//Por: Oscar Adame
Que levante la mano la primer persona que nunca estuvo, o nunca quiso estar, en una banda durante la secundaria o la preparatoria. Todos crecimos con la inquietud de pertenecer a algo durante la adolescencia y una banda, sea por inquietudes artísticas, reconocimiento de las chicas, o por el simple hecho de ser ‘cool’, siempre sonará a la opción adecuada.
El cuarteto con tintes funk de Magpie Jay iniciaron como cualquier otra agrupación de chicos dentro de esa etapa: como una banda pedorra de covers a las bandas pop que figuraban como los héroes de sus integrantes. Sin embargo, la persistencia de estos cuatro chicos llegó a nuevos niveles cuando la banda sobrevivió a la etapa juvenil de éstos y empezaron a formar a su alrededor un proyecto serio, con ideas discursivas concisas, que ha logrado convertirse en una agrupación de calidad internacional.
Los costarricenses, formados en el 2008 aunque profesionalizados en el 2013, son Julián Garita en la voz, Felipe Apéstegui en la guitarra, su tocayo Gonzáles en el bajo y los teclados, y para terminar Sebastián Suñol, en la batería. Fue durante la cochera de éste último, en donde empezaron a reunirse después de clases para ‘sacar’ canciones y es en el mismo lugar en donde decidieron empezar a componer sus propias canciones.
Su primer disco, Monte Claro (2015), fue nombrado en honor a la finca en la cual se metieron para poder componer en paz e intimidad. El tiempo otorgado para ello fue bien recompensado pues Monte Claro no terminó siendo únicamente un disco bien recibido por la prensa nacional e internacional, si no que también es una delicia el escucharlo.
Temas como ‘Sexy Sinister Sex’ y ‘Today’s Conversattion’ remiten directamente al origen de la banda. Sus videos musicales, en especial aquel para ‘Today’s Conversation’, son tiernos, lindos, desparraman esa inocente curiosidad; las letras son suaves e idealistas; y la música remite directamente al rockpop radiofriendly buena ondita de los noventas. Se nota que bandas como Red Hot Chilli Peppers, el Radiohead del The Bends y los proyectos de Damon Albarn (sobretodo de la última etapa de Blur), son influencias directas estilísticas de la banda.
Mientras que su primer disco habla sobre la ansiedad por vivir y generar experiencias de la juventud, el segundo disco a palabras de la banda trata sobre las dificultades de la misma y del cómo lograr un escape. Así pues, Islita (2016), muestra a una banda un tanto más madura dentro de la parte musical. Hay canciones un tanto más aterrizadas tanto estructural mente hablando, como en la conjunción de sus elementos y deja ver una cara un tanto más pretenciosa, y romántica, de la agrupación con largos arpegios de guitarra, a la My Morning Jacket, integrados a su propuesta.
Así que sumérgete en el mundo juvenil de esta propuesta de Costa Rica, no te arrepentirás.