//Por: José Iván Ruiz Trejo
//Fotos: Nacorock, Vinicio Montero y Gibrán Ramses Villa para WARP
El segundo día de actividades del Vive Latino tenía una buena cosa en común: hacerte bailar por todos lados. Aunque los estilos fueran distintos y el público saltara y gritara de manera diferente, todos los ritmos te ponían a mover todo el cuerpo, de una manera u otra. Personas tan distintas podían unirse con el poder de las melodías de los grandes actos que cerraban un evento que, a pesar de las voces en desacuerdo, mejoró sustancialmente en todos los sentidos.
Desde los primeros actos como Mexican Dubweiser en el Escenario Indio Pilsner, se empezó a sentir como la tierra giraba, ya sea por los altos decibeles de las bocinas y por los saltos que pegaban sus seguidores. La agrupación de la llamada “Avanzada regia” encabezada por Marcelo Tijerina tuvo como uno de sus invitados principales a Randy Ebright y a Kinky, por lo que el movimiento corporal era inevitable.
Entrados de lleno en bailes distintos, era el turno de ponerlo en modo hip-hop, y esto fue con LNG SHT en la Carpa Doritos. Rimas pegajosas y hasta ayuda para la gente con capacidades especiales hicieron de este acto uno de los más interesantes, ya que, aunque tienen una buena cantidad de seguidores el nacido en Cancún seguro que subió su popularidad con frases como “Me sentía Scott Pilgrim y ella era mi Ramona Flowers” del tema ‘Muchacha I’.
El escenario Indio fue el que ahora puso de cabeza a los que estábamos presentes con Enanitos Verdes. El cariño que se siente por esta banda argentina que ya está asentada en nuestro país fue recíproco en lo que duro su acto. Los saltos cimbraron el recinto cuando se escuchó ‘La Muralla Verde’ y varias parejas pudieron bailar despacio con ‘Luz de Día’, con el que soltaron más de un suspiro enorme. El gran Marciano Cantero se dio el lujo de evocar a uno de sus ídolos como Andrés Calamaro en un gran cover de ‘Mil Horas’ que fue coreada a todo pulmón.
El poder del baile femenino también apareció de nueva cuenta en el Indio Pilsner con la llegada de la chilena Mon Laferte, una de las artistas emergentes más populares de los últimos tiempos. Con la mayoría de chicas vitoreando cada falsete de la sudamericana, temas como ‘Tu Falta de Querer’ o ‘Si Tú Me Quisieras’, una especie de ‘country pop’ que sacudió muchas caderas y que puso claro que la carrera de la solitas va en viento en popa y dará más de que hablar con su sencillez dentro y fuera del escenario.
Pero era tiempo de llegar a los momentos más rudos de este viaje de danza. Y esto llegó del otro lado del festival. Attaque 77 se presentó en el Escenario VL, con uno de los momentos más esperados por raudales de personas que traían camisetas con el logotipo de la banda. Una gran cantidad de cerveza lanzada al aire (esperando que lo fuera) solo era una especie de aliciente para que el ritmo del ‘slam’ no se perdiera en el centro de la banda bonaerense, quien volvió a recordarle a Donald Trump que “América” somos todos, para terminar con una de las rolas más plagiadas de las barras de fútbol “No me arrepiento de este amor”.
Había que correr para no perderse a uno de los actos más prendidos de la noche como lo era Marky Ramone en la Carpa Doritos. El segundo baterista de la famosa banda neoyorquina realmente rompió esquemas y, con toda la actitud característica del punk, soltó un set donde tocó más de 25 temas en menos de una hora. El ‘slam’ también estaba incluido, aunque en la rueda que pude ver atrás del sonido, de comenzar tímidos se destramparon al límte al escuchar ‘Blitzkrieg Pop’. Era una visitada obligada, a pesar de que los miembros originales ya estén fallecidos desde hace algún tiempo.
En unos metros de distancia, era momento de ver a Rancid por primera vez en México. Los ansiosos fanáticos que esperaron horas en el Escenario VL no se fueron con las manos vacías al ver el portento de show que dieron los formados en Berkeley, California. La voz de Tim Armstrong y Lars Frederiksen ponía a sacudir la cabeza de los presentes, además de que advirtieron que volverían de nueva cuenta al país muy pronto. Quizá eso alentó a los que se les hizo poco el setlist, que fue preciso para un festival y que culminó con ‘Time Bomb’ y ‘Ruby’, que ya hacían hinchados los pies del humilde escritor de estas líneas.
Pero el descanso tenía que durar poco para ver lo que, para muchos, era el acto principal de todo el Vive Latino. El dúo de música electrónica Justice se hacía presente en el Escenario Indio. Habrá que notar que el famoso ‘chiflido’ que siempre se escucha en los festivales de EDM fue callado con las primeras mezclas de audio y luces de Gaspard Augé y Xavier de Rosnay. La escena europea nunca podrá ser superada como la de los galos, quienes han perfeccionado el estilo de hacer un show tan impresionante, algo que no solo te hacía ‘bailar a la fuerza’, sino que también te ordenaba que pusieras atención a los paneles que cambiaban de color y de patrones, así como sampleos diferentes a rolas como ‘Audio, Video, Disco’ o ‘D.A.N.C.E.’
Aunque el escenario principal se empezaba a desalojar con la presentación de los europeos, los que se quedaron pudieron disfrutar de uno de los sets más lujosos e increíbles que se hayan visto en las ediciones de este evento. Muchos podrán decir que son ‘hijos de Daft Punk’, pero las influencias rockeras están presentes en cada momento, sobre todo en el remix que presentaron y en la psicodelia de su escenario, quien glorificaba la cruz que caracteriza su nombre y sus portadas.
Era el final de este día lleno de danzas y de mucha acción los pies, de los cuales quizá todavía muchos no nos recuperemos hasta dentro de unos días. Porque si de algo estamos seguros, es que el dolor en nuestros músculos vale cada momento. Yo, por lo pronto, afirmare que este fue uno de los mejores armados musicales que le recuerdo al Vive Latino en mucho tiempo, por lo que pocos ya no pueden refugiarse en “es lo mismo” si es que no quieren comprar un boleto para asistir a él.