“¿Que si estoy listo para la pasión mexicana?“, preguntó Nick Cave en una conferencia de prensa el pasado lunes, “tráiganla, carajo… qué venga“. El icónico cantautor australiano no defraudó con su respuesta, su regreso a la Ciudad de México fue tan pasional como las letras sobre las cuales predica a favor del perdón y el amor.
Este martes miles de personas se dieron cita en el Pepsi Center del WTC, un foro que se transformó durante poco más de dos horas en una cueva repleta de destellos de entre la obscuridad. Una cita cuasi-religiosa en la que dio misa un personaje largo y delgado, vestido únicamente de negro… una figura vampiresca que predicó con un control total de su público con la ayuda de cinco prodigiosos instrumentistas. Dichosas almas que se dejaron petrificar por su mirada, movimientos de baile y canto ensordecedor, ellas fueron guiadas a un mundo sin igual lleno de monstruos de manos rojas, chicas empobrecidas y el fallecimiento de un hijo.
La cita inició entre gritos con la presentación sobre el escenario del gran Warren Ellis, quien a lo largo de la cita impuso su genio musical e instrumentista, aportando con coros, pianos, teclados, percusiones, flautas y tubulares. Detrás de su figura barbuda y elegante, Nick Cave entró al escenario, viendo al público fijamente, entre los aplausos de miles de jóvenes y adultos que han seguido su carrera a lo largo de sus cuatro décadas de existencia. Desde su histórica agrupación precursora del post-punk, The Birthday Party, al material en el cual le canta a su niño fallecido, el aclamado Skeleton Tree (2016).
Es justo de este último material de donde derivaron las canciones que dieron inicio a la noche, ‘Jesus Alone’ y ‘Magneto’. Ambas interpretadas de forma perfecta por los músicos que los acompañaron. ‘Do You Love Me?’ y ‘From Her To Eternity’ intensificó a la pista, con personas cantando a todo pulmón sus relatos de amor platónico.
El clásico de Let Love In (1994), ‘Loverman’ llevó a los discípulos de Nick por una obra maestra en la generación de tensión, la catarsis llegó en la segunda parte de la canción, con el rompimiento del violín de Warren y los azotones del cantante contra el suelo, lanzando las partituras por los aires, dando patadas boladoras y rompiendo el micrófono contra el suelo. El acechador del cual se habla en la canción se fue con la energía generada dentro del público, violento… que continuó con la misma intensidad con la interpretación de ‘Red Right Hand’, con sus icónicas campanas retorciendo los intestinos de los presentes como si fueran los pasos de la llegada del atemorizante personaje.
Nick Cave tomó el papel de pianista para interpretar las odas románticas a la inocencia de ‘The Ship Song’ e ‘Into My Arms’, la cual dedicó a la conmemoración del 2 de octubre, temas que hicieron llorar a más de uno de los presentes. La pulsión de muerte se vio en ‘Shoot Me Down’, pero el punto más fuerte del concierto llegó con la interpretación de ‘Jubilee Street’, tema central de Push The Sky Away (2013), en el cual se habla de una pequeña mujer que vive empobrecida en un ghetto estadounidense bajo el frío del desamor.
Al mismo tiempo el concierto también se transformó con la entrada de Nick Cave a la pista del público, adentrándose en lo más hondo hasta llegar a la consola central del Pepsi Center, compartiendo sonrisas, estrechando manos y caminando con la frente en alto para interpretar ‘The Weeping Song’. Posterior a ello decidió que si él podía hacer suya la pista del público, el público tenía derecho a hacer lo mismo con la suya… invitó a alrededor de 30 miembros de la audiencia a bailar junto a él sobre el escenario con la interpretación de ‘Stagger Lee’.
“Yo no sé qué estaba pasando, la gente se movía a mi alrededor, empujando y lo último que supe es que tenía a Nick Cave justo atrás de mí, empujándome a las escaleras de acceso al escenario“, comentó Oscar Morales al respecto de ser uno de los afortunados en subir a predicar con Nick.
Todos se despidieron con la interpretación de ‘Push The Sky Away’, tema central de su penúltimo disco en el cual se deshicieron de sus demonios para dar paso a la sensación de poder empujar el cielo, alzando los brazos para abrir espacio al individuo. Fue una interpretación única, con los treinta miembros de la audiencia sentados en semicírculo alrededor de Nick, repitiendo sus palabras mientras alzaban los brazos a él.
El vampiro regresó poco después para interpretar ‘The Mercy Seat’, ‘City of Refuge’ y ‘Rings of Saturn’ y se retiró, dejando una gran sensación a todos los presentes. La sensación de que el vampiro chupó toda su atención, pero a cambio les devolvió un poco de la fuerza y de inspiración para seguir creando vida.