El compositor japonés Takehisa Kosugi murió ayer, 14 de octubre, tras una larga batalla contra el cáncer de esófago. Así lo ha dado a conocer la organización Merce Cunningham Trust, misma que se ha dedicado a lo largo de los últimos 100 años a apoyar el talento artístico emergente, y en el cual Kosugi se desempeñó como su Director.
Él será recordado como una de las piezas centrales en el desarrollo del movimiento Fluxus, una corriente artística que combatió la “excesiva intelectualidad y pretensión del arte” con la idea de que el arte es “la vida misma y por ende todo lo que se hace en vida es arte“, de acuerdo al Manifesto Fluxus de George Maciunas.
Takehisa Kosugi estudió musicología en la Universidad de Artes de Tokio y se graduó con honores en 1962, un año previo al inició oficial del Fluxus con la publicación del Manifesto y de la serie de conciertos Chamber Street curados por Yoko Ono, y que presentó música de Jackson MacLow, Joseph Byrd y Henry Flynt.
En ese entonces Kosugi se desempeñó como violinista en diversos grupos y colectivos clásicos de la capital japonesa, hasta que formó el ensamble Group Ongaku de avant-garde. Influenciados por los experimentos musicales de John Cage y con conocimientos de la filosofía del Fluxus, el grupo empezó a presentarse de forma itinerante con el violín eléctrico y efectos de Takehisa Kosugi como su elemento protagonista. Estos experimentos sonoros crearon composiciones bizarras, impulsivas y disonantes que han sido descritos como una influencia primordial dentro del desarrollo de la música drone.
Fue en 1963 cuando Kusogi empezó a trabajar por su cuenta con la composición de Theatre Music, un tema que fue solicitado por el mismo Maciunas como parte de un combinatorio Fluxus titulado Fluxus 1. Esta pieza sólo podía ser reproducida al seguir una serie de instrucciones que iban desde el dibujar un rectángulo en una hoja de papel a trazar una espiral con los pies.
Se presentó en festivales y museos como el Royal Albert Hall, The Getty Center, Lincoln Center Festival y el Edinburgh International Festival con sus performances cada vez más complejos. En 1994 recibió el Premio John Cage por su legado dentro de las Artes Contemporáneas, desde entonces fungió como el Director del Merce Cunningham Dance Company.
Él colaboró en 1999 con Sonic Youth dentro de su disco SYR4: Goodbye 20th Century (1999), cuarto lanzamiento de una serie de materiales en los cuales la agrupación re-interpretó piezas Fluxus con la ayuda de compositores académicos como Takehisa Kosugi. “El tiempo que pasamos tocando música nunca desaparecerá“, declaró Thurston Moore de Sonic Youth.