//Por: Daniela Benassini
House of Cards es uno de los aciertos más grandes de Netflix, si no es que el más. Ha recibido un sinfín de elogios por parte de la crítica, así como 33 nominaciones a los Premios Emmy incluyendo Mejor Serie Dramática, Mejor Actor y Actriz por las cuatro temporadas pasadas. Cabe mencionar que fue el parteaguas en las series de televisión que se transmiten a través de internet en ser parte de las categorías importantes de estos premios, así como de los Golden Globes.
Después de más de un año de espera, finalmente llegó la quinta temporada de House of Cards; mucho se había dicho sobre qué esperar sobre la ficción política con Frank Underwood siendo Presidente de Estados Unidos. El resultado fue, como ya todos lo habíamos predicho, efectivo.
Los fanáticos de esta serie sabemos que la esencia de ésta recae en la construcción de los personajes a lo largo de las temporadas, el maravilloso guión y el constante aumento de manipulaciones y engaños para mantener a los Underwood en el poder, todo esto mientras Frank sigue siendo Presidente; en esta quinta temporada llegamos al periodo de las elecciones de Estados Unidos, una pelea que veíamos desde finales de la cuarta temporada entre el actual Presidente Underwood contra el Gobernador de Nueva York Will Conway. Mientras tanto, vemos cómo el periodista Tom Hammerschmidt continúa construyendo su historia para denunciar el sinfín de delitos que Frank ha cometido para llegar al lugar donde está y claro, vemos la magnífica evolución de Claire Underwood que pasó de ser la Primera Dama hasta mantener la Vicepresidencia de Estados Unidos. Estos son algunos de los elementos que se construyen a lo largo de los 13 capítulos de la quinta temporada y en ningún momento deja de ser emocionante.
En esta temporada vemos un nivel de maldad extremo y la cantidad de peones que uno por uno van cayendo en la red de la pareja más poderosa del mundo. Cuando por fin piensas que podría ser el fin de su mando, le dan la vuelta a la hoja con más manipulaciones y con una sola idea en mente: no irse de la Casa Blanca jamás.
A pesar que hay partes que caen y uno que otro personaje somnífero (sí Tom Yates, te estoy hablando a ti), la esencia de House of Cards permanece intacta. Con la inclusión de nuevos personajes (Patricia Clarkson como Jane Davis y Campbell Scott como Mark Usher) y la forma de saber explotar eficientemente enredos que vemos desde las primeras temporadas, hacen de esta serie un gran placer visual y narrativo.
Si eres fanático de la malvada y ambiciosa mente de los Underwood, esta temporada cumplirá todas tus expectativas. Esperemos pronto se anuncie una sexta para el próximo año, a menos que a Netflix se le ocurra ponerle fin como lo ha hecho con varias series este año.
La guerra en la Casa Blanca está a punto de iniciar y no podemos esperar a ver qué pasa.