Se abre ritmo una vertiginosa batería, tras tres tiempos entra una nota alargada de guitarra que deriva en una escala, seis notas, el vocal se abre paso con una voz raspoza, un mal inglés y una actitud inflada. Suena familiar, suena viejo, suena sucio, suena a Johnny Nasty Boots.
Este es el nombre de uno de los tríos más extravagantes que han estado circulando por el under de la ciudad, y no porque sean en sí mismos extravagantes o porque su música sea intelectualoide o muy complicada, todo lo contrario. Johnny Nasty Boots es ese tipo de propuesta que con estructuras muy básicas, elementos explotados desde hace décadas y una concepción antigua de lo que es el rockstarísmo y del por qué hacer música, puede emocionar y hacer complice al escucha de su gran farsa.
Lo que entregan Johnny, Alfredo y Mr. Chochi (bien ahí) es, gracias a Dios, uno de esos tipos de propuestas que es difícil de ver en el país, sólo puedo recordar a Apolo y a The Rising Sun como exponentes importantes del género en la actualidad. Pero aunque no suma algo nuevo a la industria, ni otorga algo memorable a la experiencia de su escucha, sí que resulta entretenido ver a este tipo de bandas el tratar de hacerse de un espacio en el corazón de los nuevos escuchas con este sonido… que si se hace bien puede entregar cosas preciosas, pero que normalmente quedan en intentos regidos por la añoranza nostálgica. JNB sí que lo intenta.
Dos años de música enérgica llena de distorsiones contenidas, un bajo firme y coros pegajosos en los cuales lograron entregar… ¿tres sencillos? y armar maquetas de lo que terminaría siendo su primer disco de estudio homónimo. Es tan divertido de escuchar como un disco de Wolfmother.
Así que ya sabes qué esperar. Si te gusta el tipo de hard-rock más simple, con sólo cuatro elementos en juego ( guitarra, bajo, batería, voz y de vez en cuando una armónica), tempos 4/4, solos de guitarra que no llegan a la complejidad de otros géneros de antaño y gritos melodramáticos, no está de más lanzarse y disfrutar sin ningún tipo de prejuicio de esta banda. Si eres de los que prefieren a agrupaciones más aventuradas, sinceras y menos producidas, será mejor que la dejes pasar.
Aquel disco, estrenado el pasado 9 de Junio, fue grabado en Sonic Ranch, producido por Yunuen Viveros (de Natalia Lafourcade y la Forquetina) y masterizado en los estudios de Vlado Meller por Jeremy Lubsey, quien ha trabajado con Norah Jones.
Y todo lo lograron con la mata bien larga y los jeans bien rotos.