Before and After: Silent Party, con el puño en alto y bailando

// Por: Kaeri Tedla

sáb 21 octubre, 2017

When I make a fist, it´s strong, and you can´t tear it apart. As long as there’s unity, there’s strength
-Ara Parseghian

Miércoles 18 de octubre del 2017, a casi un mes del terremoto que sacudió a la CDMX, Puebla y Morelos, dejando devastación y dolor por todas partes, una considerable cantidad de agencias, marcas y promotores decidieron unirse para organizar una fiesta en la cuál se celebrara la unión de los mexicanos frente al desastre, la solidaridad colectiva y las lecciones que ese evento dejó para el presente y el futuro de nuestro México.

No podía ser una fiesta normal, había que encontrar un concepto que reflejara también una nueva identidad, consolidada por una nueva generación.

En la exploración de los escombros y la búsqueda de víctimas todos nos conmovimos cuando los rescatistas levantaban el puño pidiendo silencio, para poder escuchar las voces y las señales de vida de los que yacían bajo las lozas y los muros derruidos y ese puño en alto se convirtió en el símbolo que siempre nos recordará esos dolorosos días, pero al mismo tiempo el increíble fenómeno social de comunión del que fuimos testigos y protagonistas todos los mexicanos. Así, ese silencio y ese puño fueron la inspiración para nuestra Silent Party.

El Foro Normandie, en el centro de la Ciudad de México, donó su espacio para realizar ésta fiesta a la que WARP convocó y produjo, con el único interés de recaudar fondos que fueron donados en su totalidad a la Fundación Fondo Unido – United Way México.

Tres DJ´s tocando simultáneamente en los más diversos estilos, 400 audífonos inalámbricos en las cabezas de cada una de las personas que se dieron cita en éste evento traídos, no solo por el estupendo line-up o la experiencia en sí, sino también por la oportunidad de donar para la reconstrucción de nuestro amado país.

La dinámica era sencilla, los audífonos contaban con un selector de tres posiciones que al mismo tiempo que, al moverlo, iluminaba el headphone, también cambiaba de canal, permitiendo escuchar el set de uno u otro DJ. Verde, Rojo y Azul eran las opciones.

El DJ Booth, diseñado para este ejercicio, identificaba con cajas de luz e iluminación frontal el color de cada uno de los personajes que circularon por el escenario esa noche.

Así, la gente podía bailar e ir brincando de un estilo musical a otro o quedarse largo rato con el que se había convertido en su favorito.

Rocco Dessentis, Dann Kalter, Veneno, Flavio Navarro, Giorgio Brindesi, Metrika, Leo Leal, Alejandro Franco y Soni Cerón fueron los DJ´s que ofrecieron sus mejores producciones y sets para la primera Silent Party. Sin embargo, lo que más llamaba la atención eran las dinámicas sociales que se experimentaron ahí. Por un lado, fue interesante comprobar cómo los seres humanos seguimos siendo inevitablemente animales y estamos condenados a nuestros instintos.

Seguir a la tribu es una condición genética en nuestra especie, así que en la Silent Party era curioso ver como todos reaccionaban, cuando veían a la mayoría sintonizados en un color o en otro y cambiaban de inmediato para saber qué estaba sucediendo. O ver parejas o grupos de amigos bailando al unísono, incluso cuando no escuchaban al mismo DJ, tan solo comunicándose con la mirada y la sonrisa, sin mediar palabra. Una experiencia individual-colectiva que resultaba extraordinaria.

Al quitarme los audífonos por un momento era muy extraño, pero al mismo tiempo reconfortante y divertido, ver a la gente bailando y a la vez gritando, riendo, felicitando a los DJ´s y expresando su alegría sin límites. Todo la música sucedía sólo a través de los headphones.

Gente de todas las edades, un increíble tipo lleno de felicidad y energía girando en círculos con su silla de ruedas por todo el lugar, hombres y mujeres, mexicanos todos (y quizá uno que otro colado extranjero) orgullosos, contentos y plenos. Frente al desastre se sabe que, para recuperarnos, se tiene que reconstruir desde la piedra, pero también desde las emociones, por ello la música, la convivencia y las experiencias gratificantes y divertidas son la única medicina que puede salvarnos de todo, a veces hasta de nosotros mismos y ayudarnos a recuperar nuestra vida y tranquilidad.

En silencio, con el puño en alto, bailamos hasta la madrugada sonriendo y recordando que México sigue en pie y que cada día es una nueva oportunidad, para como el Fénix, resurgir de nuestras cenizas.

El 100% de lo obtenido fue donado para la reconstrucción de México. #FuerzaMéxico #SilentParty