Por: Cristina Orozco
Este año, el Día Internacional de la Mujer, debe de tener un significado especial, pues a pesar de los esfuerzos que hacen las instituciones del mundo para contrarrestar los agravios contra el género femenino, la discriminación contra la mujer en la vida diaria se deja sentir, la calidad de vida de las mujeres no evoluciona en paridad con la de los hombres.
El tema de enfoque global de este año es: “Ahora es el momento: Las activistas rurales y urbanas transforman la vida de las mujeres.”
Miles de mujeres del mundo, este año, alzaron sus voces por la violencia que han soportado en el medio artístico, en un movimiento de protesta surgieron campañas como #Me Too y #TimesUp, para demandar derechos de igualdad y justicia en todos los espacios de la vida social, laboral y familiar.
Los temas varían en cada país. El factor principal de protesta es el acoso sexual, los feminicidios, la explotación laboral, la violencia económica, psicológica y física, la discriminación por género, pues la violencia contra la mujer desvirtúa su dignidad y, esta ha sido una lucha atemporal.
Desde el punto de vista sociológico depende mucho del medio social donde se desarrolle la persona para que tenga más o menos oportunidades y herramientas para salir librada del maltrato.
Desde la perspectiva de derechos humanos hubo que crear un apartado especial dedicado a las mujeres, pues en los derechos de los hombres en lo general no se consideraban a los de las mujeres en lo particular. Hubo un tiempo en el que las mujeres no podían votar, estudiar y ejercer ciertas profesiones, vivían en una posición dispareja, es decir subordinada al padre o marido en la estructura familiar, aunque esto es muy común hoy en día, el problema de demandar igualdad persiste. Otra razón por la cual fue importante ampliar la protección a las mujeres es por lo relativo al cuidado y protección que deben de tener durante la maternidad.
La historia sobre esta celebración se remonta a los trágicos hechos que sucedieron el 8 de marzo de 1908, hace 110 años, donde murieron calcinadas 146 mujeres trabajadoras de la fábrica textil Cotton de Nueva York, en un incendio provocado por bombas de fuego que les lanzaron por manifestarse contra los bajos salarios y las miserables condiciones de trabajo que padecían. En Estados Unidos, se reconoció el voto en el estado de Wyoming en 1848, pero no fue hasta 1920 que se otorgó en la declaración federal. En Nueva Zelanda se obtuvo en 1893; en Australia en 1902; en Finlandia en 1906; en Suiza hasta 1971; en Liechtenstein en 1984. En América Latina: en Brasil se reconoció el voto en 1934; Argentina y Venezuela en 1947; en Chile 1949; en Perú en 1950 y, en México en 1953.
La violencia de género está enraizada en México. 7 mujeres mueren brutalmente cada 24 horas. “El 66% de las mujeres mexicanas manifiestan haber sufrido una forma de violencia. Tenemos que entender que los feminicidios no son fenómenos aislados, son el producto y la consecuencia de la discriminación de género y de la desigualdad”. Las cifras vienen del informe “La violencia feminicida en México, aproximaciones y tendencias 1985-2016”, realizado por ONU Mujeres en conjunto con el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), así como por la Comisión Especial de Seguimiento de los Feminicidios.
Existe una solución para este aniquilante hecho y consiste en la procuración de justicia. Investigar, detener y castigar, lastimosamente, es el talón de Aquiles de nuestro Gobierno. Mientras la corrupción y la impunidad sigan siendo el eje rector de nuestros gobernantes no habrá quien haga cumplir las leyes ni en lo general ni en lo particular.