#WARPWatches: myspace, thanks for the add

// Por: Diego Galán

lun 25 febrero, 2019

El ethos de la Internet en el 2003, cuando estaba aún en uno de sus estados más salvajes, donde apenas entendíamos lo queríamos nosotros de esta y cómo interactuar con la gente que se encontraba ahí. En medio de todo este burbujeo de páginas y contenidos llegó myspace. El primer sitio social verdaderamente exitoso y con un aura de legitimidad.

myspace era una extraña conjugación de cosas, todas al final terminaron por ser parte de porque el sitio no logró evolucionar. Un sitio de personalización ilimitada, música libre, celebridades y perfiles falsos. Cosas que en realidad siguen pasando de alguna manera en otras redes, pero la diferencia es que en myspace todo esto era libremente celebrado.

Desde el principio, el sitio alimento la idea del alias en la Internet. Más que gente, había personalidades. Una extensión abstracta y exagerada de todo tipo de identidades. La red fundamentó su crecimiento inicial en traer un puñado de “celebridades”, pensando en que este esfuerzo atraería a la vez una rica de red de artistas, tipos creativos. Algo que realmente solo ocurrió con actos musicales. 

Para los usuarios fue suficiente tener este acceso a personalidades excitantes, como para migrar sus actividades a myspace, como con una promesa de interacción glamourosa y de construir una identidad digital sin precedentes. Así como lo que se vivió en Twitter, un acceso aparente al celular de cualquier famoso, mientras que yo construyo mi propia influencia.  

Kim Kardashian vía myspace

Stranger danger

Quizá por ser una red basada en la construcción de un ideal, los usuarios estaban abiertos a una profunda interacción con extraños. Si bien esto es natural en la Internet, hoy se designan reglas y espacios seguros, donde aunque la gente interactúa está validada tras respaldos de sistemas de calificación como Uber o amigos cercanos como Facebook. En contraste, en myspace el interactuar con extraños era una práctica común, buscada y retroalimentada por el medio.

Además de esto, la identidad de los usuarios tenía una invaluable herramienta. La personalización en myspace, fue dada de manera auto-administrable gracias a un editor de HTML. Este permitía ajustar cada sección en los perfiles a la medida, permitía introducir elementos nuevos, multimedia, animación de cursores, cualquier cosa. El desarrollo de habilidades de código básico para el uso de una red social hoy es impensable.

Hoy este tipo de relación de servicios con usuarios solo es comparable con lo que pasa con comunidades colectivas o software de open source. Este aprendizaje, no era por ningún motivo necesario para convivir en el sitio, pero definitivamente en un mercado de identidades tan competido, un importante aliado. Esto también, tenía detrás una interesante percepción, donde casi daba a los usuarios una sensación de jailbreak, como si la comunidad se estuviera apoderando de la funcionalidad del sitio.

El factor de socialización competida fue uno de los engranes más importantes para myspace, así como un importante referente para los servicios sociales que vinieron después. Esa dinámica de personalidades que se forman a través de redes sociales, hoy existe con ese sentido del #followback en Instagram o el lento proceso del ingenio para tener influencia de Twitter. De nuevo, myspace logro auto-administrar esto con un sistema de retribución directa.

Los usuarios en el sitio en búsqueda de esta “fama digital” llegaban a ella, no como lo es hoy en un especie de vehículo para marcas o curadores de contenido, sino como fansites y aliados de intereses similares, todo bajo un alias abstraído. Las personas desparecían bajo nombres como “All Around Interpol Fan”. Cadenas de mensajes de círculos sociales se intercalaban, el trato add for add. Features y actividades todas alrededor de la correspondencia. Que mejor ejemplificado que con el bien recordado, Top 8, un sistema de selección de mejores amigos, donde el drama era casi indispensable.

Pero quizá el mayor éxito de myspace, un terreno en el que indudablemente fueron pioneros, es respecto a la música como trigger social. En su mejor momento la red social funcionaba como una fusión de Bandcamp y Facebook. El principal lugar de promoción para música digital, proveída por una generación de artistas emergentes y viejos artistas buscando adaptarse a los nuevos tiempos. Más importante que nada, la audiencia de myspace estaba conformada por amantes de la música y los que no lo eran, inevitablemente se veían envueltos en esta cultura. En todos los recuentos de ex-usuarios de myspace, aparece como una red para encontrar música nueva, recomendaciones de amigos y seguir a sus bandas favoritas.

A digital ghetto

Eventualmente, como explicado por Sean Percival, vicepresidente de marketing en myspace de 2009 a 2011, los tiempos se adelantaron al desenlace de myspace. El crecimiento de Facebook fue el que sumó aceleró la desesperación, aunado a una creciente presión económica por parte de News Corporation, que compraron el sitio en 2005. La estrategia de pánico vio necesario incluir un amplio número de ads y pop-up que resultan invasivos en exceso a los usuarios.

No obstante, los fieles usuarios permanecieron en el sitio viendo a Facebook como una versión simplona contra su primer y personalizable amor. Fueron capaces de ignorar incluso la migración de sus amigos y familiares cercanos a la competencia, ya que fundamentalmente myspace sostenía sus circulos sociales digitalmente creados. Internamente, las preocupaciones del equipo de myspace no solo estaban estaban en lo financiero, sino que las libertades que habían creado desde el inicio, hoy se salían de control y años de falta de atención hicieron imposible su manutención.

El modelo de “celebridades” y usuarios falsos, envejecio de manera rápida y lo que antes era una excitante oportunidad, ahora era un mar de perfiles extraños, would-be celebrities, incluso crecientes historias de acoso sexual. Los que estaban afuera del revoltijo de myspace veían a la página como una conglomeración de lo peor del internet sin restricción alguna. La Internet crecía y myspace ya no era un lugar seguro. Parecido a lo que pasó en tumblr, una comunidad de riqueza se había convertido en un refugio para la obscenidad.

Eventualmente, fue demasiado para administrar y llegó una actualización de layout que volvería la página más simple  y orientado a la música, un poco muy tarde, este cambio fue la gota que derramó el vaso, la diversión se había acabado.

myspace desaparecio y las comunidades online continuaron. La Internet existe hoy en un esquema mucho más legalizado, corporativizado e inteligentemente restringido, pero persisten algunas de las urgencias claves que hicieron de esta red relevante. Exploración social e identidades extendidas, las comunidades autogobernadas hoy se forman en otros espacios y buscan este tipo de interacción comunal y extraña, sin obstáculos.