Muchos años pasaron para que los superhéroes más icónicos de la historia, se unieran por primera vez en la pantalla grande. Después de más de 70 años de existencia, los emblemas de DC Comics por fin llegaron a las salas de cine en un ensamble compuesto por Batman, la Mujer Maravilla, Flash, Aquaman y Cyborg.
La historia detrás de una película de la Liga de la Justicia se remonta hasta la primera masificación del cómic en el cine. George Miller y algunos otros involucrados han estado ligados en esta adaptación que no logró ver la luz del día, hasta la etapa actual en la que Warner Bros. maneja un universo compartido con un puñado de personajes de DC Comics.
Los filmes que preceden a Justice League y los cuales supuestamente deben verse para entender esta historia, están llenos de tropezones y descalabros, junto con una luz de esperanza. Man of Steel y Batman V. Superman, ambas cintas dirigidas por Zack Snyder, fueron vapuleadas por su poca cohesión narrativa, en la que se favorece a los visuales y los momentos extraídos directamente de los paneles de donde provienen, sobre la historia, el guión, el ritmo e incluso el desarrollo de personajes.
De Suicide Squad de David Ayer mejor ni hablamos porque la historia es muy similar y resulta ser aún peor que las antes mencionadas. Apenas este año, Patty Jenkins logró quitar ese mal sabor de boca que nos había dejado el DCEU, con Wonder Woman, hasta ahora la mejor película que proviene de esta etapa actual en la que la compañía productora, intenta ponerse cara a cara con Marvel Studios, quienes le llevan algunos años de ventaja en esta noción de un universo compartido.
Las expectativas ante Justice League eran muy bajas por lo ya mencionado, tomando en cuenta principalmente que Zack Snyder una vez más estaba con la mano en el volante de este masivo crossover. Cabe destacar que en la etapa de post-producción, Snyder salió por motivos personales y fue reemplazado por Joss Whedon, quien ya contaba con experiencia previa al realizar The Avengers de 2012, y quien apenas había entrado al proyecto y ya estaba ordenando reshoots a diestra y siniestra, para arreglar lo que parecía ser un desastre garrafal.
Afortunadamente, Justice League da un pequeño paso adelante ante sus hermanas predecesoras de Zack Snyder y la infame Suicide Squad, pero no logra alcanzar a la poderosa Mujer Maravilla, que nos hizo enamorarnos de la amazona interpretada por Gal Gadot.
Liga de la Justicia es la definición exacta de una película “palomera y dominguera”. Se puede notar a simple vista la mano de Whedon en el trabajo de edición, con escenas que bien pudieron haber arruinado por completo el filme, pero que logran esquivar la bala por unos cuantos milímetros.
Aunque la película sea un mesurado deleite de acción y fan-service para los fanáticos de DC Comics, no hay que olvidar que en el fondo, la trama y el desarrollo de personajes ha quedado minimizado ante un proyecto que se arriesga en presentar a tres personajes nuevos, a un enemigo que no habíamos visto nunca, y una trama e iconografía que no se había tocado en este proyecto multimillonario que consta de varias cintas. Esto nos deja los resultados predichos en los que aunque logremos simpatizar en menor medida con Aquaman o Cyborg, al final bien podrían ser reemplazables para un espectador que apenas lleva una hora de conocerlos.
Ezra Miller en el papel de Flash es una historia completamente distinta. Barry Allen se convierte en el comic relief de la cinta y pasa de ser gracioso a simplemente odioso y visceversa. Las bromas son un hit & miss de principio a fin con gags que logran ser efectivos y otros que preferiríamos nunca haber escuchado. En general, ese es uno de los puntos que definen al filme, una comedia irregular que a veces se siente metida con calzador, pero con algunos momentos que se llevan algunas risas dentro del público.
Sorpresivamente, los visuales dejan mucho que desear. A veces es imposible dejar pasar la inconsistencia en las pantallas verdes que convierten a los ambientes en algo claramente artificial, y por si no fuera poco, el CGI que se necesitó para eliminar el infame bigote de Henry Cavill en post-producción, llega a ser muy notorio, recordando esos fallidos intentos de crear a un joven Jeff Bridges en TRON: Legacy, o ese horrible Terminator de plástico que aparece en Terminator: Salvation de 2009. Esto es imperdonable en una película de este tipo en pleno 2017.
Dejando de lado estos fallos que muchos podrían tomar como algo que ya se daba por sentado, Justice League logra salvarse de panzazo gracias a un ritmo que mantiene al espectador pegado a su asiento, con buenas batallas que destacan por el simple hecho de ver a Batman peleando a codo a codo con Aquaman, Wonder Woman y Flash, y por dejar de lado ese innecesario tono obscuro y rebuscado, repleto de subtramas, golpes y patadas en slow-motion, y personajes que salían sobrando, formando un rompecabezas que simplemente sólo encajaba en la mente de Zack Snyder.
El tono general de la película pone en claro que Whedon dejó gran parte del filme en la sala de edición, para llevar a las salas, una película de superhéroes para pasar un buen rato y saciar la sed que había dejado la sequía live action de DC Comics por años.
En resumen, la Liga de la Justicia es la perfecta película dominguera que logra aprender un poco de los errores del pasado, pero que aún está a la mitad de un camino que se ve ahora un poco más prometedor gracias a esas inesperadas ansías que nos han causado estas entretenidas dos horas, por ver de nuevo a estos héroes juntos en la pantalla grande.