No lo había notado antes, pero los domingos en la tarde son un momento perfecto para disfrutar de un concierto.
Se siente y sabe diferente.
Y es que, después de dos días llenos de actividades, y el almuerzo dominical de rigor, bajarse del tren del fin de semana con música en vivo no cae nada mal.
O subirse.
Al menos, así me pareció:
El pasado domingo 20 de enero, las bandas 424 y Alphabetics se presentaron en Warp Live, una nueva iniciativa de conciertos mensuales gratuitos. Originalmente, el toque iba a contar con la participación de la banda mexicana Enjambre, que viajaba desde Colombia para dar su primera presentación en el país.
Curioso.
Antes de ese día no sabía que para ir de Costa Rica a Colombia, y viceversa, es requisito estar vacunado contra la fiebre amarilla.
Enjambre tampoco lo sabía.
Alphabetics
Alphabetics salvó el día remplazando a Enjambre y comenzó su set con ‘Maverick’. Bryan Rothschild, bajista de la banda, aprovechó para agitarse con desenfreno, como lo acostumbra, sin fallar una nota.
No sé cómo lo hace.
La banda contaba con un hombre menos (el guitarrista, Javier “Bisti” Sánchez, no pudo tocar por razones de fuerza mayor), pero su música estaba ahí y con ella la energía con que contagia usualmente al público.
De tercera vino ‘Supernova’ y después tocaron ‘Paint Paint, Paint’. Irónicamente, es la primera vez que veo a Alphabetics interpretar esta última sin estar cubiertos de pintura.
Todo bien, esto es Alphabetics un domingo.
Con un pequeño pasaje instrumental como introducción, la banda tocó ‘Frutista‘ y continuó su presentación con canciones de su EP debut como ‘Ciencia y Soya‘, además de un cover de la banda Two Door Cinema Club.
Alphabetics terminó el exquisito platillo que fue su concierto con ‘Bistek’, oportunidad que Rothschild aprovechó para descender del escenario y pasearse en medio de la gente que bailaba con intensidad.
“Se bajó el bajo”, dijo un adolescente a otro por ahí.
Intermedio
Después de observar una proyección, donde caras conocidas introducían a la revista Warp, vimos un video en el que Enjambre nos extendió sus disculpas por faltar a la actividad y externó sus deseos por reponer el concierto.
A pesar de que tenía muchas ganas de ver a esa banda, había olvidado su ausencia durante el calor del show.
Y estaba a punto de olvidarla de nuevo.
424
La segunda banda de la noche cortó el silencio con ‘Tijeras’, extracto del EP con que debutaron unos años atrás. La introducción de dicha canción, sin embargo, es diferente a la versión de estudio. 424 dio una pincelada de su evolución musical, utilizando una progresión de notas alternativa que produjo una atmósfera más oscura para la pieza.
A continuación vino Verano Verde, parte de su nuevo LP, Oro. En la interpretación en directo, se podía apreciar con claridad cómo Felipe Pérez, cantante de la banda, hacía una especie de efecto de trémolo con la voz durante un interludio musical.
“¡Tiene un no sé qué!” decía en alto, con puños al aire.
‘L´Archeologo’ apareció de tercera, momento en que el frente del escenario estaba completamente rodeado jóvenes cargados de euforia. Pérez cantó el coro con fuerza y determinación, como dándoles un consejo.
Durante ‘Los Cuervos’, la banda hizo uso de un nuevo aparato que, al presionar un botón a tiempo, le permitió a Felipe insertar distintos sonidos que acompañaban su voz.
‘Cinco Cuartos’ llegó de seguido con un efecto hipnótico, producto de su no tan convencional cuenta en 5/4 durante el riff principal. Aunque usted no sepa lo que eso significa musicalmente, al escucharlo, lo entiende todo.
“Gracias a Alphabetics por haberse animado a tocar, un aplauso por favor”.
Después vino ‘Mapas y Caminos’ o Capas y Mapinos, como bromeo la banda al final de la misma. Piezón, nada más por decir.
Los gritos y aplausos parecían no tener fin después de semejante ejecución, pero eventualmente cesaron para dar paso a ‘Agua Dorada’. “¿Será que no me muevo?” cantaban muchos el estribillo, mientras contradecían sus palabras con su cuerpo.
Al terminar esa canción, hubo un desperfecto en los teclados, que obligó al resto del grupo a improvisar mientras Felipe trataba de arreglar el problema. Eduardo Mena, guitarrista; Juan Carlos Pardo, baterista y Leo Valverde, bajista, comenzaron de manera tan natural, que estoy seguro muchos no notaron lo que sucedía.
De repente…
Proveniente de la batería salió una voz que cantaba el tema del Príncipe del Rap. El jamming de los músicos en escenario, se nutrió con los coros del público, que se unió a la espontánea parodia musical entre carcajadas.
Gracias Pardo. Siempre nos hacés sentir entre amigos.
El concierto prosiguió sin contratiempos con ‘En La Mañana’, ‘Ánimo’, ‘Soñábamos’ y ‘Gala’, sencillo que la banda lanzó recientemente. Se notaba que hubo varios que llevaban rato esperando escuchar esta última, ya que brincaban de alegría mientras entonaban cada nota y enunciaban cada palabra.
“Nunca tuve ganas…”, cantamos la mayoría. Sintiéndonos identificados algunos.
Aplauso ensordecedor.
El concierto llegó a su fin con ‘Al Hueco’, otra pieza que muestra la metamorfosis que ha sufrido la banda a través de los años y es prueba de un ciclo natural de maduración.
La materia no se crea ni se destruye, solo se transforma. Creo que la música es igual.
La gente pidió otra, pero eso fue todo por el día. Hasta el próximo Warp Live será.
En fin… fue una excelente manera de terminar mi semana.
O empezarla.