Por: Renee Mooi
En la Ciudad de México puede ser difícil tener un proyecto artístico alternativo, pero cuando intentas hacer equipo con la gente correcta y crear una plataforma de apoyo es posible vivir de tu locura.
Con varios años de carrera y algunos logros interesantes, el 2016 fue un año prometedor. Siempre hubo quien me recordara lo difícil que podía resultar desarrollar un proyecto como el mío en este país, pero por alguna razón siempre hice lo que para mí tenía sentido y confié en que algo pasaría en la industria y eso me ayudaría a empujar mi proyecto.
Conocí a Scott en Mazunte, Oaxaca. Veterano de guerra australiano que pasó casi 2 años en Afganistán que en los últimos cuatro años se había dedicado a viajar. Pasamos un tiempo juntos, nos enamoramos y decidimos mudarnos juntos a la Ciudad de México. Durante unos meses busqué una bodega industrial y la encontré en pleno corazón de la colonia doctores. El plan era vivir en un lugar sencillo con el fin de ahorrar, viajar y tener tiempo para hacer música, este lugar era especial y completamente fuera de nuestro presupuesto.
Pensamos, evaluamos los posibles escenarios y preguntamos opiniones de amigos y familiares. Lo increíble fue que la mayoría nos aconsejó que evitáramos riesgos económicos, que sería difícil vivir en esa colonia entre otras razones, digamos que el 90% pensó que sería una locura.
En ese momento me di cuenta de la suerte que tuve encontrar a alguien que era igual de loco que yo. Empezamos un hogar en una caja blanca gigante con mil ideas en la cabeza, lo primero que hicimos fue buscar a mis amigos. En secreto nos reuníamos en pequeños grupos con los personajes más talentosos e importante de la industria nacional, con la intensión de compartir lo que hacíamos, teniendo un punto en común para juntarnos y generar ideas.
Poco a poco, amigos de amigos llegaron y empezamos a conocer nuevos locos de todas partes del mundo con propuestas únicas, alternativas, arriesgadas y auténticas. En cuatro meses el lugar estaba lleno todos los fines de semana.
Cesar Rosas es un personaje único en la industria, es manager y creativo que desarrolla ideas para muchos personajes internacionales. Después de varias platicas, de dar con varios puntos creativos y sociales en común, decidimos que la idea original se ampliará, arriesgándonos a generar lo que la escena misma llevaba años demandando: Una plataforma de empoderamiento artístico y la comunidad siguió expandiéndose hasta crear con un grupo de talentos fuera de lo común. El espacio mismo fue el pretexto perfecto para encontrarnos con más creativos y que surgieran más proyectos.
Después de año y medio de casi no dormir, de haber generado este movimiento social y de haber plantado una poderosa semilla, el proyecto sigue creciendo. Es interesante lo que pasa cuando una idea valiente encuentra pies y cabeza. Ha sido todo un reto mantener la esencia y el corazón del asunto, al mismo tiempo ampliarnos para hacer algo grande, congruente y profesional.
Estamos muy orgullosos de todo el equipo que hoy forma parte del colectivo y seguimos siendo una familia.