Por Mario Yaír T.S.
El 20 de noviembre de 1993, los diputados del Congreso de la Unión discutieron un tema de amplio interés para México. La solicitud de Pro-Vida y la Unión Nacional de Padres de Familia por cancelar el concierto de Madonna, tras publicar su libro Sex y su disco Erotica.
Aquel 1993 cambió la escena musical mexicana para siempre. La llegada de los reyes del pop a México, Madonna y Michael Jackson, inauguraron las giras de extranjeros a México, hoy muy comunes y sin mucho que contar. En esta ocasión hablaremos de la villana del cuento: Madonna.
Confirmado el tour The Girlie Show para el 10, 12 y 13 de noviembre, comenzó el debate alrededor de la censura o no de tan polémica artista – Recordando que lo más polémico que teníamos en México era Yuri. Eran 30 mil firmas recolectadas las que hicieron que los diputados consideraran al concierto un asunto de seguridad nacional.
El diputado Fernando Lerdo de Tejada incluso dijo que tal concierto “nos obliga a reflexionar sobre espectáculos que denigran […] pagándole, a gente proveniente de subculturas extranjeras que, como Madonna, promueven los antivalores más agudos, tales como el homosexualismo, el lesbianismo, las prácticas sodómicas […] la proclividad al vicio y las malas costumbres.”
Los periódicos y la radio eran los únicos que promocionaban a la cantante, se prohibió hablar de ella en televisión. Solo el programa de televisa “¿Y usted qué opina?” con Nino Canun dedicó un debate especial alrededor de la cantante. Mientras unos decían que era un simple espectáculo, otros opinaban que la señorita no debería estar siquiera en los posters. Eso de ser hipócritas no se nos da a los mexicanos.
La discusión era de circo. Al diputado Fernando le cuestionaban si apoyaba entonces que Jackson estuviera en México saludando al presidente Salinas cuando sus escándalos de pederastia apenas comenzaban. Y un grupo de diputados como Cristóbal Solís, argumentaban que cancelar atentaría contra la libertad de expresión. Los 150mil boletos vendidos ganaron a las 30mil firmas ultraconservadoras.
Y es que las críticas no eran para menos, el concierto comenzó en punto de las 21 horas el Autódromo Hermanos Rodríguez con un ambiente de cabaret. Dejando a lo más ácido de la crítica con la boca abierta, lo primero que hizo Madonna fue salir y gritar: “¡El amor no protege contra el sida, pero el condón sí, MÉC-SI-COU!”
Portando el clásico sombrero de mariachi, se atrevió a hablar con el público: “¡Gracias! ¿Te gusta mi show? ¿Te gustan mis hombres calientes? ¿Te gusta mi música? ¿Te gusta mi coño?”. Con una clara tendencia sexual simulando masturbaciones, jugando con objetos religiosos a modo de dominatriz, y encendiendo la libido más profunda de cualquier derechista, su concierto fue el inicio de una nueva era de apertura.
Al día siguiente los medios olvidaron que Jackson también estaba en México y Madonna dominó las portadas. La sección de espectáculos de El Universal publicó las fotos del mítico concierto bajo el encabezado de “¡LOCURA!”. Decía “todo lo que es una vedette: belleza, gracia, sensualidad”.
Entre el morbo y el encanto, Madonna salió de México a bordo de su avión Juanita y dejando atrás a miles de fans. Desde entonces ha vuelto a México con giras aún más exitosas que las anteriores y con un recuerdo de la doble moral recalcitrante de los 90’s.