Cuando TOY entregó su disco debut homónimo en el 2012 lo hizo por la puerta grande. El quinteto de Sussex ya tenía dos años de presentaciones regulares que hicieron que fueran considerados por la BBC como un Band To Watch y que los cercaron a varias bandas de vital importancia dentro de la industria del Reino Unido, The Horrors llegó a decir que era la banda más excitante en el 2011 y The Vaccines los seleccionaron como su banda abridora en el O2 Arena de Londres.
El disco fue aclamado gracias a sus reminiscencias melódicas al shoegaze de My Bloody Valentine, y a los experimentos sonoros y estructurales de las principales agrupación krautrockeras que nos dio Alemania a mediados del siglo pasado. Los ingleses lograron una fórmula interesante repleta de sonidos que repitieron en Join the Dos (2013) y en Clear Shot (2016).
Fue aquí cuando el argentino Max Oscarnold fue invitado a unirse a la agrupación. El ex-líder de The Proper Ornaments llegó para reemplazar a Alejandra Diez en los sintetizadores, pero en su lugar terminó ocupando una posición más activa, añadiendo una sensibilidad folclórica a la agrupación y haciéndolos conscientes de la importancia del silencio.
A un par de semanas de la revelación de las primeras canciones en las cuales colaboró, ‘The Willo’ y ‘Energy’, nos sentamos a hablar con Max respecto su incorporación a la banda y cómo los celulares han hecho que ya no podamos apreciar del silencio.
¿Cómo es que un argentino llegó a TOY, a una agrupación inglesa integrada por chicos británicos?
Vivo en Inglaterra hace 14 años, no viví mucho en Argentina porque siempre estuve en constante movimiento. Yo vine a este país a hacer música, es lo que hago desde que soy muy chico, me decidí por Inglaterra porque es un lugar en el que podía entrar teniendo el pasaporte europeo. Además, siento una gran afinidad cultural, desde pequeño la música que escuchaba era la inglesa, por lo que no tuve que pensarlo realmente, sólo vine a Londres.
Fue entonces cuando conociste al resto de TOY. ¿Cómo llegaste a ellos, hubo una afinidad musical realmente? Porque me dices que tu afinidad es la música inglesa, pero la banda ha estado centrada en revivir clásicos alemanes, siento que son mucho más krautrockeros que cualquier otra cosa.
Sí, eso es cierto, la banda ha sido influenciada por la música alemana, pero más en los primeros discos. Creo que ahora ya no está tan marcada la influencia de los krautrockeros, nos hemos acostumbrado a escuchar música folclórica inglesa de los 60 y 70, música electrónica de aquellas décadas también. TOY ya no es una banda de krautrock, nos hemos diversificado.
Claro, pero ¿cómo es que empezaste a sentirte afín a la banda?
Lo que pasó fue que yo tuve un grupo que se llama The Proper Ornaments, nos hicimos muy amigos cuando ellos estaban grabando Join the Dots (2013) y nos invitaron a formar parte de su gira, ahí nuestra relación se intensificó, nos hicimos muy buenos compañeros. Cuando terminaron los conciertos empezamos a vivir en una casa juntos, ahí empezamos a escribir y a grabar.
¿Cómo te sentiste cuando empezaste a ser parte de la banda?, es interesante porque llegaste cuando empezaron a ser bastante reconocidos, con presión comercial.
En mi caso traté de no pensar mucho al respecto, nunca lo vi de esa forma porque éramos mejores amigos. Para mí siempre ha sido tocar con mis cercanos, no con una banda con cierta influencia o reconocimiento. Fue muy natural, como cualquier banda que empieza.
¿Crees que, con tu integración al grupo, has hecho que tal vez cambie un poco la dirección de la propuesta, sientes que has aportado algo significativo?
No lo sé, pero me han dicho que aporté mi visión personal respecto a la composición, más que en los sonidos. A ellos les gustaba mucho el grupo en el cual yo tocaba, ellos me invitaron a ser parte de su propuesta porque les gustaba lo que hacía con mis canciones.
Respecto a este próximo disco, aporté muchas cosas. No sólo toqué el teclado, también apoyé en las guitarras y con letras.
Lo más importante creo que ha sido el silencio, desde que yo llegué la banda ha sido más consciente de cómo usar los silencios. La falta de sonidos para crear un poco más de ambiente. ¿Entiendes?
Sí, claro. John Cage decía que la combinación de silencios es tan importante como la combinación de sonidos en la música. ¿Consideras que es cierto?
Claro, el silencio se ha convertido en un elemento muy importante en la música del grupo porque era lo que queríamos. Ya no queríamos hacer un disco como los primeros, en los cuales cada miembro toca su instrumento de principio a fin, ahora hay más espacio entre la música, lo cual es muy bueno.
Es como una conversación, si hay muchas voces hablando al mismo tiempo es más difícil entender el mensaje. Cuando menos voces hay y mejor organizados estén es más fácil captar el mensaje y básicamente eso es lo que estamos tratando de hacer.
Una banda de post-rock llamada Balmorhea me dijo que ellos utilizan los silencios para representar la falta de apreciación que hay en la actualidad gracias a los mensajes de celulares y la publicidad en las calles…
Absolutamente, de hecho, en el grupo hemos decidido categorizar al mundo moderno como algo agobiante, hay demasiada información. Nuestra música y la música en general tiene que ser un remedio a los problemas actuales.
Al vivir en una época muy vertiginosa de información, queremos que nuestros discos sean un antídoto a eso. La estamos sintiendo, la estamos creando un poco despacio. No lo habíamos pensado conscientemente, pero ahora hablando contigo me doy cuenta de que posiblemente hemos llegado a esto naturalmente para que nos haga bien nuestro trabajo. Tiene sentido esto.
¿Cómo están lidiando con estos problemas que me mencionas, con la agobiante información?
Yo personalmente no hago uso de los teléfonos inteligentes para tener una vida más real. Todos queremos volver a vivir, por eso en el grupo hemos dejado la telefonía del IPhone, para vivir como antes, con un poco más de espacio en nuestra mente. Ha sido liberador el ya no vivir cargando esta matraca.
He decidido dejar el teléfono y contestar mails en una hora específica de mi día, me pongo a grabar música y hago mi vida. Ya no estoy con el telefonito todo el tiempo. Fue un alivio automático.
En mi caso, se rompió mi IPhone y lo mandé a reparar. Después se me olvidó recogerlo y ya no lo haré, que se quedé ahí. Ya no tengo Instagram ni boludeses así porque hay que vivir, tengo que estar inspirado para hacer música, tener conversaciones representativas. No puedo tener esta cosa alrededor, un pequeño disparador que te pide atención todo el maldito tiempo, es ridículo.
Muchos amigos me han dicho que dejarían sus celulares o sus cuentas de redes sociales si no tuvieran una banda. Piensan que tienen que estar ahí metidos para promocionarse, ¿tú qué les dirías?
Bueno, la verdad si no estuviéramos en una banda, no tendría ni siquiera Facebook. Los otros miembros no tienen ni eso, pero a veces tenemos que meternos a revisar lo que pasa en las redes de TOY, ver que la gente se esté enterando de lo que hacemos. Aunque tampoco te garantiza que la gente se dé cuenta de lo que quieras decirles, ahora Facebook te cobra para que más gente reciba el mensaje. Creo que todo va a cambiar en el futuro, pero yo prefiero leer un libro.
Es interesante lo que me dices porque su próximo lanzamiento saldrá en vinilo, lo cual es un intento de regresar a lo básico, a lo físico, a lo tangible.
Claro. Todos nuestros amigos escuchan vinilos, pero por una postura natural, no es una cosa hipster. Heredamos los discos de nuestros padres, empezamos a escuchar música así y a la hora de escuchar un disco yo voy y lo compro.
También escucho cosas en YouTube y demás, no somos puristas, para nada. De hecho, antes del vinilo la música venía de la partitura y antes de ello ni eso, era música pasada de boca a boca. El vinilo es el Spotify de los años 40, 50 y 60, pero al menos es un formato decente; por el sonido, el arte y por el proceso, tienes que salir a buscarlo, lo cual le agrega valor al producto. No es instantáneo, las cosas que no lo son le agregan una magia a la música.
Me gustaría saber la historia del primer disco que compraste
Cuando era muy chico me fui a vivir a la India, pero yo no quería ir allá. Así que le dije a mi madre que si íbamos me tenía que comprar un walkman y en el aeropuerto aceptó y me lo compró, no había ningún disco salvo uno de Tracy Chapman. Un casete que escuché los cuatro años que estuve en aquel país.
A los 11 años nos mudamos a Brasil y ahí me compré mi primer disco real, ese fue Nevermind (1991) de Nirvana y ahí fue cuando inició mi viaje musical en serio. Justo cuando salió el disco.