Por: Daniela Martínez
La noche del viernes, entre vasos de cerveza, humo de algo más que cigarro, brincos y gritos, Micky Huidobro, Tito Fuentes, Randy Ebright y Paco Ayala demostraron que, después de casi un cuarto de siglo de carrera, Molotov sabe cómo poner a saltar a 22 mil personas y ofrecer un espectáculo digno de ser recordado.
En Dónde Jugarán las Niñas, el primer disco de Molotov cumplió 20 años, un material irreverente y emblemático, “recuerdo que cuando compré el disco la señorita de la caja lo sacó de un cajón y lo metió en una bolsa de papel estraza para que nadie lo viera, ya en mi casa tenía que escucharlo escondiéndome de mi familia”, comenta uno de los asistentes; mientras su acompañante responde, “no, yo supe de él porque salieron a las calles a venderlo después de que los censuraron”. Es un álbum mítico lleno de verdades incómodas que encontró la manera de llegar a los premios Grammy Latino de 1998 y ha trascendido 20 años después.
La fiesta tuvo lugar en el emblemático Palacio de los Deportes e inició poco después de las 21 horas; el público conformado por fans de todas las edades cumplió su promesa de asistir sin importar las condiciones climatológicas ni el tránsito que ofrece nuestra querida CDMX en un viernes por la noche: padres que heredaron la tradición de Molotov a sus hijos; adultos que, disco a disco, han recorrido este largo camino junto a la banda; adolescentes que experimentaban por primera vez el dulce sabor de sentirse políticamente incorrectos; una audiencia repleta de caras nuevas y viejas se unieron para corear cada uno de los himnos de esta banda.
“Gracias por venir, son un encanto”, dice la banda antes de comenzar con la primera parte del show, completamente dedicada a En Dónde Jugarán las Niñas, las canciones como Que no te haga bobo Jacobo, Chinga tu madre, Voto Latino y Puto desataron un sinfín de emociones en la audiencia, sin embargo, Gimme the Power fue el himno que los 22 mil asistentes corearon al sentir el sabor agridulce del nacionalismo mexicano.
El intermedio que mostró que no importa quién seas, nadie está a salvo de una falla técnica: Tras anunciar una pausa en el festejo, los fans comenzaron a impacientarse, ¿quién diría que a Molotov también le suceden accidentes técnicos? Sin embargo, con la frescura que caracteriza a la banda, Micky Huidobro retó a los asistentes “¿quién se rifa a echar unas manitas calientes conmigo?”, el intermedio terminó con la frase “de ahora en adelante todos flojitos y cooperando”.
La segunda parte del show continuó con el resto de los éxitos de cada uno de los discos de la banda, canciones como Amateur, Frijolero, Lagunas Mentales y Marciano continuaron con el ambiente de celebración en el recinto, Chanwich a la Chichona y Rastamandita cerraron el setlist de la noche en un clásico slam.
Sin embargo, la pregunta de la noche es: ¿Qué tiene Molotov que ha logrado seguir vigente tras dos décadas de carrera?, ¿Cómo ha logrado mantenerse al frente de la escena del rock mexicano? La respuesta yace en las letras de sus canciones, en la manera en que la banda le hace frente a la corrupción y a la desigualdad, así como a la xenofobia; Molotov invita a quien escucha a entenderse como parte de un país con errores, aceptando sus defectos y sintiéndose orgulloso de llevar a México en la sangre.
Molotov representa el enojo, la ira, las mentadas de madre; el blanco y el negro, la tiranía y el pueblo, la desesperanza, el silencio y la valentía. El grito frente a la censura, la voz que se alza para decir verdades en un mundo de plasticismo y música superflua; es la banda que se atreve a llamar al pueblo a levantar la voz; son los desobedientes ante la autoridad y ante los abusos; los locos que han dedicado más de dos décadas a ser el recordatorio constante del poder del pueblo.
Micky, Tito, Randy y Paco son la voz de justicia de más de una generación, son la irreverencia que llama al caos, son el mal necesario para despertar a la sociedad. Y parece que, no queda más que decir: ¡feliz aniversario Molotov! Gracias por tanto.