden cuatro elevados monitores. En ellos, Keith Richards, Eddie Van Halen, Tom Morello y el propio Page relatan sus historias con las guitarras, a menudo citándose los unos a los otros. En silencio y mirando hacia arriba, la gente los escucha con reverencia.
Nombres menos populares como Bo Diddley y la peculiar guitarra cuadrada que él mismo creó en 1958 también están presentes, así como un piano dorado sobre el que Jerry Lee Lewis derramó litros de sudor.
‘Blue Days, Black Nights’ es el grabado de la guitarra de Buddy Holly, quien avanzó a lo más oscuro de la noche en 1959. Es una de las guitarras que tiene las decoraciones más atractivas, junto con la de motivos flower power que perteneció a Jimi Hendrix y que él mismo pintó con barniz de uñas; la que Eddie Van Halen que pimpeó con masking tape y pintura porque lucía muy aburrida. Fue decorada con plumones por el propio Keith Richards.
Pero el rock no está hecho solo de guitarras, así que hay vitrinas que también incluyen al resto de los instrumentos. Los sets completos de The Beatles y Metallica tienen sus propias vitrinas y grandes grupos de visitantes revoloteando a su alrededor.
Luego están las vitrinas temáticas. En la de bajos sobresale el bajo-violín para mano izquierda creado especialmente para Paul McCartney y que tocó durante el Jubileo de Diamante de la Reina Isabel.
Después vienen los sintetizadores, Depeche Mode está presente con una torre formada por tres sintetizadores semi-modulares análogos ARP 2600 usada en los discos Playing The Angel (2005), Songs Of Faith And Devotion (1994), Ultra (1998) y Exciter (2002).
Más allá están los instrumentos de viento. El clarinete de Patti Smith junto a la flauta de Ian Anderson y el saxofón de Clarence Clemons. Modesto y casi desapercibido está el theremin de Jimmy Page, el mismo que usó para crear el sonido único de ‘Whole Lotta Love’.
Representando los caprichos de los músicos, están la guitarra en foma del Love Symbol #2 de Prince, la guitarra quíntuple de Cheap Trick y hasta el piano futurista en acrílico de Lady Gaga que fue tocado solo una vez en el programa de Jimmy Fallon.
La parte final de Play It Loud está dedicada a la destrucción, no podía ser de otra forma. Como pedazos de vasijas encontradas en una ofrenda prehispánica, el museo exhibe un pequeño fragmento de la Stratocaster que Jimi Hendrix destruyó en una especie de sacrificio ritual en el Monterey Pop Festival en el 67 junto a la guitarra partida en dos por Kurt Cobain en 1993 durante la gira In Utero (1992). Se dice que Kurt lo hizo solo para impresionar a Eddie Van Halen que estaba entre el público.
Para el cierre perfecto está la guitarra que Pete Townshend destruyó exclusivamente para que la fotógrafa Annie Leibovitz lo capturara haciéndolo y cuyos pedazos se volvieron a armar cual rompecabezas para luego preservarla en una placa de acrílico.
Junto con los más de 130 instrumentos exhibidos, Play It Loud también presenta verdaderas joyas dentro de la arqueología del rock and roll, como el deslavado poster que resulta casi imposible de leer pero que, escrito con lapices de colores, promociona: “The Quarrymen every Saturday”, así de simple nació la leyenda de The Beatles.
La exhibición estará abierta hasta el 1 de octubre en el MET de Nueva York, vale la pena visitarla y rendirle tributo a los dioses del rock y sus instrumentos.