#WARPYearbook2018: Los 25 mejores álbumes del año

// Por: Oscar Adame

jue 20 diciembre, 2018

Uno de los elementos más importantes a considerar para el desarrollo de una persona es el proceso de descubrimiento. Todos los años cambiamos, crecemos, nos abrimos a nuevas experiencias y con ellas nuestra percepción del mundo se vuelve una distinta. 

En la música el crecimiento no es distinto, todos los días nos topamos con nuevos sonidos, nuevos mensajes que quedan impregnados en los álbumes. Estos son algunos de los materiales que hicieron del 2018 un año repleto de descubrimientos.

Discos Que Cambian Vidas

25: Christine and The Queens – Chris

Héloïse Letíssier es una cantante y productora francesa que creció en un contexto dedicado por completo al arte. Sus padres, unos estudiosos de la literatura, le enseñaron de teatro, literatura y de música, razón por la cual a corta edad ya había consumido cientos de discos pop, entre ellos clásicos glam de T. Rex y David Bowie. 

Es bajo estas facilidades que la parisina ha logrado explorar temas rodeados de polémica en el mundo de hoy en día, bajo una lupa madura y personal. Este disco es una colección de historias personales que nos muestran a una de las mentes pop más prometedoras de la actualidad reflexionando sobre su propia sexualidad, profundizando en la importancia de la feminidad y de su contraste con la masculinidad latente que todo el mundo carga en su persona. Es un material que juega con ritmos electrónicos ochenteros, llenos de un groove sensual que nos transportan a la era del Bad de Michael Jackson. Un viaje sonoro en el tiempo que sorprende con su nivel de producción e inteligencia de su mensaje. 

24: Jenelle Monáe – Dirty Computer

Janelle Monáe nos regresa aquí dos decadas y media en el espíritu de su pop. Hubo un momento donde este género se cotizaba por sabores de R&B, nivel de glamour y la agencia de sus personalidades femeninas. Dirty Computers, es un destilado de todos estos elementos pero sin una conceptualización delimitada por el pop.

Es un álbum que contempla cosas tan inesperadas como lo que engendra el universo de artistas como Janet Jackson, Destiny’s Child y Mariah Carey como fundamento de externalización mientras que deja llover sobre si futurismo, socialización, política sexual y gran inclusión de producción moderna.

 

 

23: Arctic Monkeys – Tranquility Base Hotel & Casino

Arctic Monkeys volvió a mostrar una nueva evolución dentro de su discurso y sonido tras cinco años del estreno de AM (2013), material que los colocó en el ojo público del impenetrable Estados Unidos con canciones sensuales y bailables, dejando a un lado la rebeldía garage rock que los caracterizó durante años. 

Ante una gran cantidad de expectación mediática, los originarios de Sheffield, Inglaterra, decidieron volver con un disco aun más lento, repleto de armonías jazzísticas y de melodías soul, construidas siempre sobre unos fríos pianos que encuentran su opuesto en la cálida voz de Alex Turner, quien empieza cantando – En un inicio sólo quería ser uno de The Strokes-. Una línea que muestra el reconocimiento a un pasado que ya no le corresponde, remarcando que el artista tiene nuevas pretensiones, mismas que se dejan ver en la madurez sobria de este material.

22: DJ Koze – Knock Knock 

Un año difícil para cualquier tipo de expresión festiva y hedonista, artistas como DJ Koze y Against All Logic, uno de los tantos pseudónimos de Nicolas Jaar, toman el 2018 como plataforma para re-enfocar algunos fundamentales del house y el tech-house.

Knock Knock es esencialmente un disco de nicho, pero no tan aislado del resto de la música moderna como para ser enajenante. Este es un trabajo que encuentra balance entre composición y producción, donde ambas tienen suficiente carácter como para complementarse en universo donde caer en lo redundante es más fácil que nunca.

 

 

 

21: Julia Holter – Aviary

Después de Have You In My Wilderness (2015), parecía claro no solo que hacia a Holter especial, pero el camino natural de su música a desarrollar. Aviary es enajenante al ser la artista enfocándose en un número menor de sus habilidades y dándole a su carrera un extraño giro. De primera vez, Aviary parece un innecesario freno en lo que parecía una línea directa al éxito para Holter.

Con tiempo y atención, Aviary demuestra ser un verdadero logro en la ambición de Holter como también algo para observar por el resto de sus contemporáneos. Es un álbum de precisión esquemática y pulso constante, algo tan aparentemente inmóvil que parece no estar ahí y que cuando se nota es imposible de ignorar. Es un zumbido debajo de la tierra causado por algunos de los movimientos más monumentales de nuestro planeta, es una epifanía que solo se presenta a través de un delicado proceso de introspección. Holter se define aquí como impredecible y definitiva para nuestro barroco pop.

20: Suede – The Blue Hour

Cuando Suede se reunió a principios del 2010, el público que los sigue desde su trabajo a principios de la década de los 90 no sabía qué esperar. Las letras dramáticas de Brett Anderson siempre habían visto su poder en los terrores que vienen con la sexualidad, drogadicción, desamor y pobreza y que llegan con la libertad de una juventud hedonista y pasional. Habían pasado casi 10 años y el vocalista ahora tenía hijos, se le veía feliz y maduro. 

Todos temieron por el tormentoso mundo de Suede, sobretodo tras un desastroso último disco en forma de A New Morning (2002). Sin embargo, Anderson y los suyos lograron no sólo seguir construyendo sobre el imaginario que se ha mantenido intrínseco en la banda desde 1991, si no que también lograron madurarlo con una trilogía de discos que hablan de un nuevo tormento, de aquel que llega con la edad. Hombres sufriendo en su edad media, en proceso de divorciarse del amor de su vida, tratando de reconectar con sus hijos y paseando en los basureros por los cuales caminaron de niños, sólo por nostalgia. The Blue Hour es el cierre a uno de los come backs más interesantes de la historia. Un disco pasional, repleto de guitarras glam, coros britpoperos, cuerdas nostálgicas y momentos cinemáticos que suman a la brillante narrativa con la cual Suede se ha establecido como una de las bandas más respetadas de Gran Bretaña. 

19: Natalia Lafourcade – Musas Vol. 2

Estamos en una situación excepcional al ser latinos y poder observar desde adentro, un trabajo como este verse colar hacia estratos más internacionales del consumo de música popular. Esto por decir que las grandes casas musicales como Estados Unidos e Inglaterra, inmediatamente tendrán un espectro de comprensión reducido ante este tipo de música por una barrera meramente cultural. Mientras palabras como danzón, salsa, trio, mambo, son, cumbia, jarocho, sinaloense, huapango y demás tienen al menos una identificación clara en nuestro oído, desde afuera lo que conforman estas expresiones musicales se ve comprimido.

Lafourcade hoy continúa su carrera con una extraña relación entre lo que debe ser “nuestra mexicanidad” y lo que al final del día en realidad es esta artista. Este álbum es una concepción ideal para un mercado interno que puede apreciar la continuidad de nuestras tradiciones de una manera más ligera, y un precedente para los detalles de nuestra música en un mercado mucho con mucho menos perspectiva.

 

18: Bob Moses – Battle Lines

Tras ganar el corazón de miles de escuchas con su disco debut, Days Gone By (2015), este año Tom Howie y Jimmy Vallance hicieron su regreso con Battle Lines (2018), material conformado por 11 canciones con las cuales la banda se propuso a tocar tantos temas e instrumentos como pudieran. Es un material que muestra la evolución sonora y lírica del duo, que en este caso se abrió a la experimentación con influencias notables de New Order y Depeche Mode.

La brillantez de este duo radica en que muy pronto en su carrera lograron dar con su propia identidad, una dada por la combinación del interés de Tom en crear música alternativa, presentando brillantes melodías pop y riffs de guitarra apasionantes, con el talento que tiene Jimmy para crear bases de un techno del más alto nivel. Es la convergencia de dos géneros musicales completamente opuestos entre sí, pero que a la vez combinan muy bien en sus narrativas de abandono y desamor. 

 

17: Kali Uchis – Isolation

La cantante colombiana apadrinada por Tyler, The Creato, sobresalió a mediados de este año con la publicación de Isolation (2018), álbum en el cual se deshace de sus relaciones tóxicas con líricas agresivas y una fusión de trap irresistible. Es un disco hipnótico que se desarrolla con facilidad en las piezas, entre docenas de elementos distintos y una lista de colaboradores que incluyen a Kevin Parker, Jorja Smith y Damon Albarn. 

Kali Uchis se reafirma como una bocanada de aire fresco y un talento emergente a seguir, pues no cualquiera puede rodearse de esa calidad de invitados y no dejarse eclipsar, pues aqui la verdadera protagonista es ella, quien con su carisma y talento, logra robarse el show. Sin duda uno de los álbumes pop mas completos y relevantes que nos dejará este 2018.

 

16: Kanye West – ye

El segundo material del año producido por Kanye West fue su octavo disco de estudio como solista. Un material que fungió no sólo para dar una nueva cara del polémico artista, si no también como el epicentro de una colección de lanzamientos que sin duda se convertirán, con el tiempo, en uno de los eventos musicales más importantes del 2018. Materiales de un hip-hop violento y repleto de elementos vanguardistas que sobresalen por contener exploraciones personales sinceras y reveladoras. 

Kanye nos dio la bienvenida a su nuevo trabajo bajo un letrero en donde se lee “I Hate Being Bi-Polar it’s Awesome”, una portada que diseñó de camino a la presentación del álbum en una aplicación para celular. Misma impulsividad con la cual están construidas las canciones de este material, escritas a modo de flujo de consciencia, Kanye profundiza en las dificultades que tiene que enfrentar al lidiar con el trastorno citado en su carta de presentación bajo una paleta de sonidos minimalista, pero fresca que juega con  elementos que van del spoken world al metal industrial, el gospel y el hip-hop. 

15: Mint Field – El Pasar de las Luces

Tras dos años de desarrollo artístico y personal dentro de la industria independiente mexicana, este duo integrado por Estrella del Sol y Amor Amezcua logró entregar un disco debut maduro que se distingue por sus fríos paisajes instrumentales, construidos bajo dinámicas del post-rock y de los efectos de guitarra y producción que normalmente se le citan a géneros como el shoegaze y el dreampop.

Este es un álbum sobre las complejas emociones que se viven al salir por primera vez de casa, cuando te das cuenta de las crueldades del mundo y de que el éxito, el amor y la amistad sólo son concepciones. Un trabajo sobre la fragilidad del crecer que toca de forma brillante y poética la confusión de estas dos chicas y la transforma en canciones repletas de una atmósfera fría que encuentra su opuesto en el calor de los relatos que cantan en español, el idioma más romántico del mundo. 

14: Nine Inch Nails – Bad Witch

2018 nos trajo Bad Witch, la última pieza de la trilogía de Trent Reznor y Aticuss Ross precedida por Add Violence (2017) y Not The Actual Events (2016). En palabras de Reznor, la idea creativa detrás de las placas fue “escapar del ciclo que representa escribir un álbum, grabarlo, promocionarlo y salir de gira”, generando entregas de canciones en, relativamente, periodos de tiempo más cortos.

A nivel sonoro estamos ante el disco más experimental de la triada, con Trent y Aticuss llevando al límite el diseño y la producción detrás de cada pieza. ‘Ahead Of Ourselves’ es un claro ejemplo, un track que coquetea con el drum & base y el IDM, sin perder el toque industrial de NIN, fiero y abrasivo, implícito en cada una de sus obras. Sin embargo, en el lado orgánico también nos encontramos con sorpresas, en ‘God Break Down The Door’ tenemos a Reznor tomando el saxofón y enfrentando la interpretación vocal como nunca antes, dando por resultado lo que parece un tributo áspero y desolador a su mentor David Bowie y el corte ‘I’m Deranged’.

Al final, Bad Witch es uno de los trabajos más interesantes del año, no solo por su espíritu avant garde y su alma sónica que parece encontrar resguardó en la penumbra del arte radical, también porque se une a lo más selecto de la discografía de Nine Inch Nails, dejando un panorama prometedor en el porvenir del proyecto.

 

13: Jon Hopkins – Singularity

El músico y productor inglés regresó con una respuesta importante a muchas de las preguntas que surgieron desde Immunity. La marca de Hopkins a sido de darle producción minuciosa a composición grandilocuente. A sido darle más expresividad a las herramientas de producción para la escucha atenta y mayor escala al desarrollo composicional para la contemplación.

Singularity también es un compromiso entre las alargadas, abstractas y texturizadas razones de Immunity, con un nuevo acercamiento al pop que tanto ha posicionado a Hopkins como colaborador de actos como Coldplay. Una evolución prudente, entre exploración y efectividad.

 

 

 

12: Pusha T – Daytona

Daytona es uno de los integrantes del último plan macabro de lanzamientos de parte de Kanye West. En muchos sentidos, el éxito de este álbum es extraño pero merecido. La figura de Pusha T en el hip-hop es claramente reputable por su longevidad y contribuciones, pero definitivamente nunca a sido tan engrandecida como con este lanzamiento que parece ponerse sobre todo lo que percibimos hoy como un hip-hop diluido. Pusha-T es una cara tradicional sin problemas cascarrabias, es una voz clásica apoyada por la visión de West.

Daytona goza de ser concreto, directo y quizá la selección de samples más agresiva por parte de West. Pusha-T retrata dentro de esta economía y eficiencia, lo que componen el estilo de vida de su generación de rap y crítica a la actual con el sustento de su éxito y madurez. La descripción de la personalidad de radio Charlamagne Da God es quizá la más atinada “adult contemporary trap music”.

 

11: IDLES – Joy As An Act Of Resistance

This snowflake’s an avalanche” es el manifesto vulnerable, ingenuo y divertido de una banda de hooligans profundamente agresivos. Quién quiera hablar de clichés sabe identificarlos y por lo tanto es responsable de no cometerlos. Lamentablemente esto último nunca pasa. Un cliché.

La resiliencia de Idles es primero que nada una resistencia no una quejumbre sobre el difícil clima político actual. Segundo, es un acercamiento auto-crítico y propositivo sobre precisamente como muchos de los que están en combate pueden reforzar lo que dicen que pelean. Joy… es un álbum seriamente peligroso, honestamente desvalido.

 

 

10: Sons Of Kemet – Your Queen Is A Reptile

Es difícil hablar de jazz en 2018 sin caer en desinformación, percepciones generalizadas y más redundancia de un género con un legado tan profundo, diverso y que hoy más es una estatua que un hombre. Dentro de los destellos de jazz moderno que se integran al mundo de consumo musical general, han habido grandes esfuerzos por modernizar la paleta de sonidos para audiencias menos familiarizadas y también de instrumentar géneros cercanos para la re-valoración de la interpretación, pero lo que Sons Of Kemet logra aquí va mucho más allá de esto.

Your Queen Is a Reptile es una antología de denuncia histórica y confrontación que prolifera de manera viva en nuestra vida actual. De esta manera dándole a este género una razón social para prestar atención. El álbum también es una reconfiguración de la instrumentación e interpretación de forma radical, lo que tiene de jazz el álbum es su estructura, pero los medios y su dinámica es la que termina por ganar por las preguntas acerca de musicalidad que nos obliga a enfrentar.

 

9: Death Grips – Year Of The Snitch

No fue sorpresa que Death Grips que este disco haya sido filtrado por piratas cibernéticos, compartiendo el link en sus redes sociales. Si este trio de hip-hop experimental de Sacramento ha obtenido su gran fama por algo en especial, es por dirigirse de forma acorde a lo que es su música. Extremistas en la violencia que generan sus instrumentaciones cargadas de elementos, de ritmos frenéticos y de líricas, repletas de gritos disonantes que muestran el imaginario de un hombre que podría ser descrito como un psicópata. MC Ride, Zack Hill y Andy Morin se han convertido en la agrupación contestataria más importante de la era digital porque tienen una gran capacidad de llevar todo a los extremos y Year of the Snitch (2018) no es distinto.

Este disco es un nuevo intento por parte del trío para criticar a la cultura web desde su epicentro, que brilla gracias a sus experimentos sonoros, repletos de elementos glitch que son transgredidos de tal forma que lo que queda son instrumentaciones violentas perfectas para criticar algo de lo cual no pueden salir.

 

8: The 1975 – A Brief Inquiry Into Online Relationships

La joven agrupación de Manchester, Inglaterra, había recibido un gran éxito comercial gracias al rock-pop juvenil de sus pasados tres discos de estudio. Su sensibilidad pop, actitud rebelde y líricas románticas los convirtieron en una de las bandas más importantes para toda una generación de adolescentes. 

Aunque en su pasado material, el tres veces platino I Like It When You Sleep… (2016), ya dejaban entrever la ambición de la agrupación, con influencias shoegazeras y post-rockeras notables dentro de sus momentos más experimentales, en pequeños puentes instrumentales e introducciones, nadie esperaba que la banda llegará con un disco como A Brief Inquri Into Online Relationships (2018) tan rápido en su carrera. Es un disco sólido que ha llegado a ser descrito por medios como la NME como “el OK Computer de la década“, que encuentra un balance interesante y muy fresco en su combinación de electrónicos chill-wave con la instrumentación típica de una banda de rock. Es un material inteligente que desarrolla con relatos negativos a la visión post-apocalíptica que tiene la banda respecto a la cultura web, todo sobre irresistibles melodías pop. 

 

7: Daughters – You Won’t Get What You Want

Tras ocho años de silencio creativo, la aclamada agrupación de grindcore de Rhode Islance regresó bajo una cara que fue tan inesperada como deslumbrante. Cambiando la corta violencia del género que los distinguió durante toda una década, el cuarteto decidió componer un disco de un noise-rock cíclico que encuentra grandes momentos de catarsis en violentos up-tempos y la inclusión de decenas de elementos aterradores. 

Tal como los más grandes intérpretes del género, Daughters logró crear una obra maestra de la atmósfera. Escuchar este material es un viaje a través de las esquinas más obscuras de la mente de Alexis S.F. Marshall, quien grita con pasión cada una de sus líneas mientras sus instrumentistas lo golpean con duros riffs de guitarra, tambores secos y sintetizadores hipnotizantes. 

 

 

6: Low – Double Negative

Double Negative (2018) es un álbum imposible. No tiene nada de interesante hoy en día hablar de eclecticismo o choques de estilo de música con electrónica. Esto más que ser un experimento hoy es hasta una norma. Los actos que se pueden decir diversos son los que logran conjugar más influencias, más alejadas estilísticamente o producirlas de aliada, en cualquiera de los casos siendo discretos. El éxito artístico de la diversidad no está en la novedad sino en la ramificación.

Para este punto Low lleva 25 años dentro de un circuito donde proponer es el pan de cada día y Double Negative (2018) es imposiblemente eficiente en su manera de juntar influencias. La producción e interpretación el álbum da valor al uso de recursos y no hay ni una sola sutura visible en el coser de los elementos del álbum. El éxito sónico de Low es tan natural aquí que uno no puede más que pasarlo al segundo plano y enfocarse en lo inmediato de lo emocional, en verdad una experiencia estética completa y sin desconexión a raíz de una falta de práctica.

 

5: JPEGMAFIA – Veteran

La propuesta del hip-hop experimental no se puede quedar en el gran trabajo de Death Grips. Con Veteran, Peggy se vuelve en una de las primeras y más definitivas voces que no son únicamente una expansión de Death Grips, sino un acercamiento especial. Este es uno que se nutre de los riesgos y menos de la personalidad, de lo cultivado y menos de lo repentino.

Veteran exhibe producción indiscriminada, dispersa y tradicionalmente compuesta por los fundamentales del hip-hop. Parece como un MPC3000 donde las configuraciones pre-establecidas han dejado de funcionar y la introducción de samples es aleatoria en su tiempo y ciega en su selección. Todo esto, parte del proceso consciente que JPEGMAFIA lleva a cabo para darle plataforma a sus preocupaciones del actual estado político y social.

 

 

4: Mitski – Be The Cowboy

La artista es mucho más que un brazo indie, pop con garra rock. Mitski desde Puberty 2 (2016) se ha vuelto relevante por su voz como cantautora. Este título es más que una adición bonita para decir que cantas lo que escribes, en su propio valor describe la capacidad de un artista por darle verdadera extensión verbal a su música. Mitski se a mostrado más que capaz en hacer observaciones valiosas y relevantes aparte de ser una compositora valiosa.

Be The Cowboy (2018) es más chic, más grande y ostentoso que su predecesor, pero lo que pierde en garra, la gana en un lustre que hace de las visualizaciones del mundo para Mitski más claras, solidarias y apasionantes que nunca. Una voz seria y terrenal que vive en el lugar donde lo que se comparte es la comprensión.

 

 

3: Rosalía – El Mal Querer

Con electrónicos derivados del trap y un concepto que rodea al poder femenino de la novela occitana del siglo XIII, Flamenca, Rosalía logró renovar con un gran resultado a un género tan intrínseco, clásico e intocable como lo es el flamenco. Tomó a la tradición de su natal España para presentarla a una nueva generación hambrienta de nuevos sonidos, combinándola con ganchos pop irresistibles, una producción de primer nivel y sonidos cinemáticos.

El disco es uno de los más comentados y mejor criticados del año por una gran diferencia. Canciones como ‘Malamente’ y ‘Pienso En Tu Mirá’ han sido escuchados millones de veces en sistemas como Spotify y en redes como YouTube. Su estilo se ha transformado en uno de los trending topics del año, con frases como ‘Trá Trá’ siendo repetidas en forma de homenaje y cientos de famosos mostrándose encantados por su música, incluyendo una Halle Berry que se graba mientras baila sus canciones y un James Corden que la invita personalmente a participar en su programa. 

Este material ha puesto a Rosalía en lo más alto de la atención mediática y lo tiene bien merecido, el concepto del disco es asombroso, con ilustraciones y videos que remarcan la religiosidad alrededor de una figura femenina que sufre por un desamor. Todas las canciones son adictivas y presenta una evolución importante para un género que no había visto una disrrupción en décadas. 

 

2: Deafheaven – Ordinary Corrupt Human Love

Los proyectos musicales contemporáneos que serán recordados en 10 años por expandir la expresividad de un género musical específico pueden contarse con los dedos de una mano. Hay gente que cree que ya todo se ha hecho dentro de la música rock, pero esas personas no han escuchado nunca de Deafheaven. 

Cuando la agrupación liderada por el vocalista y poeta George Clarke y el guitarrista Kerry McCoy entró a la industria del metal en los Estados Unidos, lo hizo con nada, sus integrantes estaban sumidos en la pobreza tras producir un EP homónimo que presentó un sonido único. Una combinación de los gritos guturales del black-metal con los nostálgicos instrumentales del post-rock y los efectos de guitarra atmosféricos del shoegaze. La gente se volvió loca, los metaleros no lo tomaron a bien, pero el resto de los escuchas se fascinó con la frescura de su propuesta. 

Tras el aclamadísimo Sunbather (2013) y el violento New Bermuda (2015), la banda ha dado un paso correcto para seguir rompiendo con las convenciones de cualquier género, integrando preciosas melodías a piano, líneas de guitarra cercanas al rock alternativo y segmentos en los cuales se olvidan por completo de los guturales para experimentar con sonidos atmosféricos y canciones pop junto a las frágiles melodías que se esconden sobre las capas ensordecedoras de guitarra que los han caracterizado. 

Un disco lleno de ambivalencias, de momentos obscuros regidos por gritos guturales, densas guitarras y baterías que no se quedan quietas sobre un fondo en donde siempre sobresale un fino arpegio de guitarra, una secuencia preciosa de notas en piano o unos coros angelicales que, cuando salen a la luz, entregan momentos melódicos llenos de paz. Es la luz contenida dentro del completo desastre, es buscar lo más hermoso de la vida dentro de la imperfección del mundo. 

Ordinary Corrupt Human Love (2018) es un disco prácticamente perfecto, que se suma a una de las discografías más redondas e interesantes en la música moderna. Pese al odio que han generado dentro de la comunidad metalera, Deafheaven se mantiene como la agrupación más importante del género en la actualidad por una razón muy sencilla, pues siguen innovando en su búsqueda por contar historias interesantes y llenas de emotividad vistiendo sus elementos más significativos, pero no limitándose a ellos. 

 

1: KIDS SEE GHOSTS – KIDS SEE GHOST

Bajo una gran cantidad de dudas, este año al fin pudimos escuchar al disco colaborativo de Kanye West con Kid Cudi, un material que se había venido gestando desde 2008, cuando Yeezy descubrió a Cudi mientras buscaba por nuevos mixtapes dentro de la Internet. Él lo cubrió con sus conocimientos y fortuna, dandole una casa discográfica en G.O.O.D Music y llevándolo a la fama con importantes colaboraciones en discos como 808s & Heartbreak (2008) y My Beautiful Dark Twisted Fantasy (2010). 

Cudi creció para convertirse en toda una revolución dentro de la música hip-hop, tal como había hecho Kanye una década antes, integrando instrumentaciones típicas del rock alternativo a sus piezas, tristes y agresivas que explotan en ocasiones en verdaderos gritos reminiscentes del grunge. Por otro lado, West empezó a experimentar con tantos géneros como le pudiera ser posible, desde metal industrial hasta música gospel. Su relación se fracturó ante colaboraciones repletas de diferencias creativas y batallas de egos, pero este año se reconciliaron y lo hicieron con uno de los mejores álbumes de la década. 

Un clásico instantáneo que sigue con la filosofía de menos es más, de la serie de cinco materiales producidos por Kanye, saliendo a la venta a mediados de este año. Es un trabajo conciso con el cual es fácil relacionarse de una forma personal. Un álbum que sigue con el discurso del epicentro del disco solista de Kanye, ‘Ghost Town’, una canción preciosa que habla respecto a la liberación de West con relación a sus problemas mentales y sentimentales. 

Si ‘Ghost Town’ fue la liberación de Kanye, KIDS SEE GHOSTS (2018) es el momento en el que goza por completo de ella. Con una colección de canciones que son una locura tanto instrumental como líricamente, brillantes bases instrumentales repletas de momentos de tensión interesantes que deshacen al escucha entre beats industriales, guitarras noise-rockeras, sintetizadores psicodélicos y sampleos llenos de ironía, West y Cudi logran entregar un material que sirve como una auto-exploración a su espiritualidad. Cada una de estas canciones es brillante, es una oda al hedonismo, una gran pieza para la fiesta y una gran introspección de dos de las mentes musicales más interesantes e importantes del milenio.