El 6 de marzo, el mundo recordó al escritor colombiano Gabriel García Márquez, que hubiera cumplido 92 años. En esta pieza presentada por medio de WFM recordamos a el Gabo a forma de un recuento de su trayectoria.
Cada año los reporteros de la fuente se juntaban en su casa temprano, ahí le cantaban las mañanitas y, el Gabo y su esposa Mercedes “la Gaba”, recibían a todos. El 6 de Marzo, es el día de las rosas amarillas para todos. Lo confesó él mismo alguna vez, todas las historias que contó estaban inspiradas por la realidad.
Aracataca, en la Región Caribe de Colombia, se ubica junto a La Guajira. De allí, lugar seco en extremo, diecisiete años antes de su nacimiento, llegaron los abuelos de Gabriel García Márquez. Buscaban el olvido porque el abuelo, el coronel Nicolás Márquez, había matado a un hombre en un duelo de honor. En la mudanza, entre lo necesario para fundar el nuevo hogar, también vinieron las leyendas de los indígenas guajiros que se ocupaban del servicio.
“A mí me manejaron a base de miedo, era una casa grande, Aracataca era una casa muy grande, llena de mujeres. […] yo recuerdo en esa casa muchas mujeres, ni un solo hombre […] para que yo me portara bien, sobre todo de noche, me metieron unos miedos terribles. No te muevas porque ahí sale un muerto, no te muevas porque ahí murió fulano de tal, no te muevas porque ahí sale el diablo. […] me amenazaban con los castigos de los santos.”
La fama mundial de García Márquez comenzó cuando Cien Años de Soledad se publicó en junio de 1967 y en una semana vendió 8,000 ejemplares. De allí en adelante, el éxito fue asegurado y la novela vendió una nueva edición cada semana, vendió medio millón de copias en tres años. Fue traducido a más de veinticinco idiomas y ganó seis premios internacionales. El éxito había llegado por fin y el escritor tenía 40 años cuando el mundo aprendió su nombre.
“Yo ya tengo una cierta experiencia en el manejo de lo que se llama la fama, que es esto que entra uno a desayunar y se le enfría el café mientras firma autógrafos, a esto ya estoy bastante acostumbrado, ya lo se hacer. De manera que esto no será lo nuevo con el Premio Nobel, para mi lo nuevo será el ensanchamiento del ámbito de acción sobre todo para algunas cosas de materia política de América Latina, que se pueden hacer mejor siendo Premio Nobel.”
Entre su obra se encuentran títulos como La Hojarasca (1955), El Coronel No Tiene Quien le Escriba (1961), La Mala Hora (1962), El Otoño del Patriarca (1975), Crónica de una Muerte Anunciada (1981), El Amor en los Tiempos del Cólera (1985), El General en su Laberinto (1989), Del Amor y Otros Demonios (1994), Noticia de un Secuestro (1996), Los Funerales de la Mamá Grande (1962), Doce Cuentos Peregrinos (1992), y su autobiografía Vivir Para Contarla (2002), entre otros.
“Yo tengo ya experiencia, el problema, la contradicción en que estoy yo en ese sentido, es que yo mismo siempre me he considerado un periodista […] conozco el trabajo de ellos, lo que quieren hacer, lo que les cuesta, entonces mi tendencia es a no hacer entrevistas, a no recibirlos, a preservar a toda costa mi vida privada […] pero como periodista me doy cuenta que ellos tienen que hacer su trabajo y estoy un poco dividido”
García Márquez participó como mediador en las conversaciones de paz adelantadas entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el gobierno colombiano que tuvieron lugar en Cuba y entre el gobierno de Belisario Betancourt y el grupo Movimiento 19 de abril (M-19); igualmente participó en el proceso de paz entre el gobierno de Andrés Pastrana y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que sin embargo fracasó.
“[…] alguna vez [dije] en una época de pleito con el cine, mi relación con este es la de un matrimonio mal avenido, no podemos vivir ni juntos ni separados. En una época de pleito contra el cine, dije que había escrito 100 años de soledad, contra el cine. Los novelistas, y ya había grandes novelistas, ya había Rómulo Gallegos, Miguel Ángel Asturias, Alejo Carpentier, Jorge Luis Borges, consideraban que una manera de universalizar sus libros era hacerlos traducir, entonces uno escribía prácticamente con el objetivo de que los libros R traducidos, sobre todo al francés. A cuantas más lenguas extranjeras mejor”
Era bailador, escritor y periodista. Esta última, carrera que comenzó mientras estudiaba derecho en la universidad. En 1948 y 1949 escribió para el diario El Universal de Cartagena. Desde 1950 hasta 1952, escribió una «caprichosa» columna con el seudónimo de «Septimus» para el periódico local El Heraldo de Barranquilla.
A petición de Álvaro Mutis en 1954, García Márquez regresó a Bogotá para trabajar en El Espectador como reportero y crítico de cine. Un año después, publicó en el mismo diario, Relato de un Náufrago (1955), lo que lo llevó después a París, Francia, para ser corresponsal extranjero de El Espectador. Escribió sus experiencias en El Independiente. Poco después, tras el triunfo de la revolución cubana en 1960, García Márquez viajó a La Habana, Cuba, donde trabajó en la agencia de prensa creada por el gobierno cubano Prensa Latina e hizo una amistad con Ernesto “Che” Guevara.
En 1974, García Márquez, junto con intelectuales y periodistas de izquierda, fundó Alternativa que duró hasta 1980 y marcó un hito en la historia del periodismo de oposición en Colombia.
En 1994, junto con su hermano Jaime García Márquez y Jaime Abello Banfi, creó la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), que tiene como objetivo ayudar a jóvenes periodistas a aprender con maestros como Alma Guillermoprieto y Jon Lee Anderson. Estimular nuevas formas de hacer periodismo. La sede principal de la entidad está en Cartagena de Indias y García Márquez fue el presidente hasta su muerte.
El escritor llegó a México en 1961 después de vivir por años en Nueva York, a nuestro país lo llamaba “su otra patria distinta”. Aquí, escribió su novela máxima, en ese entonces traía a su esposa, su hijo Rodrigo y solo 20 dólares en el bolsillo. Dijo al ser condecorado con la orden del Águila Azteca en Octubre de 1982 “acá han crecido mis hijos, he escrito mis libros, aquí he sembrado mis árboles”.
Gabo decía que había llegado a México el 2 de Julio de 1961, el mismo día en que Ernest Hemingway se suicidó y quizás invento esta fecha como una historia más; porque Gerald Martín (su biógrafo) dice que llegó una semana antes.
Felicidades Gabo, allá donde estés.