Rock Valentines es un evento que redefine la experiencia de interactuar, experimentar y bailar
El 14 de febrero trae consigo una festividad amenazante que parece envolver a todos en algún tipo de actividad. No tiene un escape, pero este año fue la excepción con una alternativa para presente para todos aquellos amantes de la música, los tragos y la fiesta.
Rock Valentines, Color Code Party. Un fiesta irrepetible para experimentar, bailar y sumergirse en la hipnosis de la música electrónica.
La noche presentó un line-up dedicado a las todos los amantes del dance music con una selección que muestra el mejor talento de distintos aspectos de la música electrónica. Todo empezó con el set de Ramón Amezcua, también conocido como Bostich, mitad del dúo Nortec Collective, que ofreció un set donde se asomaron obscuras vibraciones y las máquinas análogas tomaron el centro de atención. Posteriormente Alejandro Franco en su faceta musical como DJ, productor y fundador de CommonSense Records, sello dedicado a la curaduría ejemplar.
Finalmente con una audiencia exhausta de bailar, se presentó el set final exigiendo un último gran baile de todos los presentes. Llegó la hora de The Gaslamp Killer de tomar el booth, el misterioso DJ y productor que tomó la escena alternativa de la electrónica por sorpresa. El set dejo caras sorprendidas al ver la manera en que este músico se involucra con la música y la audiencia. Mientras su set integraba una selección musical completamente inesperada, el DJ se movia freneticamente, aprovechaba el micrófono para recordarnos a que venimos esta noche, como en un ejercicio de disciplina espiritual.
La noche fue complementada con una interesante dinámica. Llegando al venue nos encontramos con la opción de elegir de entre 4 colores de vasos para tomar. Un vaso verde, significaba estar dispuesto a aceptar lo que fuera a suceder, un vaso azul para aquellos descorazonados buscando una relación formal, un vaso rojo decirle a gente nada más estoy aquí para bailar y un vaso morado para decidir fluir con la noche sin expectativas.
Este ejercicio colectivo tomó forma al empezar la música, donde la gente veía a su alrededor con curiosidad a la decisión de los demás. Ese extraño sentimiento de llegar a un fiesta sin conocer a nadie, se tornó en un divertido juego. Uno de tensión y sorpresa, como viendo información social de cada persona, donde la audiencia se involucró de una manera casi natural.
Además., la barra recibió a los atendientes con coctelería especializada. La mixología es una tendencia a nivel global y México le da su propio giro. Este evento aprovecha esto para celebrar todo lo que viene detrás de preparar un drink especial. En Rock Valentine’s se presentó un menú no solo los mejores cócteles, pero una alternativa saludable con skinny drinks.
El Moscow Mule fue una de las estrellas de la noche, siendo un Old Fashioned reinterpretado con vodka y un sabores refrescante de limón. Todo presentando una alternativa saludable por medio de diferentes sustitutos de azúcar. Cualquier aficionado de la coctelería estaba seguro de encontrar los elementos minuciosos que hacen especial a cada skinny drink, a parte de poder apreciar el estilo independiente de cada trago.
Todo, bajo el techo un venue nuevo, el Glory Club en el segundo piso de Donceles #88, en el centro histórico de la ciudad. Está siendo una propuesta refrescante al involucrar a la gente en un espacio disruptivo donde la luz se mezcla con el sonido y permite una verdadera interacción entre las personas.
La atmósfera que rodeaba a la música, reveló ser más que sugestiva al sentir como una necesidad de explorar tanto la relación de las personas en la fiesta, como de probar diferentes sabores y explorar un lugar extraño pero encantador.
Rock Valentines, probó ser una alternativa imperdible, para definir una fecha que carga con tantos clichés y prejuicios, dando una verdadera oportunidad por disfrutar y experimentar.
https://www.youtube.com/watch?v=96FdeNxDOAU&feature=youtu.be