Más que cualquier otro modelo de expresión artística, la música es la que siempre termina relacionándose más profundamente dentro de cierta época o movimiento social. Tal vez sea porque es el único medio que puede compartirse libremente, con el cual todos pueden colaborar mediante el canto, compartiendo líricas pegajosas de rebeldía.
Todas las generaciones han tenido sus himnos musicales, incluyendo las que crecieron en la ola de movimientos estudiantiles y de liberación social que se dieron a lo largo de los años sesenta en todo el mundo, incluyendo a México.
A principios de los años 50, México se vio inundado de importaciones de la cultura norteamericana y británica, con un énfasis especial en la música rock and roll. A lo largo de todo el mundo, este estilo musical empezaba a recibir un éxito comercial incomparable gracias a sus letras sin miedo de “mostrar un espejo de las sociedades que quedaron atrapadas por la rápida modernización”, de acuerdo al historiador Eric Solo, autor de Refried Elvis: The Rise of the Mexican Counterculture. “El rock era un tipo de música que retaba los bordes tradicionales de propiedad, relaciones de género, jerarquías sociales y todo el significado de identidad nacional“, mismos que los gobiernos del Partido Revolución Institucional estaba tratando de definir en nuestro país.
Varios de los intérpretes más reconocidos en México llegaron gracias al British Invasion, un movimiento musical que inició como la obra de un montón de chicos británicos que influenciados por el rockabilly de intérpretes como Elvis Presley y Chuck Berry, decidieron empezar a escribir sus propias canciones, encontrando modificaciones que terminaron por definir al género durante el resto del siglo. Bandas como The Beatles, The Animals, The Kinks, The Who y posteriormente The Rolling Stones llegaron a la industria a principios de la misma década para posteriormente empezar a innovar en sus aproximaciones líricas. Los Stones empezaron a interpretar canciones relacionadas a la Religión del Satanismo y The Beatles se convirtieron rápidamente en un grupo contestatario, que cantaba en contra de las intervenciones militares y de la pérdida de la paz.
La industria estadounidense tuvo que responder de algún modo, integrando a artistas como Bob Dylan, Jimmy Hendrix, The Doors, Jefferson Airplan, The Beach Boys y Janis Joplin a un repertorio de propuestas de talla internacional. Todos ellos terminaron hablando sobre una liberación espiritual y social, con algunos centrándose en temas específicos, como la liberación de la mujer o el uso de las drogas.
A partir de la Guerra de Vietnam nacieron infinidad de canciones que se ven mejor representadas en ‘Paint It Black’ de The Rolling Stones, banda que también le dio a Francia un himno para sus propias protestas en ‘Street Fighting Man’. En ello Bob Dylan se reunió con The Beatles para hablar de los derechos civiles.
De aquí es que en el 66 nació el Movimiento Hippie en California, dando inicio a la psicodelia en la música y a una larga lista de movimientos sociales a lo largo de todo el mundo. México no fue indiferente al mensaje de estas agrupaciones, en las protestas estudiantiles sonaba ‘Hey Jude’ de The Beatles como si se tratara de un himno. Radio Capital transmitía en repetición temas como ‘Sky Pilot’ de The Animals, ‘Mrs. Robinson’ de Simon & Garfunkel y ‘Angel of the Morning’ de Merrilee Rush.
No indiferentes a la música extranjera, las juventudes mexicanas empezaron a participar dentro de la creación de himnos contestatarios. Docenas de chicos de todas partes del país empezaron a reunirse para formar sus propias bandas, “normalmente practicaban versiones en español de los hits anglosajones, presentando re-interpretaciones bastante interesantes del Rock and Roll extranjero“, declaró Eric Solov.
La juventud mexicana se empezó a identificar con aquella de los Estados Unidos y de Gran Bretaña gracias a la música, y sólo fue cuestión de tiempo para que decidieran crear sus propias luchas sociales y las canciones que las musicalizarían. La Onda fue el resultado de esto, un movimiento contra-cultural protagonizado por los jipitecas con artistas como Óscar Chávez, un cantautor que debutó en 1962 dentro de las facultades de la Ciudad Universitaria que interpretó canciones como ‘Carabina 30’, un ídolo de la canción de protesta.
En las protestas también sonaron corridos de los combates del Politécnico por parte de la compositora Judith Reyes, de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Canciones como ‘Me Gustan Los Estudiantes’ de Violeta Parra y ‘A Desalambrar’ de Daniel Viglietti también fueron parte de la previa al 68.
Posterior al 68 la música empezó a distribuirse por todo México, con bandas de la Onda Chicana experimentando con los géneros psicodélicos que la industria estadounidense estaba exportando a Latinoamérica. Proyectos como Javier Batiz y La Revolución de Emiliano Zapata empezaban a tener éxito mediático y, junto a varias propuestas más, se empezó a formar el primer movimiento rockero en la historia del país que vio su mayor éxito en el icónico Festival de Avándaro, un Woodstock mexicano que también terminó siendo víctima de la represión política.
La transmisión en vivo de Radio Juventud de Avándaro fue interrumpida debido a que la banda Peace and Love empezó a utilizar palabras altisonantes en su concierto, lo cual fue tomado como un acto de censura por parte de la Secretaría de Gobernación, la banda también empezó a corear frases como “mari-mari-huana” y “nosotros tenemos el poder”. Por años se ha dicho que este fue el momento por el cual el rock mexicano vivió en la represión durante tantas décadas por venir.