Por Mario Yaír T.S.
Una noche de mayo de 1969, aterrizó un avión desde Marruecos con destino a Toronto en el aeropuerto de la Ciudad de México. Luego de minutos de espera, se les avisó a todos los asistentes que la escala tardaría más de lo esperado, 7 horas aproximadamente, es por ello que se les compensó a los pasajeros con una noche de hotel frente al aeropuerto. Entonces salió del avión uno de los pasajeros: el guitarrista Jimi Hendrix. Iba a ser una visita fugaz, pero memorable.
La anécdota cuenta que Hendrix cambió el hospedaje para pasar una tarde en el Barón Rojo, el restaurante al otro lado del aeropuerto. Siendo de los únicos clientes aquella medianoche, Hendrix pidió un bourbon a una despampanante mesera teñida de rubio que con su marcado inglés de clase turista optó a platicar con él, ¿qué más si no había mucho que hacer?
Al ver las maletas que lo acompañaban y ajenos al mundo musical norteamericano, la mesera preguntó por ellas. Así fue como (según el investigador Jordi Soler) Hendrix tomó su guitarra Becky y conectó el plug al amplificador del único guitarrista que amenizaba el lugar. Dedicada especialmente para la rubia despampanante, Hendrix se dispuso a tocar Foxy Lady. La única canción interpretada en suelo azteca por el prodigio de la guitarra, para un público exclusivo, de una bohemia noche ambientada con humo del cigarro y un restaurante vacío.
Fueron los mismos trabajadores del lugar quienes se quedaron escuchando a Hendrix hasta las 3 de la mañana. Ver tocar a un zurdo era nada comparado con las rasgadas voces que le sacaba a su guitarra. Antes de irse, el cocinero contaba que Hendrix roció alcohol sobre su guitarra y le pidió su flameador con el cual comenzó a tocar la guitarra en llamas.
Atraída por la figura de aquel exótico personaje de piel negra y acorde alucinante, la rubia aceptó la propuesta de Hendrix de acompañarle a su próximo destino en Toronto. Camino a la aventura, dejó su puesto de trabajo y subió al vuelo de las 5 de la mañana con destino a Canadá.
Es una de las historias más insólitas de la escena musical mexicana, y no se hubiera podido conocer sin ayuda de un video tomado cuando Hendrix fue detenido en Toronto por llevar heroína en un estuche de una guitarra, ¿a qué otra cosa pudo haber ido a Marruecos? En el video aparece detrás de él la mujer rubia con su traje de mesera y el gafete que la delata (pobre mujer, llegar a Canadá y lo primero que visita es la cárcel) Así comenzó la investigación alrededor de la noche en que Hendrix hizo escala en México.
Alcohol y drogas, un año después Jimi Hendrix se unió al Club de los 27. Entre el suicidio y la muerte accidental, nadie negaba que falleció por mano propia. Incluso después de las teorías que implicaban un asesinato y un error médico (que en vez de permitirle vomitar lo ahogó en la camilla del hospital); de su visita a México solo quedó un recuerdo desvelado en las paredes del Barón Rojo, un boleto de avión y una mesera mexicana captada en video con paradero desconocido.