El pasado sábado, Lee Ranaldo visitó a la CDMX como el invitado de honor de la Fiesta del Libro en Casa del Lago. Un evento integrado por varias de las editoriales independientes más importantes del centro del país en el cual el exintegrante de Sonic Youth presentó un pequeño libro autopublicado titulado Some Writings About Music and Musicians.
La publicación está integrada por varios textos que Lee ha hecho a lo largo de sus décadas de experiencia como una figura central de la industria artística y musical neoyorquina. Escritos nunca antes publicados que en un inicio Lee escribió como un ejercicio de autoexploración, tal como todos los trabajos en los cuales se ha visto involucrado; de una banda de rock que mezcló estructuras pop con momentos avant-garde e improvisación a performances con guitarras suspendidas y cientos de dibujos de carreteras, Lee siempre está buscando nuevas formas de expresarse y todo lo comparte con un éxito envidiable.
Nosotros nos lo encontramos paseando por el hermoso parque de Casa del Lago, dentro de Chapultepec. Ahí se mostró como una persona risueña, repleta de vida y de curiosidad por apreciar lo que se encontraba a su alrededor, y con la dispersión que sólo pueden cargar los artistas más brillantes, se reunió con nosotros para hablar de su nuevo libro, de su performance ‘Suspended Guitar’ y del discurso fluxus que dice que vivir es la máxima forma de expresión artística.
Estas promocionando un libro titulado Some Writings About Music and Musicians, en donde hablas de gente como John Cage y Kurt Cobain. Es obvio que has compartido muchas experiencias con muchos músicos famosos, ¿cómo decidiste a cuáles integrar?
Bueno, decidí hacer un libro específicamente de mis textos respecto a la música.Tengo muchos, pero decidí hacer una selección pequeña para este tomo, algo que se pueda vender en el tour, que puedas guardar en tu bolsillo, fue un modelo influido en los libros de la editorial City Light Press, quienes publicaron Howl de Allen Ginsberg, obras de William Buroughts, y demás autores de la Generación Beat. Ellos los llamaban ‘The Pocket Poets’.
Tiene dos textos principales, uno respecto a conocer en Nueva York a Steve Reich a finales de los 70. El otro es sobre un viaje que hice en los 90 a Marruecos, en donde toqué con muchos músicos locales. Además, hay pequeños textos sobre John Cage, Kurt Cobain, Bob Dylan, Kim Gordon y demás.
Tengo pensado hacer un libro más grande, que sea oficial, porque este libro lo hice yo mismo. Primero imprimí 100 copias, pero se vendieron casi en seguida, cosa que se ha repetido en ocho ocasiones. Espero encontrar con esto a una editorial apropiada para lanzar algo en forma, con más textos y fotografías.
¿Estos escritos están centrados en la música de una forma técnica o vivencial?
De ambas formas, en algunos escritos hablo de ciertos artistas y de experiencias que me han gustado. En otros tantos hablo de discos específicos o de experiencias musicales que he tenido individualmente, en conciertos o en medio de un descubrimiento musical. Es la idea de hablar en general de la música lo que los une, algunos serán más técnicos y otros vivenciales, pero toman formas distintas.
He sentido que tu trabajo ha funcionado como una ventana para que la gente encuentre un interés en la música académica. Recuerdo que un día estaba platicando en mi universidad sobre el movimiento Fluxus y empecé a comentar respecto a los Sonic Youth Recordings, citándolos como exponentes del género. En poco, un profesor que se dedica al performance sonoro declaró que llegó al movimiento por esos discos. ¿Estás consciente de que eres una ventana muy importante para muchas generaciones?
En un sentido, estuvimos en la posición adecuada. Todos nos conocimos en Nueva York, el cual es un centro cultural, Kim Gordon y yo estudiamos artes y llegamos a la ciudad para hacer arte. Fuimos educados en técnicas de artes modernas, música, audiovisuales, arte conceptual y queríamos introducir esas ideas en nuestra banda. Había bandas que aplicaban los mismos principios, en el pasado Pete Townshend modeló su golpe de guitarra influido en la idea del “arte como destrucción” de Gustav Metzger. Él aplicó un principio de arte moderno.
Nosotros estábamos conectados con artistas visuales, escritores y cineastas, estábamos absorbiendo todo. Sólo llevamos todos los conceptos que experimentábamos a una audiencia del rock, público que no estaba relacionado con este mundo de música experimental que empezamos a hacer. Después integramos poesía abstracta, cine experimental, visuales modernos, mucha gente muy talentosa trabajó con nosotros. Es por ello que sí creo, y entiendo, que seamos un puente a estos temas.
Dijiste en una entrevista que el inicio de la conceptualización de Electric Trimm (2017) fueron los dibujos que siempre haces cuando estás en carretera. El fluxus dice que la vida es la mayor pieza que hay en el arte, declarando que vivir es arte y arte es vivir; el hecho de que compartas todo lo que haces me deja pensando que tu compartes esa visión.
Claro que sí, en cierto sentido. Los artistas del fluxus aplicaron un estilo de vida en el cual era imposible diferenciar entre su vida y su arte. Yo tomo mucha inspiración de aquellos artistas, de hecho, Sonic Youth una vez interpretó una pieza fluxus de George Makunis, una pieza titulada ‘Piano Piece Number 13’. Hizo un montón escritos para piano que funcionaban como isstrucciones para poder interpretar las piezas, para ésta en particular tienes que arrancar todas las teclas del piano hasta que ya no haga ningún sonido.
Estábamos inspirados en toda esta corriente artística, ampliaba el panorama de pensamiento respecto a qué era la música y el arte. Teníamos que compartirlo con todos y Sonic Youth fue la plataforma para comunicar las cosas en las que nos interesábamos y a las cuales amábamos. Así llevamos a Nirvana y a Mudhoney a tourear cuando aún no eran muy conocidos. Además, hablábamos de poesía e invitábamos a artistas no muy conocidos a hacer nuestras portadas.
Directamente, ¿piensas que la vida es arte?
Claro que sí, tienes que trabajar en la vida para que sea hermosa, al igual que en el arte. No siempre es sencillo saberlo, pero creo que si eres serio puede alcanzarlo.
En Sonic Youth nunca estuvimos interesados tener discos hit, ser famosos o ricos. Nosotros estábamos interesados en ser artistas y en formarnos una carrera como ello. Eso fue lo que hicimos, durante 30 años exploramos muchas posibilidades dentro del medio artístico en el que decidimos involucrarnos y eso es lo que muchos de nosotros seguimos haciendo.
Adoro el trabajo que haces en ‘Suspended Guitar’, es un performance muy hermoso. Me parece que la forma en como creas los sonidos es muy física, pareciera que las reverberancias de la guitarra y las bocinas están en una lucha, como si se trataran de dos fuerzas mágicas en constante choque….
Sí, es un trabajo muy físico, utilizo el instrumento de una forma muy pesada. El objeto de la guitarra eléctronica es my icónico y… no sé cómo explicarlo, pero cuando lo hago siento que es una parte de mi cuerpo y que la fisicalidad de él es parte a mi respuesta al instrumento.
Cuando decido arrojarla al suelo, golpearla, y demás, es básicamente encontrar la mayor cantidad de formas en las cuales puedes crear sonidos. Hay ocasiones en los cuales no tocó el brazo de la guitarra con tal de seguir ahondando en qué se puede hacer, quiero crear atmosferas intensas.
¿Cómo te llegó la idea de empezar a experimentar así con la guitarra?
Todo empezó con la canción de Sonic Youth titulada ‘Expressway to Yr. Skull’, la cual forma parte de Evol (1986). Esa pieza tiene un outro bastante largo en el cual sólo golpeamos a las guitarras para crear vibraciones, grabándolo me di cuenta de que si la mantenía separada de mi cuerpo, colgando en el aire, la guitarra hace una vibración más pura. Fui consciente de eso durante años, pero lo exploré a fondo hace poco menos de una década. Iba a dar un concierto como solista y tuve la idea de darlo con la guitarra separada de mi cuerpo, así que la colgamos y la empecé a tocar con batacas y un arco de violín.
En ese entonces me encontraba fascinado con una pieza de Steve Reich titulada ‘Pendulum Music’, en la cual hay dos amplificadores en el suelo y un micrófono colgando hacía ellos. Él arroja el micrófono para que cuelgue sobre los amplificadores y cada que pasa sobre alguno de ellos la distorsión hace un ruido muy singular, cuando se detiene crea tonos puros.