//Por: Carolina Barragán
El Palacio Postal o la Quinta Casa de Correos es uno de los edificios más emblemáticos y símbolo del Centro Histórico de la Ciudad de México.
Esta imponente obra de arquitectura ecléctica fue levantada a comienzos del siglo XX como uno de los símbolos del porfiriato, que mostraban el desarrollo y progreso de los mexicanos que se había alcanzado en ese momento.
Para el año de 1902, se dio inicio a la construcción de la nueva sede de la Dirección General de Correos, siendo necesaria su reubicación debido a la importancia y al volumen de correspondencia que ya para aquellos tiempos manejaba el servicio postal de México. Es importante señalar que lleva el nombre de Quinta Casa de Correos debido a que el inmueble es la quinta sede del correo mexicano.
El lugar que ahora ocupa el Palacio Postal antes era el edificio del antiguo Hospital de Terceros de San Francisco o por su nombre completo, el Hospital Real de Nuestra Señora de la Pura y Limpia Concepción, una de las construcciones levantadas en él hacia el año de 1761 por la orden franciscana y cuyo fin dado era para atender solo a los miembros de la hermandad. El edificio sobrevivió la vida azarosa que padeció la ciudad durante todo el siglo XIX hasta el año de 1900, en que fue demolido para que en su lugar, que consta de 3,784 metros cuadrados, se levantara la construcción actual.
La obra se inició el 14 de septiembre de 1902, con la colocación de la primera piedra por el Presidente Porfirio Díaz. El proyecto y diseño del edificio fue obra del arquitecto italiano Adamo Boari, quien también trabajó en el Palacio de Bellas Artes. La construcción se llevó a cabo por el ingeniero mexicano Gonzalo Garita, ocupando para ello la novedosa cimentación tipo “Chicago”, consistente en una losa de concreto corrida con espesor promedio de 70 centímetros y una estructura de viguetas de acero con un peralte de 21 pulgadas en ambos sentidos.
Para 1901 comienza la demolición del Hospital de Terceros, los trabajos de construcción se llevaron al cabo durante 5 años, siendo terminada la obra en el año de 1907, e inaugurándose el 17 de febrero de ese mismo año por Porfirio Díaz, el cual en un acto simbólico, depositó dos tarjetas postales, con la imagen del Palacio Postal.
El edificio consta de cuatro niveles, el exterior del edificio destaca el trabajado en cantera de Chiluca, donde es posible admirar la perfecta combinación de los elementos pertenecientes a los estilos del plateresco isabelino y el gótico veneciano, guardando alguna semejanza con el Palacio Ducal de Venecia. La fachada principal en pan-coupé (Que cuenta con un chaflán en la esquina, visto en planta), en la torre principal del edificio se encuentra el reloj monumental que fue importado de Alemania por la empresa de los Hermanos Dienner y Compañía de la “Joyería La Perla” ensamblado en México, el cual en el año de 1907 se dejaba escuchar hasta cuatro kilómetros a la redonda.
El interior es espléndido. Las columnas del interior recubren la estructura de hierro que sostiene al edificio, se encuentran cubiertas en su totalidad con la técnica de la escayola. Destaca la señorial escalinata de la estancia principal realizada con mármoles mexicanos y herrería de bronce bellamente trabajada por la Fondería Pignone de Florencia, quienes también realizaron los detalles de los pórticos, las ventanillas, las gárgolas y farolas del exterior y demás trabajos realizados en bronce en el interior. El remate del cubo de dicha estancia se encuentra cubierto por un enorme domo de cristal emplomado transparente diseñado por Boari. Destacan también los escudos que coronan los remates de la arquería interior del tercer piso, en donde se exhiben los escudos de los países que formaban parte de la Unión Postal Universal a comienzos del siglo XX. El costo total de la obra fue de $2,921,009.94.
A mediados de la década de los 90’s del siglo XX se llevó a cabo una intensa labor de restauración en todo el inmueble, destacando en dicho trabajo el rescate de algunas áreas que fueron ocupadas por edificios anexos, así como la limpieza y recuperación de la cantera del exterior, y la recuperación de elementos y detalles originales en el interior. Se logró recuperar el espacio para reinstalar los elevadores originales diseñados por la firma Otis.
Fue declarado monumento artístico el 4 de mayo de 1987. Alberga en su último piso la sede del Museo de Historia y Cultura Naval de la Secretaría de Marina, inaugurada el 23 de noviembre de 2004.