//Por: Manuel Baca
La pasión por intentar cosas diferentes es lo que motiva a un artista a seguir creando y crecer con su arte, sin importar que esta necesidad de experimentar signifique renunciar a muchas otras cosas. Brian King y David Prowse, de Japandroids, llevan esta pasión a otro nivel y su nuevo álbum Near To The Wild Heart Of Life es prueba de que la evolución constante no significa renunciar a tu esencia.
WARP Magazine platicó con la banda canadiense acerca de la fuerza natural que es en vivo, cómo ha cambiado a lo largo de diez años y sobre el nuevo capítulo que escribe con su más reciente álbum.
– Antes de empezar esta entrevista comentaban lo bien que la pasan en México y que el público mexicano es de los mejores del mundo. ¿A qué creen que se deba esa percepción?
David Prowse: «Lo más importante para nosotros, debido a que hacemos un show muy intenso y con mucha energía, es la forma en que juzgamos a nuestro público, y nuestro parámetro de medición es la energía que nos proyecta. En México la gente tiene mucha energía y los shows son muy salvajes. Eso es justo lo que queremos en nuestras presentaciones.»
– Esta energía de la que hablan, siempre presente en sus shows, ¿es algo que planean o surge en el momento?
Brian King: «Creo que mientras más viejos nos hacemos más debemos prepararnos. Cuando éramos más jóvenes sólo nos dejábamos llevar y liberábamos todo en el escenario, esa era la forma natural de hacer un show, algo que hacemos desde el primer concierto pero que ahora es un poco más difícil, así que hacemos un poco más de warm up. Aun así siempre tratamos de dar el 100% en cada show.»
– 2016 marcó el décimo aniversario de Japandroids. ¿Cómo se sienten? ¿Cómo ha sido el camino que han recorrido juntos?
David Prowse: «Cuando empezamos la banda teníamos la esperanza de lanzar un disco en Canadá y tal vez salir de gira por el país, a Estados Unidos quizá, teníamos muchos sueños y creo que ahora la realidad ha superado todas las expectativas, volteamos hacia atrás y no podemos creer todo lo que ha sucedido. Si tuviera una máquina del tiempo y volviera a decirle a mi yo de 2006: “¿adivina en dónde estarás en 2016?”, estoy seguro que no me creería.»
– ¿Cómo ha sido este último año para ustedes?
Brian King: «Los últimos dos años han sido muy diferentes en la vida de la banda. Al principio, cuando empezamos, vivíamos en la misma ciudad y teníamos una rutina muy marcada, casi siempre escribíamos música nueva, la grabábamos y después tocábamos la mayor cantidad de shows posibles con ella, después regresábamos a casa y empezábamos el ciclo de nuevo. Al término de uno de esos ciclos volteamos y nos dimos cuenta de que habían pasado siete u ocho años y no nos habíamos detenido ni un instante, seguíamos haciendo lo mismo y fue entonces que decidimos tomar un pequeño descanso. En ese periodo me fui de Vancouver, la ciudad donde empezó la banda, y por primera vez hicimos un disco en una ciudad en la que ya no vivíamos, así que tuvimos que encontrar una manera de escribir a distancia. Fue un cambio muy drástico pero sorprendentemente esto inyectó nueva vida a la banda y reforzó su esencia. Somos las mismas personas y de cierta forma hacemos la misma música, sólo que ahora se siente como si empezáramos de nuevo. Esto nos motiva bastante.»
– Muchas bandas suelen caer en una zona de confort y parece que hacen lo mismo una y otra vez. ¿Qué marcó la diferencia en Near to the Wild Heart of Life con respecto a sus producciones anteriores?
David Prowse: «Tienes razón, es muy común entre las bandas empezar a sentirse cómodos y crear cosas que se perciben un poco iguales, lo que debe hacer muy difícil obtener inspiración. Cuando empezamos a platicar sobre este disco nuestra prioridad fue sentir esa necesidad de escribir cosas nuevas, no era que supiéramos lo que queríamos lograr pero sí sabíamos lo que no queríamos, y eso era no hacer otro disco exactamente igual a Celebration Rock. Queríamos tomar el tiempo para planearlo, exigirnos mucho más en la composición, producción y grabación, así que nos tomó un buen tiempo averiguar cómo iba a sonar.
«Tuvimos mucho más tiempo para experimentar sonidos e ideas que creímos podían ser increíbles. Por ejemplo, hay sintetizadores, guitarras acústicas, diferentes tempos en las canciones, hay com- posiciones y arreglos mucho más elaborados; literal, nos sentábamos en el estudio y nos preguntábamos, “¿quieres intentar esto?”, y lo hacíamos, a veces funcionaba y a veces no pero necesitábamos ese tiempo para explorar y buscar nuevas alternativas en nuestro sonido. El disco sigue sonando a Japandroids pero, de alguna manera, dejamos claro que seguimos cambiando, que seguimos en movimiento hacia diferentes direcciones y esto hace que se sienta como una especie de viaje, desde que empieza el disco hasta que acaba.»
– ¿Creen que esta evolución y experimentación fue forzada en algún punto del proceso creativo?
Brian King: «Para nada sentimos que fue forzada. Sí, introdujimos nuevos elementos a nuestras canciones pero nunca renunciamos a nuestra esencia, no pensamos “vamos a cambiar y ahora haremos canciones sin guitarra y sin batería, sólo sintetizadores”. No, se trató de buscar las piezas que se acoplaran de manera natural a lo que hemos hecho desde hace un par de años y el resultado es este disco, lleno de canciones de las que nos sentimos muy orgullosos y que sabemos suenan a nosotros. En resumen, sentimos que ahora somos la versión 2.0 de Japandroids.»