Querido Warp:
Han pasado alrededor de 426 días desde nuestro primer show y podemos decir que ahora El Muchacho está un poco menos triste. El camino no ha sido fácil, de hecho nunca lo ha sido. Pero nos emociona. Hacemos lo que nos gusta y gracias a ello hemos conocido buenos amigos, visitado nuevos lugares y adquirido nuevas experiencias.
Porque, ¿sabes?, en esto de ser “rockero” en México muchas veces te encuentras a la deriva o como dicen “te rascas con tus propias uñas”. Justo es eso lo que nos ha hecho cometer innumerable número de errores los cuales al final del día nos muestran el camino correcto a seguir. Es ahí cuando todo cobra sentido.
Y es que la industria de la música ya no funciona tal y como la conocíamos, esto nos ha convertido en una mini industria interna que paralelamente comulga con muchas otras; con muchos creadores que ven y trabajan por lo suyo. Es ahí cuando la comunicación y el intercambio se da. Ya sabes, es como ser una pequeña empresa operada por las mismas cinco personas que se suben al escenario a tocar. Nadie te dice qué o cómo hacerlo o a qué ritmo hacerlo. Y eso es genial porque así la música no se compromete ni se corrompe. La integridad y amor que tenemos con y para la música se mantiene intacto y congruente. Pero pues sí, como sea hay que rifársela porque la música y el público lo merecen. Entonces entre toda esa libertad, tú lo sabes querido Warp, trabajamos duro.
Como aquella vez que viajamos a Monterrey para hacer un show y estuvimos poco más de doce horas dentro de una camioneta en la cual no cambíamos pero nos las arreglamos para ir lo más cómodos posibles y llegar sanos y salvos a nuestro destino. Aventuras como esta son parte del “rock and roll” y es lo que en casi 20 años (si sumamos el tiempo que cada integrante lleva en la música) nos ha mantenido vivos y emocionados.
Ahora, seamos honestos… ¿Quién no quiere vivir de lo que ama? Aunque ser ricos y famosos nunca ha sido de nuestro interés si buscamos que el trabajo se remunere de alguna forma. Porque tener una banda no es de “ay, si… enchílame esta y ya”. Hay muchas horas-vida dedicadas a ello y nunca nos ha gustado eso de pedir limosna es por eso que nos clavamos en hacer un proyecto de calidad y dejamos que eso hable por sí mismo.
Al final del camino dedicar nuestra fugaz existencia a la creación de sonido es lo único que realmente importa.
-El Muchacho de los Ojos Tristes