Hay fantasmas que reinan sobre el arte. Históricamente muchos de sus problemas han sido referentes a la relación entre ser rentable y responsable con la cultura cuando aparece el dilema de la acomodación de la historia del arte y la apreciación de su evolución. Se desprende el problema de la selección, respecto a qué se presenta y cómo se muestra.
Específicamente en el campo de la fotografía, hoy se habla de la preservación y el fomento. Conceptos que van de la mano, la necesidad por salvaguardar cuerpos de trabajo al resaltar su debido valor.
Dentro de lo que es el patrimonio nacional, el cuerpo de obra mexicano, es claro que hoy se reconoce el esfuerzo por parte de instituciones por fijar atención a autores que apenas hace unos 40 años, fueron víctimas de las faltas de una industria formalizada y un vehículo artístico aún muy joven.
En este sentido, cuando aparece el fomento como parte de una necesidad por valorar la preservación, también se tiene que hablar del cómo. Estos cuerpos de obra, aunque no son tan lejanos en realidad, sí deben ser presentados de una manera en la cual se enlacen con el presente. Uno de saturación estética y tergiversación expresiva. La curaduría así, más que nunca se vuelve centro gravitacional de la presentación artística al tener a su merced la parte del proceso más delicado.
“Yo empecé haciendo exhibiciones en 1981, en ese entonces no había ni siquiera la palabra ‘curador’, no existía en el lenguaje. Lo más cercano, era cuando nos llamaban “comisarios”. En realidad esta idea de comisario era de acompañar la obra, no se entendía que había un trabajo específico para darle una lectura a las exposiciones. Generalmente se producían de acuerdo a un guión histórico. Quién ideó este modelo, este sistema de exhibiciones, es Fernando Gamboa. Él posicionó esta manera de realizar las muestras, pero además la museografía de las mismas […] Lo que siempre se prepondera es el arte mismo. No la visión del curador. Yo sigo con esta postura, no me llama la atención mi “por que” sino el “cómo” del autor.” – Juan Coronel Rivera.
Pensar en el peso de la retrospectiva, la re-lectura de artistas de patrimonio nacional, es inevitable. Así es que se engrandecen o desaparecen los fenómenos creativos, además de que este ejercicio es el responsable de lograr una concentración a la obra, su dedicación y la resiliencia al trabajo, todo hecho por autores antes de una industria.
Dentro del Palacio de Iturbide, hablamos con el curador Juan Coronel Rivera (JC) y la directora de Fomento Cultural Citibanamex, Cándida Fernández de Calderón (CF), sobre la presentación de Graciela Iturbide: Cuando Habla La Luz, una muestra donde se reúnen 270 obras que recorren el largo y actual trabajo de su vida.
“[…] Las obras que presentamos aquí son de 1972 al año pasado, son contemporáneas. Es una artista vigente y totalmente presente […] con Graciela no hay error. El seleccionar a Graciela Iturbide y ponerla en tu sala, no es ninguna apuesta. Tienes la certeza que el conocedor la va a aceptar, pero también el público que no tiene un bagaje fotográfico a sus espaldas […] su obra transmite emoción y belleza. Eso al común denominador de público le permite apreciar.” CF
Cuando Habla La Luz, no solo presenta un hito de la historia del arte y la fotografía en México, es una re-lectura que reconoce su diálogo con la actualidad, pero también la realidad de la manera en como se presenta. La obra de Iturbide, comunica identidades y vida. El ojo de la aprendiz de Manuel Álvarez Bravo, parece hacer de su obra artística, una inseparable, de su viaje de vida.
Graciela Iturbide es una artista con una trayectoria más que prolífica y más que diversa. Su obra observa todo tipo de ambientes culturales por medio de personajes y despues de objetos. Su obra recorre México, Italia, India y más, pero sus personajes siempre trascienden esto. Es más un diálogo con algunos de los caracteres más específicos de la cultura.
La matanza de chivos en Oaxaca, los Seris en el desierto de Sonora, la mujer empoderada, los restos de la vida humana en la naturaleza. Aunque su trabajo esta presente en la década de los setentas, continúa históricamente sin salir nunca del ritmo del tiempo, es una obra pionera pero a la vez crece con el tiempo sin descontextualizar su contenido.
“Una exposición como la de Graciela, realmente lo que está haciendo, es contextualizar el puente entre lo que se comprendía como fotografía en el siglo veinte y lo que se comprende como fotografía en el siglo veintiuno. Eso es lo que es muy interesante de su trabajo. Hay muy pocos autores que pueden establecer una linealidad de este tipo, generalmente se ven forzados. Hay pintores que […] han tratado dejar la pintura para pasar a la instalación y no funciona […] al tratar de hacerse novedosos se nota esta cuestión de un forzado total en la creatividad.” JC
Mientras que su obra se comunica en el pasado, presente y futuro, por medio de su temática y curaduría, Iturbide más que fotografiar, de alguna manera deshumanizando y convirtiendo en objeto artístico, presenció y vivió a lado de sus personajes para documentar.
Aunque se podría aseverar que su obra no termina por ser voyerista, Coronel resalta, “En realidad si es, porque no hay ningún fotógrafo que no sea voyerista, es el principio de la fotografía (risas)” JC. Mientras tanto, si es cierto que su obra muestra una narrativa interna, para darle sentido a sus objetos de interés.
“Hay fotógrafos con los que eso no se puede hacer. No trabajan en un sistema precisamente narrativo. En el caso de Graciela si se puede hacer porque a ella le interesa mucho la narración óptica, no hace imágenes aisladas. […] fotógrafos contemporáneos pasan de técnicas, de temáticas, de objetividad, de todo lo que son cánones para romperlos, una determinada exposición no tiene nada que ver con la que lo sigue. Para irrumpir en este sistema es muy difícil. Precisamente la posición del artista es que no exista esa continuidad, en el caso de Graciela es exactamente al revés. Como a ella si le llama la atención la narrativa, […] no es que nos esté contando historias, pero si nos está contando historias, por adentrarse al personaje y las comunidades [que visita]. No es una fotógrafo fortuita, como los fotógrafos que llegan a la fiesta hacen su trabajo y nunca más regresan a la comunidad, Graciela Iturbide sí vive con los Juchitecos, si vive con los Seris, esto te da una perspectiva totalmente distinta, porque los personajes dejan de ser personajes, ya es parte de su intimidad vivencial.” JC
Iturbide comprende la realidad de su obra y su representación. Por medio de la curaduría de esta exposición crea un balance diferente y debido, ante un público nuevo.
“El caso de Graciela, muy interesante, logró transitar a lo que nosotros entendemos como fotografía contemporánea. Sobre todo por la idea, la temática, en algún punto dejó al personaje para pasar al objeto. Su función de cómo observa el objeto, es totalmente contemporánea, dentro de los cánones del arte contemporáneo. Me parece que ese es el gran acierto, sobre todo de esta exposición. Cuando empecé a hacer la curaduría, una de las cosas que ella me dijo fue ‘Estoy muy cansada, de que determinadas ideas de mis imágenes sean las que siempre se presentan’ me hablo en específico de Juchitán y los Seris. ’Quisiera que eso no se notara’. Fue una de las cuestiones que tratar, tener todas las imágenes importantes de esas series, pero como están dentro de otros núcleos, tienen una lectura totalmente nueva a la que siempre se les había dado.” JC
Con la reputación y condecoración que recibe Graciela Iturbide en el resto del mundo, se vuelve parte de un decálogo de artistas mexicanos, que adicionalmente a todo el valor de su obra, encuentran accesibilidad Históricamente la obra de los mexicanos, es eso, mexicana pero usualmente resulta tener un carácter universal.
“Los grandes artistas, aunque retratan lo propio, se ven universales. Ahí está su grandeza. Ser universal es ser capaz de transmitir en el caso del arte emociones a través de una buena técnica. La capacidad técnica de un fotógrafo es algo que no se puede obviar. Además de la sensibilidad, de la fortuna del momento, es la conjunción de muchas cosas para que realmente el artista logre su cometido“ CF
Graciela Iturbide: cuando habla la luz
Palacio de Cultura Citibanamex – Palacio de Iturbide
Madero 17, Centro Histórico
Ciudad de México
Hasta 16 de junio de 2019
De lunes a domingo, de 10:00 – 19:00 hrs
Entrada libre