Cada cierta cantidad de años La Academia le da una razón a los melómanos para emocionarse por su ceremonia, tal como pasó con la presentación de Sufjan Stevens y St. Vincent el pasado domingo.
De Björk tomando el escenario en 2001, acompañada sólo por su vestido de cisne, para cantar ‘I’ve Seen It All’ de Dance In The Dark, película de Lars Von Trier; a Karen O, acompañada por Ezra Koening de Vampire Weekend, interpretando ‘The Moon Song’ de la aclamada película de Spike Jonze, Her, dentro de la ceremonia.
Ha habido momentos musicales memorables en la historia de la premiación, pero uno ha resaltado de entre todos los demás.
El cantautor de Nebraska, Elliott Smith, era hasta ese entonces una figura aclamada que había ganado el respeto de miles y un seguimiento de culto.
Elliott era un hombre depresivo, aunque se le describía como un hombre alegre que se interesaba por su gente cercana. Una persona amorosa que no podía escapar de sus propios demonios, de su addición por la heroína y por la tristeza, cosas que terminaron por hacer que se quitara su propia vida a los 34 años de edad, el 21 de octubre del 2003.
Muchos dicen que todo fue una ramificación de su creciente reconocimiento posterior a los Oscar. Él ya había ganado fama dentro de los circuitos undergound de Los Ángeles gracias a su genio como narrador de historias, mismas que relataba con intensidad dentro de sus composiciones, en su mayoría piezas hermosas de pop o folk que siguen las estructuras convencionales, aunque siempre con experimentos remarcarbles, incluso revolucionarios, en sus armonías.
Como un gran ejemplo queda la cantidad de estudios de análisis que se han hecho respecto a ‘Waltz #1’, octavo track del disco XO (1998), al cual se le considera la primera canción en adaptar correctamente el ‘Lydian Mode’ al pop, una escala musical de siete notas que varían entre tonos completos y semitonos. La escala ha sido utilizada desde entonces por gente como Björk y Katy Perry.
Otros artistas que han expresado su admiración por las canciones de Elliot incluyen a una selección tan diversa como Josh Homme de Queens Of The Stone Age, quien remarcó que su canción favorita es ‘Christian Brothers’ al lanzar su propio cover. Madonna mencionó algo similar al interpretar ‘Between the Bars’ y el director Wes Anderson declaró que escribió al personaje de Richie de Royal Tennenbaums en específico para filmar la escena en la cual utiliza ‘Needle In The Hay’.
Sin embargo, pese al ruido y aclamación crítica que Smith empezó a hacer en un pequeño circuito californiano, no fue hasta su nominación al Oscar por ‘Miss Misery’ que a Elliott lo empezaron a tomar en serio en la gran industria.
Todo empezó cuando el director de cine estadounidense, Gus Van Sant, encontró una copia de Either/Or (1996) en su tienda de discos local. Él quedó maravillado ante los 12 temas que integran al material, mismo que ya ha sido nombrado como uno de los mejores discos de la historia por Consequence of Sound, NME y Pitchfork.
Van Sant no lo dudó y contactó inmediatamente a su sello independiente de Kill Rock Stars, famosos por darle su primera oportunidad a Nirvana y por haber llevado por años la carrera de Xiu Xiu y a Deerhoof, para pedir que Elliott musicalizara su próxima película titulada Good Will Hunting, un drama escrito por los entonces veinteañeros de Matt Damon y Ben Affleck. Elliott Smith no se comprometió a musicalizar todo el soundtrack, pero en un acto de buena fe le regaló a Van Sant una de las canciones que ya había compuesto para su siguiente disco y esta canción resultó ser ‘Miss Missery’.
El filme, contra todo pronóstico, terminó siendo un éxito masivo. A los pocos meses habían logrado recaudar veinticinco veces lo que el costo de producción y la crítica la amó, razón por la cual fue nominada a nueve Academy Awards, incluyendo a Mejor Película, Mejor Director, Mejor Guion Original y por supuesto el de Mejor Canción Original para Elliott.
Se dice dentro del filme documental Heaven Adores You (2015) que Elliott no tenía ni el mínimo interés por presentarse en la ceremonia. Los productores de la película le marcaron cientos de ocasiones a su hogar sin una respuesta, su disquera no logró contactarlo y sus amigos cercanos dicen que se encontraba ansioso, no quería convertirse en “un vendido más“, no quería tocar “frente a todas esas personas“.
Fue hasta que se enteró que su actor favorito, Jack Nicholson, asistiría a la ceremonia (él terminó ganando el premio a Mejor Actor por As Good As It Gets) que decidió presentarse. Eso y el hecho de que le dieron un ultimátum, “si no te presentas tú, alguien más irá a tocar tu canción.”
Forzado o no, el hecho de que Elliott se haya parado sobre el escenario de los Academy Awards terminó por convertirse en histórico.
Bajo dos luces resplandecientes y en completa soledad, Smith apareció cargando con una guitarra acústica y vistiendo un traje blanco, “quiero usar mi traje blanco, siempre paso buenos momentos cuando uso mi traje blanco“, le declaró a los productores.
En los videos se le nota incómodo, a lo largo de los dos minutos que duró su interpretación el músico no dio ningún paso, no se acercó al público, no dijo algo. Sólo se paró en el centro a tocar la guitarra y a cantar la historia de un amor perdido que conmovió a millones. Al igual que Sufjan Stevens, el pasado domingo, Elliott murmuró la letra de la pieza.
“Fue surrealista, sólo lo hice porque parecía hacer felices a mis amigos. Cuando empecé a tocar no veía a nadie más en el público, sólo recuerdo que estaba Jack Nicholson viéndome a seis metros de mí, así que evité su mirada y me dediqué a ver los balcones en su lugar. No quería pensar nada más, sólo quería tocar e irme“, declaró Smith poco después para MTV.
Cuando Madonna anunció que ‘My Heart Will Go On’ de Titanic había ganado, ella bromeó declarando “¿qué sorpresa?“, desde entonces se consideraba una gran admiradora del trabajo de Smith. Admiración que llegó a millones más.