A lo largo de más de una década y 5 discos de estudio, Grizzly Bear se ha posicionado como una de las agrupaciones más interesantes en activo. Un cuarteto formado en Brooklyn que logra viajes sonoros ricos en texturas con ritmos jazzisticos, elementos folk, beats trip-hop y preciosas melodías vocales que se enriquecen gracias a un imaginario estético surrealista y líricas abstractas.
En el pasado la agrupación se había mantenido firme respecto a la libre interpretación de sus temas pero tras una pausa de 5 años en la que sus cuatro miembros se enfrentaron a ‘la vida’, Painted Ruins entrega un mensaje directo: puedes hacer crecer algo muy bello del dolor.
El divorcio del líder de la agrupación, Ed Droste, causó que el vocalista sintiera la necesidad de volver una vez más a su banda para crear un disco compuesto en una época en la cual la reflexión de la identidad se volvió el principal tema de interés del multinstrumentista.
Es por ello que nos sentamos a platicar con Christopher Bean sobre embellecer nuestro propio desastre a un par de meses del lanzamiento del disco y unos días previo a su presentación en el CC17.
Imagina que te encuentras en medio de unas ruinas en completo silencio, ¿cómo describirías el lugar?
Ohh, es un lugar colorido con objetos etéreos, seguramente es cálido.
Repentinamente una canción de Grizzly Bear empieza a sonar por lo que el lugar cambia, ¿qué cambios presenta?
El lugar cambia por completo cuando llega la música. Los colores ya no son estáticos, empiezan a cambiar con las dinámicas de la canción. Siempre tratamos de crear dinámicas y texturas que se sientan, como si estuvieras en un viaje.
Como baterista has declarado que querías interpretar jazz. ¿tocar este tipo de dinámicas te llena como intérprete y compositor?
Sí, eso es lo que creo. Es un proyecto que me ha permitido desarrollarme a lo largo del tiempo y que me ha dado la satisfacción de llegar a mucha más gente que a la que hubiera llegado componiendo jazz y aun así me siento más libre en cuanto a energía e improvisación que si sólo me hubiera dedicado a un género en específico.
Creo que se logró gracias a que Daniel Rossen y Chris Taylor también son músicos interesados en el jazz, por lo que crear los segmentos rítmicos combinan.
Daniel Rossen declaró hace un par de semanas que para Painted Ruins utilizaron un sistema compositivo en el cual cada integrante por separado agregaba un pequeño segmento de sonido nuevo a las composiciones. Suena complicado, ¿cómo consiguieron que no terminaran siendo las canciones pequeños Frankenstein?
Fue complicado, pero creo que cada uno de nosotros ya no nos conocemos desde hace muchos años y trabajar de cualquier manera nos resultaría sencillo en este momento, somos capaces de hacerlo. Además desde siempre hemos trabajado bajo sistemas en el que cada integrante aporta ideas distintas hasta encontrar la melodía de la canción.
No es muy organizado pero creo que es una razón por la cual podemos componer canciones llenas de capas y de elementos distintos. Hace que nuestras composiciones evolucionen de una forma compleja.
Tienen una gran historia dentro de su tour con Radiohead en 2006. Jonny Greenwood declaró en pleno escenario que ustedes eran su banda favorita, se sabe que ese momento fue importante para ustedes. Si pudieras hacer lo mismo para una banda con una carrera creciente ahora que ustedes son un nombre tan reconocido ¿por cuál banda lo harías?
Ahora mismo no ha habido mucha música que me emocione pero yo recomendaría a una banda que está saliendo ahora mismo de Los Angeles llamada Bio-Pie Club. Tienen arreglos muy hermosos influidos por el rock psicodélico de los años 70, sus canciones tienen muchas capas y me recuerdan mucho a lo que hacíamos hace varios años.
Edward Droste ha declarado que empezó este disco después de su divorcio y en varias entrevistas ha estado citando frases del Vulnicura de Björk, el cual según ella es “su disco de sanación” ¿Crees que Painted Ruins podría ser considerado el Vulnicura de Edward?
Creo que es un poco más complejo que ello, de seguro hay muchos elementos en común con todos los ‘break-up albums’ que hay, pero este disco no trata de hablar desde un punto de vista personal, si no desde uno más general.
Las separaciones no son solo sobre eso, también llevan consigo una carga de alienación, desesperanza, ansiedad y demás. Es como si todo se hubiera convertido en un completo desastre, un caos como lo son las ruinas.
Painted Ruins trata sobre cómo agregar color a ese desastre, como convertir aquellas horribles ruinas en algo hermoso. Creo que los discos personales son interesantes, pero que una visión más compleja y cálida tiene más que dar al escucha.
Sus videos musicales se caracterizan por sus técnicas de animación en loops o stop-motion. Es interesante porque los hacen sentir llenos de pausas, ¿crees que la música de Grizzly Bear es bien representada por estas técnicas?
Claro, funcionan muy bien pero no nos concentramos solo en la animación, es mucho más que eso. También es respecto a las historias, los simbolismos, todas las capas en las que hay que trabajar por aquí y por allá.
Igual que con las canciones, trabajamos en los videos de forma pausada, colaborando con ideas por separado que tienen que ser entendidas dentro de un todo. No es lo mismo ver un frame que todo el video, no lo entenderías igual, no estas viendo la fotografía en su totalidad.