La historia de este lugar tiene menos de un año, pero da mucho de qué hablar. Y es que esta terraza se convirtió en el nuevo must del downtown mexicano. Desde el momento en que uno ingresa al Hotel City Centro, edificio donde se encuentra Malaquita Rooftop, nos recibe un largo pasillo cuyo amplio techo está completamente forrado de un enorme espejo. Después de pasar por un gran salón rodeado de luces colgantes, subimos al elevador y llegamos a este venue que en meses, ya conquistó a locales y foráneos.
El arquitecto Jaime Bucay fue el responsable de diseñar este espacio y se inspiró en los mismos barrios del centro para poder definir el espíritu de Malaquita. Así se cruzan lo histórico y lo moderno, con un patio con acabados de concreto rodeado de cactus y complementado con muebles con toques minimalistas. Además, Bucay buscó que al mismo tiempo este lugar se convierta en un espacio colaborativo entre artistas.
Y ese espacio colaborativo tomó vida con el enorme mural de Neon Caron, que da la bienvenida al venue con una pieza interactiva.
Este gran ambiente se complementa con una agenda cargada de actividades semanales. Y es que al tener 300m² de espacio, una imponente alberca de mármol y una vista directa e imponente de la Torre Latinoamericana, no faltan opciones. Desde fiestas, eventos especiales, cenas, y rondas de mixología y gastronomía; hasta sesiones de yoga, brunch y comidas.
Malaquita busca ser uno de los espacios multidisciplinarios más importantes de la Ciudad de México.
El menú es sencillo, pero no por ello no deja de ser apetitoso y muy antojable con sopes, cochinita pibil, carpaccio de salmón y las clásicas hamburguesas. En cuando a la coctelería, se puede optar por cualquier clásico como un Cosmopolitan, un Tom Collins o o un buen Negroni; o hasta disfrutar los tragos de la casa como el Ágata, el Blue Lagoon o el Lamborghini.
Excelente diseño, buena música, gran ambiente, una vista espectacular y todo fusionado con deliciosos tragos. Malaquita Rooftop es el lugar perfecto para presumir y disfrutar. No veo la hora de volver.