Los caminos subterráneos de George Clarke en Deafheaven #BandsYouNeedToKnow

// Por: Oscar Adame

mié 28 junio, 2017

 
En esta sección nos sumergimos a la mente detrás de nuestros proyectos emergentes favoritos. Sean nacionales o internacionales, los músicos nos cuentan sus razones para hacer arte. 

Lugar de Origen: San Francisco, Estados Unidos
Año de Fundación: 2010
Miembros: George Clarke, Kerry McCoy, Daniel Tracy y Shiv Mehra

“Estoy en medio de un gran bosque, es invierno, hace mucho frío y todo se ve gris. De la nada aparece un gran kapibara, está temblando a lo lejos dentro de un montón de nieve y nos vemos directo a los ojos por unos pocos segundos. Yo me agacho, me rebajo a nivel del suelo, lentamente para que él pueda acercarse y familiarizarse conmigo; olfatea por un momento mis dedos hasta que sale corriendo y yo sigo caminando a través del bosque.

Al seguir un par de minutos me topo con una caja enorme de metal, la abro y ésta me lleva al subterráneo; ahí está mi casa, camino hacía ella apreciando toda la iluminación con pequeñas bombillas alrededor y a las puertas, mugrosas, de mis vecinos. Frente a mi casa hay una hacha, la sostengo y rompo mi puerta golpeando con ella… entonces me decido a buscar la forma de no estar solo, busco a la familia de kapibaras pues algo me dice que de aquí vino el mío.

Toda la familia está ahí, alrededor de la mesa, y me miran como si me hubieran estado esperando por horas; estoy confundido al respecto, pero me aceptan y yo me siento con ellos. Entonces los kapibaras me dicen -‘¿Por qué te tomó tanto tiempo llegar a casa?’, a lo que yo respondo – ‘No sabía que ésta era mi casa’, y todos reímos como locos.”

Siempre he creído que para comprender un poco más a fondo la obra de cualquier artista, es necesario aprender un poco más del artista mismo; así que cuando tuve la oportunidad de tener una platica con George Clarke, líder fundador de una de las bandas más intrigantes de la actualidad, no dudé ni un minuto en realizarle un test muy básico en relación a su personalidad y forma de ver la vida.

Lo relatado deriva de los resultado arrojados en un test con el cual se pudo conformar una historia surrealista que, al igual que la música de Deafheaven, trata sobre la búsqueda de identidad y pertenencia… la búsqueda de un hogar, de un lugar en el cual la seguridad, la calidez y la compañía nunca faltan y que bien vale la pena buscar aunque tengas que transitar por bosques grises, túneles subterráneos y tengas que romper objetos propios con hachas.

Tiene muy poco tiempo que George encontró a su “familia de capibaras” en la vida real, un grupo que empezó a gestarse cuando entró a lo que aquí sería la preparatoria al encontrarse con Kerry McCoy. –“La primera vez que lo vi él traía una camisa de Death Kennedys y yo una de Slayer, fue una conexión instantánea pues en nuestra escuela no había mucha gente con la cual pudiera hablar, no había punks ni nada, y él fue el primer tipo que parecía interesante. Nos convertimos en amigos muy rápido al poder hablar de música y encontrar nuestra unión”-.


Ambos eran en ese tiempo un desastre en la escuela, sus padres los odiaban, sus maestros no los soportaban, y encima de todo, ya habían estado involucrados en problemas con temas de consumo de sustancias. George no pudo terminar la escuela, por lo que tuvo que empezar a trabajar en restaurantes de comida rápida para poder pagarse un departamento. Kerry se le unió al poco tiempo y entre drogas, cuartos sucios y deudas, se encontraron enterrados en el subterráneo, –“Nuestra primera banda empezó como un intento de escape, pero no sonaba nada parecido a lo que empezamos a hacer con Deafheaven. Eramos jóvenes, no teníamos grandes influencias, tocábamos cosas más sencillas a la punk de Dead Kennedys, pero después integramos influencias de blackmetal y de post-rock sin tenerlo muy claro”- .

Aquella banda, llamada Rise of Caligula, evolucionaría al siguiente año en Deafheaven. Una agrupación que juega con los elementos más representativos del black-metal con sus voces guturales, guitarras distorsionadas y tempos enloquecidos en su velocidad, integrando también finas melodías instrumentales cercanas al post-rock, instrumentaciones llenas de feed-back, capas de guitarras escondiendo las melodías dentro de la mezcla y un sistema de producción a la “wall of sound” del shoegaze e incluso momentos retomados del industrial atmosférico de bandas como Suicide. No tomó mucho tiempo para que Deafheaven empezará a hacer ruido.

Por momentos pueden sonar unas guitarras hipnóticas y melancólicas sobre sintetizadores planos y atmosféricos; por otros pueden escucharse grabaciones de suburbios y días de campo, pero la mayor parte de la propuesta es predominada por los gritos guturales del vocalista y un ruido que resulta ensordecedor. –“No creo que hayamos querido empezar a sonar como alguno de esos géneros en específico cuando iniciamos. Queríamos ser una banda atmosférica, pero después todas estas influencias llegaron y empezamos a hacer esa mezcla”-. 

Muchos empezaron a señalar a la agrupación como la precursora de un género de metal completamente nuevo, aunque la combinación de todas estos sonidos ya había sido expresada por agrupaciones de principios del siglo, como Alcest o Wolves in the Throne Room. Incluso hay reminiscencias del post-rock y del shoegaze en discos de Burzum, uno de los proyectos más importantes de la primera oleada noruega de bandas de black-metal.

Sin embargo, hubo algo dentro de Sunbather, el segundo álbum de la agrupación lanzado en el 2013, que engañó a tanta gente con su fresco sonido. Los empezaron a proclamar como los precursores del post-metal y el blackgaze, señalamientos que incomodaron por un tiempo a sus integrantes. –“Tras Sunbather, todos empezaron a analizar y a escribir sus opiniones respecto al disco. Me gusta que la gente tenga su opinión y su sensación respecto a nuestro trabajo, es súper de hecho, aunque en este punto lo que más me gustaría es hacerle honor a todos los que nos antecedieron”.

Aquel álbum fue el disco mejor reseñado del año en Metacritic, y sigue siendo el séptimo mejor de todos los tiempos. Es un disco lleno de ambivalencias, de momentos obscuros regidos por gritos guturales, densas guitarras y baterías que no se quedan quietas con un fondo en donde siempre está presente un fino arpegio de guitarra, una secuencia preciosa de notas en piano o unos coros angelicales que cuando salen a la luz entregan momentos melódicos llenos de paz. Es la luz contenida dentro del completo desastre, es llegar a tu casa tras tener que introducirte en un túnel lleno de obscuridad y suciedad, es buscar lo más hermoso de la vida dentro de la imperfección del mundo. 

Con aquel juego empezó el mito de la banda. Una agrupación de metal que en lugar de recibir calificaciones perfectas en Loudwire, las obtenía en Pithcfork; una banda extrema que en lugar de presentarse en el Hell & Heaven, lo hacía en el Corona Capital. Los puristas del black metal los empezaron a odiar, pero su legado como una banda ya icónica del estilo se empezó a gestar al instante.

-“Sí, es bastante interesante tener la oportunidad de abrirle la puerta a nuevos géneros a nuestros escuchas. Quiero que tomen algo de nuestra música además de la experiencia sensorial, si es interés en estos géneros, qué mejor”-, dice George respecto al ser el primer foco mainstream al género desde el asunto de la quema de iglesias.

Pero no todo deriva de estos géneros atmosféricos, -“No diría que es un gusto culposo, pero me encanta el rap, sobretodo el rap de los noventa, y es una gran influencia dentro de nuestra música”-.

Las letras de Deafheaven bebieron de aquel movimiento “gangsta” de la cultura hip-hop. Las líricas, compuestas por Clarke son sinceras y reveladoras en exceso. Sunbather trata, así como los grandes clásicos del rap como Ready To Die de Biggie o Illmatic de Nas, sobre las ilusiones de poder salir de un estado de pobreza y obtener, al escalar socialmente con su trabajo en la música, el respeto y amor que le falta a su vida. Además, las referencias a la compra-venta de drogas está más que presente dentro del discurso de Deafheaven. Hay una canción dentro de su álbum debut Roads To Judah que contiene una grabación de George comprando heroína a su dealer.
-“Quería hacer algo extremadamente personal, algo íntimo y autobiográfico con la música. Quiero dar todo de mí al escucha, de otra forma me sentiría como un falso. La guitarra de Kerry es muy emocional, yo tenía que hacer lo mejor para serlo también”-, me dice el vocal mientras le pregunto si no le frustra que muchos escuchas no entiendan sus letras, suerte si tratas de entenderlas a oído. –“Creo que es interesante, es como un rompecabezas, si quieres entender a la letra tienes que ponerte a investigar. Es un ejercicio muy hermoso el escuchar un disco mientras lees las líricas y ves el arte del disco”-.

Las letras de George han cambiado desde que Sunbather los colocó como una agrupación de interés internacional. En New Bermuda se transforman las referencias a drogas y el ímpetu de un joven soñador desesperado por tener que dormir en el automóvil de su amigo y gastar sus ahorros de meses en la grabación de tres canciones que terminarían por transformarse en el demo que les dio la atención necesaria para firmar con una transnacional, por referencias a libros clásicos, historias religiosas y miedos interiorizados.

Y así es como George y Kerry siguieron a sus respectivos capibaras hasta encontrarlos, esperándolos, tras un viaje grotesco pero que bien ha valido la pena, tanto para ellos como artistas como para nosotros como escuchas.

Su próxima mesa se encontrará aquí, en México, con dos fechas imperdibles; 30 de Junio en Foro Independencia de Guadalajara (gracias a INTRSTLRS) y 1 de Julio en El Plaza Condesa de la CDMX.