Hoy se cumplen años del lanzamiento del segundo disco de estudio de Radiohead, The Bends (1995), un álbum que vio a los liderados por Thom Yorke moviéndose del sonido grunge de su debut a uno más sofisticado, lleno de melodías pop frágiles y armonías acorde al britpop de la época.
El disco también resultó en su primera colaboración con el artista visual, Stanley Donwood. Una mancuerna que ha resultado en una de las más prolíficas de la historia de la música.
Tras la tibia recepción de Pablo Honey (1992), este álbum resultó en una gran sorpresa para el público y la crítica inglesa, quienes los empezaron a ver como una banda que prometía convertirse en una capaz de llenar estadios. La NME nombró The Bends (1994) como un “clásico instantáneo que consuma todo el rock de los años 90“, refiriéndosele como un gran disco, lleno de melodías impactantes que terminarían por definir a una época.
The Bends (1995) no contó con la pretensión discursiva del OK Computer (1997), o la musical del Kid A (2000), que terminarían por transformar a Radiohead en una agrupación indispensable para entender el contexto musical actual y su desarrollo a través de los años. Sin embargo, sí fue un disco que tocó a muchas almas, aquel que inició con la leyenda, y es por ello que cada que nos acordamos de este lanzamiento vale la pena rendirle un pequeño homenaje.
Normalmente nos centramos tanto en analizar las canciones, el contexto de la banda, su influencia y legado, que nos olvidamos que un disco es más que sólo una recolección ordenada de sonidos y silencios. Un disco también es el material que rodea a la música y el elemento más importante de él es la portada del disco.
Es por lo anterior que hemos decidido profundizar respecto a la importancia de la imagen que Stanley Donwood creó para identificar iconográficamente al disco.
Stanley Donwood es un artista nacido el 29 de octubre de 1968 en Essex, Inglaterra, mismo lugar en donde crecieron los cinco miembros de Radiohead. Sin embargo, no fue hasta su paso por la universidad que llegó a conocer a Thom Yorke, pues ambos estudiaron una carrera en literatura inglesa dentro de la Universidad de Essex.
Según lo relatado por el artista para la NME, él y Thom solían pasar todo su tiempo libre investigando respecto a materias derivadas del diseño gráfico, aprendiendo de forma autodidacta a usar Photoshop y a crear collages con revistas. “Cuando empiezas a usar el programa quieres apilar todo en una misa imagen, es un desastre pero así sucede“, declaró, dejando en evidencia de dónde proviene su característico estilo.
Siguió frecuentando a Thom tras terminar la carrera , a quien no le gustó para nada la portada que creó su disquera para Pablo Honey, dando por ello la oportunidad a Stanley de trabajar con ellos.
“La primer portada que hice fue para el primer sencillo de The Bends (1995), ‘My Iron Lung’, la cual le gustó mucho a Thom. No esperaba hacer nada más con ellos, pero un día mi teléfono sonó y era Thom preguntándome, ‘¿no quieres hacer la portada de un disco?’“, relata Donwood.
Un pulmón artificial fue lo primero que se le ocurrió a Donwood para convertirlo en la portada del disco, por la canción de ‘My Iron Lung’. Es por ello que pidieron acceder con una cámara de video a un hospital que lo tuviera.
Cuando lo vieron se dieron cuenta de que fotografíar aquel objeto era una mala idea y que tendría un mayor sentido el curiosear por el hospital en búsqueda de algo mejor.
“El pulmón sólo era una caja de metal grisácea, nada especial. Estaba tratando de no filmar a los cadáveres o ancianos cuando apareció un cuarto, lleno de los maniquíes que utilizan para enseñar a los estudiantes de medicina cómo traer de vuelta a los muertos“, declaró Donwood a MonsterChildren.
La selección de uno de aquellos maniquíes resultó ser brillante. Una representación física del dolor emocional y frío que transmiten las líricas del disco, que también carga con aquella sensación de esperanza de su sonoridad. Una imagen que resume a la perfección lo que es el material musical.