#WARPWatches: El estado del remake Hollywoodense

// Por: Diego Galán

vie 4 enero, 2019

En #WARPWatches visitamos diferentes tipos de new media e industria creativa para revisar el presente y discutir las propuestas a mano de los creadores de contenido.

Con el próximo estreno de The Upside, remake norteamericano de la película francesa The Intouchables (2012), es importante pensar en el estado de la industria hollywoodense, que hoy es más que evidente que lucha con su desarrollo creativo. De ninguna manera esto se refiere a una falta de “profundidad”, cine de arte o éxito comercial, pero más bien a la generación de propuestas originales bajo los términos que siempre han sido fundamentales en esta industria americana.

Lo que muestra este próximo estreno es que el groso actual de la producción Hollywoodense continúa dependiendo de remakes, reboot, secuelas y precuelas. Toda esta reiteración creativa ha generado grandes bolsillos comerciales como con las marcas de Marvel y Star Wars, pero de ninguna manera parece una fórmula segura con competencia tan ardua, catástrofes de propiedad intelectual y un esquema que no parece sostenible a largo plazo.  The Upside, es un ejemplo que desvela cómo estos remakes, reboots y demás no son lo que alguna vez significaron, no son utilizados con los mismos objetivos. Lo que alguna vez fue una herramienta industrial para la creación y americanización de potenciales mercados, también un especie de “almohada” creativa hoy es el primer plano de la industria y existe en una relación de total co-dependencia.

Los problemas con el remake de The Upside

The Upside es una película que de ninguna manera existe por una necesidad del mercado americano. No es una película de culto a la cual le falte visibilidad o éxito comercial, mucho menos una oportunidad gastada por el cine extranjero. La película francesa del 2011 es una película lejana de las concepciones del “cine de arte” extranjero, en lugar es un drama comedia feel good cuyo argumento simple e identificable la convirtió en la segunda película más taquillera en la historia del cine francés y la película extranjera más exitosa de ese año en Estados Unidos. En muchos sentidos, fue de las primeras muestras de cine extranjero tomando pauta, al fin, de la industria Hollywoodense mientras que tienen aún gozan de un gran sustento creativo. Así esta película irrumpió sin problemas en un mercado internacional y la supuesta problemática de la “barrera del lenguaje” dejó de ser tan excusable. No obstante, a menos de 8 años de su estreno, la industria Hollywoodense ve pertinente hacer un remake sin una razón financiera o objetivo claro, más que hoy el esquema creativo de la industria americana depende al 100 por ciento de los remakes, reboots y sagas para continuar manufacturando.

Es por ello que la apuesta de The Upside parece problemática, pero aún así no descarta la posibilidad de ser exitosa y quizá hasta una buena oportunidad para re-evaluar el objeto de estos remakes. ¿Cuál ha sido el sentido y fortuna de algunos de los remakes americanos más populares? Cabe decir, que no nos enfocamos únicamente en el éxito crítico, pero también en el éxito comercial y su general impacto cultural. De ser únicamente un acercamiento crítico es difícil tener una perspectiva completa de lo que se trata desmenuzar en este texto.

Ejemplos de remakes bien y mal realizados

Uno de los ejemplos más recientes e interesantes es el del remake de Oldboy (2003), filme de culto coreano que relata una fuerte historia de venganza. A diez años de su lanzamiento, Spike Lee y Mark Protosevich lanzaron su propia versión que ya estaba siendo trabajada desde 2008 en una larga pelea por los derechos de autor. El resultado de esta versión americana fue una mediocre respuesta crítica y una terrible recepción de la audiencia, que de cualquier manera vio una generación de tracción hacia el trabajo original y sobre todo una clara influencia en este estilo de filme que después se vería en series televisivas, como Daredevil de Netflix. Lo que parecía una buena apuesta por sacarle jugo a un filme de culto, dentro de un casi natural espacio de acción y violencia americana, incluso rebajando algunos de los temas más controversiales, de alguna manera resultó inhóspito en este mercado.

Por otro lado, Let Me In (2010), el extraño híbrido de cine romántico y de terror, un remake de Let the Right One In (2008), película sueca, es uno de los precedentes para el éxito de la americanización “redundante” más interesante. Críticamente, la versión americana fue aclamada, aún así es considerada inferior a la original, pero la brecha entre su éxito comercial, visibilidad, así como su impacto cultural es de día y noche. Solo un par de años después de la original, la entrega americana más que lograr una excelente ejecución, fue una propuesta clave en un momento decisivo para el cine de terror “comercial” que estaba luchando con adherirse a los tiempos modernos.

Parecido a The Grudge (2004) y Ju-on: The Grudge (2003), la apuesta por recrear el filme logró catalizar un mercado y espacio creativo que se encontraba en problemas en su respectivo momento de lanzamiento. Este último ejemplo, sobre todo importante al ser r un ejercicio del mismo director. Lo que logró la entrega americana de este filme de terror, fue similar. Logro definir la dirección del cine de terror con mayor visibilidad en su época. Aunque hoy puede ser recipiente de mucha crítica, fue clave en entender cuál es el sentido de “tropicalizar” una película incluso cuando su lanzamiento o éxito es similar.

A veces, el sentido de los remakes justo encuentra éxito en postrar visibilidad cuando la “barrera de lenguaje” o incluso simplemente la percepción del cine “avejentado” es demasiado para un mercado popular. El ejemplo más fácil, Solaris (1972), el filme de ciencia ficción revolucionario por parte de uno de los directores más grandes de toda la historia Andrei Tarkovsky. La reiteración del filme en 2002, de ninguna manera fue un éxito comercial, mucho menos crítico pero similar a lo que logró Oldboy de manera más discreta, fue generar tracción hacia el verdadero valor de la versión original. El impacto cultural de esta reiteración es como una especie de “introducción” a un cine que no es tan accesible tanto por su estilo como por su distribución.

Sin duda hay veces que esta visibilidad no es suficiente para empapar a una audiencia, mucho menos para popularizar e imposible cuando ni siquiera hay una ejecución digna. Taxi (2004), Dinner for Schmucks (2010) o Death at a Funeral (2010) son todos ejemplos de remakes de exitosas entregas de cine extranjero, que hacen sentido americanizar, tienen un mercado obvio y que hoy cualquier involucrado quiere olvidar. A veces, el remake depende completamente de su ejecución.

Uno de los ejemplos más confusos de todos estos factores de los que hemos hablamos es el de Vanilla Sky (2001) un remake de la película española Abre los Ojos (1999). Ambas películas tuvieron un éxito relativo y respectivo a través de un argumento fuerte y resonante a la época. De alguna manera con los años, la retrospectiva tanto de la mala ejecución de su versión americana como una mala longevidad de su material original muestran que incluso el tiempo y el argumento en un remake son suficientes para definir su significado. Cabe decir, que en su momento ambos ejercicios encontraron éxito comercial.

Grandes éxitos americanizados

En el otro extremo, hay casos claros donde el remake es una sensata decisión comercial, la traducción del argumento goza de la industria americana y su ejecución es tan buena que se crece casi como un ejercicio individual. Películas como Scent of a Woman (1992), The Birdcage (1996), 12 Monkeys (1995) o The Departed (2006) han visto al remake americano en su mejor cualidad.

Qué mejor ejemplo que The Departed para entender esto. La visión de Martin Scorsese del aclamado filme Infernal Affairs (2002) salido de Hong Kong, sin duda muestra la natural traducción al cine americano.Scorsese es un creador adecuado a este contenido y un remake que podría parecer redundante resulta incluso definitivo en su propio derecho.

Así, es obvio que el remake es una herramienta en el cine que puede tener diferentes valores al final definido por un conjunto de objetivos claros. La problemática actual, realmente está en su sobreuso, en la dependencia del cine americano por utilizar esta herramienta como sustento creativo. Todo esto nos pone en la complicada situación de tener su significado diluido, sobre todo cuando no se tiene el objetivo ya no es más sostener un vacío en la manufactura de una industria creativa que ya no tiene ni su material primordial, la creatividad.