El pasado 18 de agosto falleció a los 80 años de edad el ex secretario general de la Organización de las Naciones Unidas y Premio Nobel de la Paz, Kofi Annan.
Su fallecimiento ha generado una gran serie de reacciones en todo el mundo pues el ghanés se transformó a lo largo de sus sesenta años de carrera, en uno de los diplomáticos que mayor impacto han tenido en el mundo, una persona que luchó “toda su vida por un mundo más justo y más pacífico”, según declaró la asociación a su nombre.
“In these turbulent and trying times, he never stopped working to give life to the values of the United Nations Charter. His legacy will remain a true inspiration for all of us.”
— @AntonioGuterres on the passing of @KofiAnnan, 18 Aug 2018 pic.twitter.com/dLdnBOJFLF— United Nations (@UN) August 18, 2018
El séptimo secretario general de las Naciones Unidas falleció este sábado en la ciudad de Berna, Suiza, tras padecer de una enfermedad de la cual aún no se conocen mayores detalles.
Él nació el 8 de abril de 1938 en Kumasi, Ghana, bajo el regazo de una familia privilegiada. Es por ello que pudo estudiar Economía en la Kumasi College of Science and Technology, y amplió sus estudios en Estados Unidos y Suiza, con maestrías y posgrados centrados en áreas como la Economía y la Administración Pública.
Es mayormente reconocido por el papel que desempeñó como dirigente de la ONU de enero del 1997 y diciembre del 2006. Sin embargo, desde 1962 empezó a trabajar dentro de la organización, subiendo su posición gracias a su “profunda compasión, bondad genuina, amabilidad y brillantez”, según declaró Naciones Unidas este domingo.
Como Secretario General, Annan reformó la burocracia de la organización, trabajó con fuerza en el combate contra la propagación del Sida en África y dio inicio al Pacto Global, una iniciativa con el fin de transformar el mercado global, potenciando a un sector privado sostenible.
Su puesto lo colocó en posiciones de una gran complejidad política, barreras con las cuales rompió gracias a su perfil de “referente y guía” como señala el actual Secretario General de la ONU, Antonio Guterres. “Un gran humanista”, añadió el Presidente de España, Pedro Sánchez, que mostró su talento dando visibilidad a los ámbitos humanitarios y políticos que le correspondieron.
Antes que ver por un país o un sistema político, Kofi Annan vio por las víctimas de todos los conflictos en los cuales tuvo que interceder. Adaptó la institución para evitar atrocidades como el genocidio en Ruanda o la masacre en Srebrenica.
Israel lo recuerda como una figura indispensable para suavizar el conflicto israelí-palestino que remonta sus orígenes a principios del siglo XX. “Será recordado como una persona muy activa en la arena internacional, como alguien que peleó contra el antisemitismo y la negación del holocausto”, declaró el Primer Ministro Benjamin Netanyahu.
Parte de la resolución de Annan para apaciguar este conflicto de carácter religioso fue legitimar a Israel como miembro de las Naciones Unidas. “Annan hizo que las naciones se vieran un poco menos unidas en su odio contra Israel”, asegura Netanyahu. Además consiguió mediar un acercamiento pacífico entre los entonces líderes Isaac Rabin y Yasser Arafat.
Sin embargo, no todas sus decisiones terminaron en éxitos. En su libro de memorias Intervenciones: Una vida en la guerra y en la paz, describió que aunque se opuso fuertemente ante los gobiernos de Estados Unidos y Reino Unido, el no haber podido evitar la guerra de Irak fue su mayor fracaso como diplomático.
Zeid Raad Al Huseei, alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, lo definió como “la personificación de la decencia humana, un líder para millones”. Resaltó a la vez que su pérdida hace aún más profunda la distinción entre los nuevos líderes del mundo que carecen, precisamente, de su carisma y elegancia.