Por: Fredy Herrera
Pocas son las bandas que pueden darse el lujo de sacar a la venta entradas para sus presentaciones un año antes y agotarlas en pocos minutos, pocas agrupaciones pueden reunir a distintas generaciones en sus conciertos; sin embargo, Depeche Mode es una leyenda, y ayer quedó demostrado en el primero de sus dos conciertos en suelo mexicano.
La euforia desatada por la visita de Dave Gahan, Martin L. Gore y Andy Fletcher, tras 9 años de ausencia, se vio reflejada desde el anuncio de la visita de los oriundos de Basildon, condado de Essex, al sur de Inglaterra, y el sold out generado en instantes. Dicha euforia quedó plasmada en una noche que dificilmente sera borrada de la memoria colectiva de miles de asistentes que desde el mediodia comenzaban a asomarse para estar cerca de una de las bandas mas propositivas e influyentes de los últimos 40 años.
Considerados como los padres del rock electrónico, la importancia de Depeche Mode radica en su constante proceso de evolución y reinvención sonora a lo largo del tiempo, recordando sus inicios, influenciados en los sonidos que marcaban la pauta a inicios de los ochentas (synth pop y new wave), para posteriormente dar un giro y agregar otros elementos (post punk), que ayudarían a establecer y definir el sonido de la banda. De la luminosidad de sus primeros trabajos, al acercamiento a terrenos más obcuros en una de sus obras cumbre, Black Celebration (1986), obscuridad que ya se asomaba y era complementada con sonidos bailables de sus primeros discos.
Sin embargo, ellos alcanzaron el éxito masivo con la llegada del magistral Music for the Masses (1987), disco que sirvió para posicionarlos como uno de los actos mas adultos y serios de los años ochenta. Su acercamiento a la musica norteamericana sería clave para construir otra de sus obras cumbre, Violator (1990), donde a su ya marcado estilo, terminaron por agregar guitarreos crudos y sonidos mas orgánicos, que dejaban a los sintetizadores sin el protagonismo acostumbrado.
La decada de los noventas nos presentaba a un Depeche Mode que igual nos salia con sonidos industriales, con algo de blues, soul e incluso gospel aderezados con su estilo gelido y sombrío, pero de vez en cuando sacando a relucir esa luminosidad de sus origenes. De ahi se derivan lo que para muchos son sus últimos grandes trabajos, Songs of Faith and Devotion (1993) y Ultra (1997). Los últimos trabajos han dividido opiniones y, aunque contienen algunos destellos de genialidad de los puntos mas altos de la banda, han servido para enamorar a las nuevas generaciones.
Es que esto último que un concierto de Depche Mode, un encuentro entre pasado, presente y futuro, donde lo mismo coreamos temas clasicos de antaño como mas actuales. Rey Pila seria el encargado de ir preparandonos para una de esas noches que desde un inicio como inolvidables y al sonar sus primeros acordes nos dabamos cuenta que era uno de los miles y miles de grupos que ha sido tocado por las influencias de los ingleses. Los más clavados sabían que el tema ‘Revolution’ de The Beatles serviría de presagio para que en cuestión de segundos comenzaran las primeras notas de ‘Going Backwards’, y así fue, el Foro Sol rugía como sabe hacerlo cuando se trata de recibir a una banda legendaria.
‘It’s No Good’ se encargó de destrozar la levedad de la noche y de inmediato se convirtió en una de las mas coreadas. ‘Barrel Of A Gun’ no nos daba tregua, era una metralla de sonidos y emociones. ‘A Pain That I’m a Used To’, ‘Useless’, ‘Precious’, ‘World In My Eyes’ y ‘Cover Me’ para cuando se presentaron, la pista y las gradas del foro sol ya se habián convertido en un gigantesco club nocturno.
Dave Gahan se reafirmó como uno de los frontman mas espectaculares que hayamos conocido, Martin L. Gore, el genio detrás de Depeche Mode y Andy Fletcher dando catedra en los sintetizadores como culpable de los sonidos más icónicos de los ingleses. Otro de los momentos sublimes de la noche fueron las versiones acusticas interpretadas por Gore, ‘Insight’ y la clásica ‘Strangelove’.
‘In Your Room’ y ‘Where is the Revolution’, fusionando pasado y presente, nos preparaban para lo mejor: ‘Everything Counts’, ‘Stripped’, ‘Enjoy The Silence’ y ‘Never Let Me Down Again’ eran la maquina del tiempo perfecta, sonidos que nos transportaban a distintos momentos de nuestra vida, lagrimas, euforia, extasis, todas las emociones habidas reunidas en los miles de asistentes.
Ellos se despidieron, pero prometiendo volver, dando paso al encore con la enigmática silueta de Gore interpretando una la versión acústica de ‘Strangelove’.
‘Walking in my Shoes’, ‘A Question of Time’ y ‘Personal Jesus’, se convirtieron en la trilogía perfecta para cerrar una noche llena de momentos que nos quitaron el aliento. Hay pocas bandas en la actualidad que pueden generar esos sentimientos en la gente, y Depeche Mode es una de ellas.