//Por: Carlos Guetta
La semana de Coachella, es decir la semana entre los dos fines de semana que se celebran las fecha programadas para el Festival en la ciudad de Indio, es una de las mejores semanas para los seguidores de la música en el sur de California. Ya que a lo largo de estos días donde las bandas que vienen a participar en el evento, después de su primera actuación o antes de esta programan fechas de presentación en los escenarios Angelinos o en las ciudades cercanas a Indio California. Y que para nosotros sea una semana maravillosamente llena de música, de la cual no sabes que concierto elegir bandas como Moderat, Bonobo, Pons, Local Natives, Phantogram por mencionar algunos hacen su itinerario de conciertos en lugares pequeños que muy difícilmente en una gira regular jamás tendrías la oportunidad de verlos tocar así.
Es el caso de Future Islands que además de su participación en Coachella nos entregó dos fechas en la ciudad de Los Ángeles una en el Roxy de Hollywood y la segunda en el Glasshouse de la ciudad de Pomona que está al este de la metrópoli en la línea limítrofe del condado de Los Ángeles y San Bernardino.
El Glasshouse es una sala de conciertos pequeña con una capacidad de 800 personas, donde regularmente se presentan independientes o que están en esa etapa de crecimiento. Por eso la participación de Bandas como Future Islands o Phantogram en este lugar es un privilegio para los seguidores, porque tienen la oportunidad de estar cerca de su artista y pagar un precio muy accesible (entre 20 y 40 dls por show) por bandas de talla mundial.
La preventa de boletos para este show de los originarios de Maryland se hizo durante los meses de Febrero y para fortuna de los promotores todos los shows en su mayoría son ‘Sold Out’. Future Islands no fue la excepción en ambos shows por lo que el Glasshouse el Miércoles por la noche desde muy temprana hora ya tenía a más de la mitad de su audiencia aún sin haber abierto las puertas. A las 7 en punto se dio el acceso y los primeros en la línea corrieron al frente, donde está la barrera de contención que divide al público del escenario.
A las 8 en punto hizo su aparición la banda abridora ‘Not Car Seat Headrest’ quienes también son participantes en Coachella y que ante un set medio flojo de poco más de media hora para terminar dar paso a que los rodies hicieran su trabajo preparando el escenario para la llegada (tan esperada) de Las Islas Futuras.
Future Islands viene presentándose con quinto álbum bajo el brazo, después de tres años de haber publicado Singles con el cual se hicieron una de esas bandas solicitadas para tocar en vivo y durante la gira de este álbum alcanzaron la cantidad de 1,000 presentaciones desde su inicio. Se han convertido en una banda de culto para muchos, la peculiar voz de Samuel Thomson Herring y sus habilidades histriónicas en el stage le han ganado el respeto de muchos de nosotros.
Parece ser una norma en los estudiantes de arte que a su vez son músicos, no quieren desprenderse de esa habilidad de acompañar su voz con una actuación, en el caso de Sam Herring siempre melodramática, pero perfectamente adaptada y envolvente, la audiencia se hechiza con él.
Abrieron el recital con ‘Inch of Dust’ de su álbum In Evening Air para seguir con ‘Beauty of the Road’, ésta segunda de su nuevo álbum The Far Field, del cual nos presentaron en vivo 8 canciones de 12 que tiene y de las 24 que tocaron durante poco más de 2 horas contando el encore. Su nueva producción ha sido bien recibida especialmente con los que anoche presenciaron el show, y bueno las críticas les han dado buena calificación a su trabajo. Vaya que sí lo es, meter 8 canciones en vivo de tu álbum salido al mercado solo unas semanas antes y tener a toda la audiencia de pie y al que menos meneando la cabeza o sacudiendo las manos, es la mejor señal de que lo que haces es bienvenido. No dejaron fuera temas clásicos como ‘Light House’, ‘Balance’, ‘Tin Man’, ‘A Dream of You and Me’ o ‘Seasons’ entre otros.
La noche fue nuestra, de los asistentes. Sam Herring, Gerrit Welmers, William Cashion y Michael Lowry hicieron todo para que cada uno de los presentes en esa sala sintieran cada uno de los beats que ellos creaban. Una audiencia que se desbordaba sobre la reja de seguridad para alcanzar a Sam y tocar sus dedos para lo que el cantante no se negó y hasta se acercó a donde una señora de la tercera edad en la primera línea por lo que pude percibir disfrutaba de la música, de las luces, de la juventud y del espíritu de sus compañeros de fiesta, una prueba más que la música nos une sin importar edad, raza o género.