Por: Kika Jurado/ @kikajurado
Tom Cruise es el rey del cine de acción y no hay manera de debatirlo. Su trayectoria lo ha consagrado como el mejor actor de este género y parte del título nobiliario putativo se debe a la proeza con la que ejecuta sus interpretaciones y el cuidado con el que escoge sus proyectos.
La franquicia de Misión Imposible llega a su sexta entrega con la visión apoteósica del director ganador del Oscar, Christopher McQuarrie, quién logra consagrar a la saga sin pudor alguno. Misión Imposible Repercusión (2018) es una de las mejores propuestas de este verano de blockbusters y a su vez una de las mejores películas de acción de todos los tiempos.
La necedad de Cruise por no usar dobles en las escenas de riesgo lo han llevado al extremo, por un año entero entrenó para poder usar la técnica militar HALO (High Altitude Low Opening) que consiste en abrir un paracaídas en caída libre a muy baja altitud, por lo cual se rompió el tobillo durante una de las escenas más icónicas de la película, en dónde brinca de un edificio a otro, obligando a parar la filmación por 8 semanas. El nivel de compromiso del actor por impactar a la audiencia con su interpretación es brutal y lo demuestra volando helicópteros, brincando en motocicleta y corriendo a gran velocidad en todas las secuencias de acción.
Un grupo anárquico llamado Los Apóstoles desean crear un nuevo orden mundial a través de la ideología del sufrimiento extremo para traer mayor paz. La agencia IMF interviene para evitar la compra de plutonio a delincuentes secretos que pretenden crear bombas de destrucción masiva. Ethan Hunt junto con Luther (Ving Rhames), el divertidísimo Benji (Simon Pegg) y la poderosa Ilsa Frost (Rebecca Ferguson) tienen que evitarlo aunque eso implique volver a toparse con Salomon Lane, el villano de la película pasada y lidiar además con August Walker, (Henry Cavill), un agente impuesto por las altas autoridades que no confía en los métodos resolutivos de Hunt.
La fórmula del éxito de la cinta, es simple, McQuarrie y Cruise no se toman el tiempo para explicar la trama en aburridos diálogos y complejas conversaciones. La película se nutre de escenas de acción desde el minuto uno hasta el 147, mientras el espectador desifra la historia conforme avanzan las espectaculares secuencias, no hay cabida para la especulación ni el parpadeo y esa fluidéz es el acierto ganador. El diseño sonoro, el ritmo, la música y la sincronización en la edición a cargo de Eddie Hamilton muestran un trabajo perfecto e impecable por parte de los realizadores que cuidaron cada elemento técnico con el entretejido de un guión sólido, grandiosas actuaciones y una espectacular fotografía del ganador del BAFTA, Rob Hardy.
Esta vigorizante cinta es un espectáculo visual único que tiene que verse en formato IMAX y muestra por qué Hollywood es espectacular cuando hace súper producciones de gran calidad en todo sentido.