Habían pasado dos años desde el lanzamiento de Slanted and Enchanted (1992), un álbum que fue descrito por la prensa como un álbum “tan bueno que ocasionalmente se siente perfecto”. Millones de escuchas se relacionaron de lleno con su sonido valemadrista en melodías pop destrozadas por gritos desafinados y guitarras mal grabadas.
Desde entonces, Pavement se convirtió en la abanderada del verdadero movimiento alternativo de los Estados Unidos. Ante la muerte del sobre-producido grunge, Stephen Malkmus empezó a hablar a la juventud de su país con letras irónicas y una sincera actitud en contra de la puesta en escena de la industria de la música. Su primer álbum abrió las puertas a un crecimiento exagerado de Matador Records, por lo cual decidieron dar completa libertad creativa al compositor para su siguiente material.
Crooked Rain, Crooked Rain (1994) es una representación sonora de la ambivalencia de la juventud. Es un álbum diverso que contiene baladas pop preciosas dirigidas al amor más puro, ridículas piezas de jazz y canciones de un noise rock intenso que se distinguen por la inocencia que presentan en sus teclados y las líricas auto-conscientes de Stephen Malkmus.
Su álbum debut llamó la atención de la industria gracias al misticismo que se creaba al enterrar sus melodías vocales en las violentas guitarras repletas de efectos. Contrario a las grandes bandas de shoegaze y de dream-pop de la época, Pavement no lo logró gracias a un impecable trabajo de producción, más bien fue todo lo contrario. El valemadrismo lo-fi de la banda hizo que la voz se centrara siempre en lo más bajo de la mezcla. Sin efectos, sin nada más que los sonidos de la guitarra golpeándolo por los costados, la voz de Malkmus se convirtió en una fuerza intensa, gritona e imposible de descifrar.
Para este nuevo material, el quinteto decidió que quería algo mucho más fácil de digerir, un álbum pop. Es por ello que decidieron rendir tributo a Purple Rain (1984) de Prince y se sentaron a leer libros sobre composición de hits durante meses. Además, se decidieron por trabajar en una producción mucho más limpia, lo cual les valió muchas malas miradas ante la noción de que “se habían vendido”.
Contrario a lo declarado, la realidad es que la producción fue creada con métodos tan amateur como aquella de sus primeros EP’s. Contrataron a un ingeniero llamado Mark Venezia y grabaron en su departamento de Manhattan, Nueva York, un estudio pequeño con una tienda de instrumentos de segunda mano en la primer planta. Compraron todo ahí, interpretaron sus canciones en dos o tres tomas y lo mezclaron ellos mismos en el transcurso de la próxima semana.
El guitarrista de la agrupación Scott Kannenberg declaró que “teníamos una verdadera actitud punk, nos gustaba la idea de vivir con nuestros errores. Hacíamos la canción y la dejábamos ser tal cual”. Tal vez es por ello que la carrera entera de la banda ha sido considerada como una brillante impresión de la juventud norteamericana, sin barreras ni pretensiones.
Robert Christgau, probablemente el crítico de música más influyente que haya tenido la prensa escrita, inició su reseña declarando que “sin importar lo pegajosas de las melodías, es ridículo pensar en su potencial comercial, nunca se venderán de verdad hasta que por lo menos hayan tomado una clase de canto”. Pese al éxito comercial e inclinación al pop, la actitud valemadrista y juvenil forma de ver la vida de la banda, se mantenía al 100 por ciento a lo largo de los tracks que lo conforman. Posteriormente, el escritor de Village Voice los nombró su propuesta favorita de la década noventera.
El compromiso en contra del profesionalismo es algo que distingue al primer sencillo del material ‘Cut Your Hair’, canción que irónicamente logró convertirse en el mayor éxito comercial de la banda con una constante rotación en MTV. “La publicidad ve y vende… no tiene cabello/ Las canciones significan mucho, cuando las canciones son vendidas y tú también“, relata Malkmus respecto a la importancia de tener un gran cabello cuando estás dentro de la industria discográfica, sobre unos coros irresistibles y sonidos diegeticos que se suman al resto de la canción para remarcar la burla que hacen las masas a quien no logra entrar a las listas gracias a su parecer.
La pieza fue votada uno de los 30 himnos indie más importantes de la historia por la NME, revista que remarcó la ironía dentro de la propia lírica, pues contiene segmentos de auto-crítica de parte de Stephen Malkmus, cantante que se caracteriza por tener un gran peinado.
Esta noción de tirarse mierda a sí mismo está presente a lo largo de la mayor parte de las canciones. ‘Unfair’ es una oda a su fracaso ligador. ‘Hit The Plane Down’ es una pieza cíclica de jazz en la que literalmente canta “Lo intenté pero soy muy estúpido” mientras se revuelca en su propio fracaso en los versos. ‘Fillmore Jive’ es una balada lo-fi en la cual relata las razones por las cuales su banda nunca hará nada importante, declarando que el rock está mas que muerto. En ‘Range Life’ dice que The Smashing Pumpkins y Bush son una mierda, pero que Pavement no es mucho mejor.
Malkmus se equivocó, pues aunque ‘Gold Soundz’ está repleta de pensamientos de auto-desprecio en la icónica frase “eres el tipo de chica que me gusta porque estás vacía y yo estoy vacío”, esta canción se ha convertido en una de las piezas más aclamadas de la historia de la música grabada. Pitchfork la colocó en la primer posición de su lista de las Mejores Canciones de los Años Noventa, sobre iconos políticos como ‘Common People’ de Pulp y clásicos visionarios de música vanguardista como ‘Windowlicker’ de Aphex Twin y ‘Paranoid Android’ de Radiohead.
La canción no es imprescindible por contar con innovaciones sonoras, nivel de producción o vanguardismo. Pavement siempre fue importante por algo que va mucho más allá de cualquier maestría artística, trata sobre la empatía y ‘Gold Soundz’ suena a una memoria de tiempo atrás, una con la que todos cargamos. El primer par de palabras son “go back” y es exactamente a donde nos dirige la banda a lo largo de sus dos minutos y medio. Es un relato de amor narrado por un amigo cercano, sin ningún compromiso más que el compartir.