Hace ya dos años que estrenó Deadpool. Aunque no nos hayamos dado cuenta, fue un pequeño parte aguas para la industria, al presentarnos al primer superhéroe masivo clasificación C.
En el pasado habíamos tenido varios ejemplos un tanto similares como el de Kick-Ass e incluso Blade, pero Deadpool fue el primer personaje salido de una franquicia multimillonaria, que se atrevió a romper el esquema cotidiano, tomando las bases de la creación propia de Rob Liefeld.
Groserías, sangre, y humor al por mayor, caracterizaron la primera cinta del Merc with a Mouth, por lo que para esta segunda entrega, la vara estaba mucho más alta, al considerar el tremendo éxito que tuvo Deadpool en 2016.
A la cabeza del proyecto, está ahora David Leitch, quien co-dirigió la primera entrega de John Wick. Teniendo esto en cuenta, aseguramos que la acción estará a tope en Deadpool 2, cuestión que logra sobresalir dentro de este paquete con excedentes visuales.
Apenas comienza la cinta y ya tenemos todos y cada uno de los aspectos definitorios de la secuela, básicamente los mismos que vimos en la primera parte de la historia de Wade Wilson; acción, violencia, y humor.
La verdad es que es innegable que la cinta llega a ser hilarante con la variedad de referencias con las que cuenta, desde algunas autocríticas, hasta nombramientos directos de personajes de Marvel Studios y DC Comics, sin temor alguno a Dios.
Deadpool 2 está aún más plagada de bromas relacionadas a la cultura pop, que su antecesora, y en su mayoría, el carisma de Deadpool cobra nueva vida gracias a un Ryan Reynolds aún más suelto, tomando de lleno el personaje.
Por otro lado, tenemos a su publicitada contraparte, Cable, interpretado por Josh Brolin, quien también lo hace de maravilla, transpirando un estilo badass y siéndole muy, pero muy fiel a la vibra del personaje original creado por Chris Claremont, Rob Liefeld, y Louise Simonson.
Algo que también logra esta secuela, es introducirnos mucho más en el mundo que conocemos de X-Men en el que la humanidad y los mutantes siempre están al borde de una constante guerra, que aquí se hace presente en un orfanato para esta raza de superdotados.
Dirigiéndonos a la trama de Deadpool 2, es donde aparece el primer fallo de la que hasta ahora suena como una muy buena secuela. Wade Wilson, el mutante con cáncer y poderes regenerativos, comienza a recorrer el mundo como una especie de vigilante que se enfrenta contra el crimen organizado, hasta que su vida cambia gracias a un evento inesperado.
Hasta aquí vamos bien, esta es la primera parte de la trama. Ahora, también tenemos otra historia en la que Cable viaja al pasado para evitar una serie de eventos que culminará con la muerte de sus seres queridos.
Encima de estas dos tramas que se entrelazan a medias durante la película, tenemos otra historia en la que Deadpool comienza a recultar un súperequipo (X-Force), de donde sale la carismática Zazie Beetz, interpretando a Domino.
Por si no fuera poco, incluyamos otros elementos como el ya mencionado orfanato para mutantes, y también una cárcel para mutantes, de la cual nunca habíamos escuchado en entregas pasadas de la serie.
Si unimos todo esto dentro de la línea narrativa, tenemos como resultado una serie de inconsistencias temáticas y personajes que no se terminan de desarrollar gracias al atiborramiento. El personaje que sufre más de esta falla es el de Domino, que aunque cuenta con momentos visualmente llamativos en pantalla, bien podría no aparecer en la película y el resultado sería el mismo.
Lo que llega a pasar en repetidas ocasiones en Deadpool 2, es que la historia se llega a percibir como un elemento invisible, y hasta el mismo Deadpool hace burlas de las fallas narrativas que llegan a ser muy notorias.
Habiendo dicho esto, cabe recalcar que el tono de la película y el seguimiento lineal, se dirige más hacia el de los momentos graciosos, los cuales tienen sus altibajos, siendo los mejores bastante efectivos, y los menores, tampoco le restan ritmo a la película.
No cabe duda que este filme no podría haber sido creado sin la clasificación C en mente. Desmembramientos, huesos rotos, sangre por doquier y golpes que de verdad hacen que el espectador se encoja en su asiento, son la máquina de la que se alimenta el filme, y vaya que no escatima en los moretones.
Como mencionaba antes, las referencias también son parte básica de la cinta, y la verdad es que gran parte de ellas suelen dar en el clavo para una audiencia empapada de cultura pop. Desgraciadamente, y aquí está el que es el peor error de la película para mí, es que la distribuidora decidió tropicalizar los subtítulos para incluir bromas locales, cambiando nombres y hasta agregando diálogos, en los que podrán ver menciones de Ricardo Arjona, Chespirito, y hasta Coco.
A pesar de que este punto no tiene nada que ver con el producto final creado por el estudio, la verdad es que esta decisión de la oficina local, es de lamentarse, incluso cuestionando el mercado al que está tratando de que llegar. En ningún momento dudo de que alguna sala de cine se ría cuando lean “El Brayan” en lugar de “Earl”, pero este tipo de prácticas terminan transformando el mensaje deseado por las personas detrás de su desarrollo.
Dejando de lado la cuestión del subtitulaje, la bomba sensorial que es Deadpool 2, comienza a salírsele de las manos de los realizadores, para la última parte de la cinta. Llega un momento en que el choque de tramas, el exceso de referencias, la acción desmedida y el humor cada 5 segundos es demasiado, hasta llegar al punto en que se vuelve cansado, tedioso y hasta confuso, para terminar mermando en todo lo que había logrado Leitch en un principio.
El peso de personajes como Cable desaparece completamente, las distracciones son tantas que la importancia en las acciones y las consecuencias de todo el desarrollo narrativo, dejan de importar, y hasta se llega a sentir que el filme ya debería de haber acabado en su nota mayor.
Desgraciadamente, la cinta se desploma para sus secuencias finales y llega un momento en el que prefieres ver una escena en serio, que volver a ver a Deadpool hablando de Yentl de Barbra Streisand o recalcándonos que Josh Brolin también interpreta a Thanos.
Sin embargo, la mitad de la película destaca por los mismos aspectos que caracterizaron a la primera cinta, incluyendo ahora una mayor relación con los X-Men, y momentos de comedia y referencias bastante efectivas.
Cabe mencionar que Deadpool 2 cuenta con un par de cameos geniales, incluyendo uno que te pierdes si parpadeas. En esta misma línea, no puedo dejar pasar el valor de decir las cosas por su nombre, y hacer bromas de sus grandes competidores en materia de superhéroes en el cine.
Recomiendo no perderse todas las escenas post-créditos, ya que son bastante atractivas, y hasta cierto punto, expanden la trama de la película.
En conclusión, Deadpool 2 empieza siendo consistente con lo que ya habíamos tenido en su primera entrega, con buenos momentos de acción y humor, pero al tener tanto de todo, llega un punto en que es demasiado y el enfoque general desaparece sin dejar rastro. Aún así, es cumplidora y definitivamente nadie se va a aburrir al ver nuevamente a Ryan Reynolds como Deadpool.