Por Gabriella Morales-Casas, exclusiva para WARP
Anoche destapamos la historia de José Luis Hernández, “Joselo”, quien subió al escenario del Foro Sol a tocar ‘For Reasons Unknown’ con The Killers, elegido entre el público por su líder Brandon Flowers. Pero para llegar a esa fortuna tuvo que pasar por algunos avatares, como conducir Uber para poder pagar la ESCAM (Escuela Superior de Composición y Arreglo Musical).
How did it end up like this?
Joselo dice que desde que tiene memoria quería ser músico, “me encantaban los discos que mi papá nos llevaba a la casa, eran de todos los estilos”. Si bien en la familia de Joselo no hay músicos, hay artesanos en ambas líneas, “son originarias de Oaxaca y aunque mis tíos no son famosos, son artesanos textiles y de piezas”.
José Luis define a sí mismo y a su familia, como “gente humilde” , cuyo esmero le otorgaron a él y a su hermano una educación académica privada en el Colegio Hispanoamericano, en Santa María la Ribera, “y claro que mi primer instrumento fue la flauta, ¡yo siempre era el solista!”, recuerda entre risas. Su papá es ingeniero y su mamá secretaria ejecutiva.
Como la vocación no engaña, aprendió a tocar el piano y la guitarra de forma lírica, hasta que se topó con la batería en la estudiantina de la escuela, “me encantó porque para tocarla hay que ser un loco, y yo a veces soy así, muy pasional, con mucha energía; mi maestro me enseñó el instrumento, porque hasta hace un año siempre había sido un músico lírico e intuitivo”.
¿Su banda, el trabajo o su sueño?
Cuando cumplió 18 años y debía elegir la carrera sus padres se divorciaron, el contexto lo hizo ceder a la presión de estudiar una carrera tradicional y se matriculó en Química, en la UNAM; al poco tiempo entró a trabajar a la empresa farmacéutica Pivaxa, “me pagaban bien y todo, pero un día me dije: ‘Yo no quiero esto, no voy a quedarme aquí encerrado el resto de mi vida’ y lo dejé todo”.
Dejó también a la banda que había formado con otros amigos músicos, a la que bautizó como Red Tea Camelia y en la que volcaba su libertad creativa: “Yo era el líder y el que conseguía las tocadas en los bares, subía las canciones a Spotify y los videos a Youtube; al final decidí disolverla porque ya era un lastre para lograr mi sueño”.
Al decirle a su mamá que se iba a lanzar a la música con todos los riesgos, ella lo apoyó al cien, pero con su exigente padre fue otra historia… “Lo invité a cenar y hasta me llevé a mi hermano porque yo no iba a poder solito; sí fue un momento muy duro porque percibí la decepción de su parte, pero me vio muy convencido y me dijo que sí me daba su apoyo moral, que era el que yo quería, no el económico”.
De Uber a baterista de los Killers
Si algo sabe José Luis es buscarse la vida para ganar dinero y ser lo más independiente que puede serlo un joven estudiante, “ahorré parte de lo que gané en la empresa y cuando me salí empecé a manejar Uber; estuve ocho meses ahí hasta que pude juntar, porque casi no había clientes”. El motivo de la baja que Mara Fernanda Castillo había sido asesinada en un Cabify, en septiembre de 2017, “entonces la gente dejó de usar mucho esos transportes, lo cual era perfectamente entendible”.
Al mismo tiempo que conducía Uber investigó a las distintas escuelas de música en para elegir la adecuada, “vi que la más completa y con mejor plan de estudios era la ESCAM”, donde ahora cursa el segundo de 10 semestres que abarcan tres títulos: instrumentista, compositor y arreglista.
Ante los nervios… técnica
Una de las maestras de esta escuela le dijo la frase que le dio el temple de acero en escena junto a los Killers: “Ante los nervios, técnica. Eso quiere decir que si sabes ejecutar bien lo que haces, no importa a qué te dediques, vas a vencer los nervios. Yo no creo en eso que dicen sobre el pensamiento pesimista mexicano”.
Él cree en sí mismo tanto como en los consejos de sus maestros “y todo lo que pasa en la película Whiplash”, dice, “porque aunque es exagerada, así es la vida de un músico; esa película fue mi inspiración cuando ensayaba “For Reasons Unknown”, la veía y practicaba; eso hice diario”.
Festejar en silencio
Por cierto, que al bajar del escenario aquella gran noche, José Luis decidió alejarse del bullicio y asimilar lo que había pasado, “quise soltar los nervios; al principio quería llorar, pero estaba mucho más feliz que emocional y tuve ese instante conmigo mismo como por cuatro canciones más”. Luego volvió a mezclarse con ese público que lo vitoreó y se hizo fotos con él al reconocerlo.
Hoy, Joselo paga su carrera musical con lo que genera tocando y con ayuda de su mamá. También se plantea ya un sueño nuevo: “Me siento con toda la energía y la vibra del mundo, quiero crear música y que la gente quiera escucharla. Quiero hacer una canción que se vuelva poderosa para alguien. Ojalá que sí”.
Parece extraño escucharlo decir “ojalá”, cuando su perseverancia lo puso en escena con una de las bandas más importantes de la escena musical, pero esa es la gracia de su persona: su carácter. “Dicen que para lograr tus sueños tienes que estar loco y claramente es así, necesitas estarlo para soñar y atreverte a hacer lo que nadie hará por ti. Ahora ya sé que sí estoy loco”.